CiberEntrevista: Carlos Dearmas. Dibujante. "El que pone pasión en lo que hace conseguirá el respeto a donde vaya".

26 Ago 2016

Dibujante autodidacta nacido hace 33 años en la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos. Caricaturista fisonómico de oficio desde hace 15 años, ilustrador con insistentes incursiones en el mundo de la historieta.

-Contame sobre tu historia con el dibujo.

Mi historia con el dibujo creo que es mi misma historia, ya que es lo que hago desde que recuerdo y nunca dejé de hacer. De niño lo que me llevó a dedicar mil horas diarias a dibujar creo que fue más que nada el cómic, si bien siempre me gustó plasmar lo que tenía alrededor, escenas cotidianas, personas queridas, mascotas. Creo que nunca creí que pudiera llegar a vivir de eso hasta que a los 18 me encontré sin trabajo, sin plata para estudiar y un poco insatisfecho con los pocos caminos que la vida me ofrecía. Entonces conocí a un artesano que me propuso que fuera a la feria a hacer retratos. Como buen inconsciente que soy, compré unos materiales y fui de una, y creo que fue cuando vendí el primero que mi cabeza hizo un click. Desde entonces supe que lo único que necesitaba para vivir de lo que me gustaba eran trabajo y huevos (bastantes en realidad, no te voy a mentir), así que me puse en ello. El trabajo de caricaturista fisonómico me ayudó a encontrar tiempos para madurar mis ideas sobre la ilustración y el cómic, tareas menos redituables por lo general, pero más gratificantes para mí. Y lentamente comencé a guiar lo que la gente quería cada vez más cerca de lo que yo quería ofrecer.


-Sos un tipo que VIAJA con su arte. y dibuja para la gente en las calles. ¿Como es esta experiencia, el trato directo con las personas que van a comprar tus ilustraciones?.

Ese trabajo siempre me resultó muy gratificante y creo que siempre tendré que estar agradecido a mis clientes circunstanciales, que fueron los que fortalecieron mi confianza en etapas iniciales, además de procurarme el sustento. Creo que trabajar en la calle o en ferias da un valor distinto a lo que uno hace. No hay nada más bonito que ver a un niño alejarse mirando su caricatura con ojos alegres, a riesgo de tropezarse por no apartar los ojos del papel. Obvio que tampoco faltan los disgustos más inimaginables. Pero otro lado, en términos más egoístas, creo que el trato directo con el público es una fuente casi inagotable de anécdotas que pueden nutrir tanto a un buen ojo como la buena literatura. 


-¿Tuviste alguna vez problemas por estar dibujando en la calle?, ¿Dónde?.

Mil veces. Estamos en la época de la regulación, que no es otra cosa que la expresión del deseo de control y la supresión de lo que no da ganancia al gobierno o a las empresas influyentes. No hay otra razón para que se reverencie a un ilustrador que trabaja para una editorial de renombre y se criminalice al que muestra obras muchas veces superiores en la esquina de nuestra casa. En cuanto a lugares, podría nombrar muchos, aunque creo que el que más me duele siempre es mi pueblo, que, gracias al dinero y las promesas de turismo, ha dejado lentamente de ser el pequeño lugar que amé de niño para convertirse en una mezcla de feudo retrógrado y capital arribista de la doble moral.


-¿Cómo es para vos el ser un artista independiente, que además es un trotamundos?.

No sé si me consideraría trotamundos, en el sentido de que siempre me he dado tiempo para establecer intimidad con los sitios en que he vivido. Pero es cierto que cambiar de lugar periódicamente es un desafío interesante, en términos de laburo y también en el trabajo de autor. Por un lado, establecerse en un lugar implica estar dispuesto a aceptar nuevas reglas y gustos. No creo que fuera buena idea ir a una feria de Salta con lo que ofrezco en una de aquí, y aquí no sería buena idea salir a trabajar a la calle con la soltura que uno podría hacerlo en Salta. Por otro lado, moverme por sitios de Latinoamérica a nutrido ampliamente mi capacidad de representación. Es como pensar en decir un chiste a tu grupo de amigos, luego a personas de tu región, luego de distintas partes del país, del continente, del mundo. A la larga te encuentras alejado de la comodidad simbólica inicial, tal vez tendiendo con tus humildes herramientas a la búsqueda de cierta universalidad.


-¿De los lugares que visitaste, hay alguno en particular que recuerdes, bien o mal? ¿Por qué?.

En atención a lo que comentaba antes, tengo que admitir que los lugares que sólo he visitado, no me quedan en la mente más que como postales bonitas. Lo que me cala de los recuerdos son siempre las rutinas que uno se construye. Por ejemplo pienso en Salta y recuerdo las tortillas calientes en el parque San Martín en invierno, una casa bonita con un gran patio en Mitre al 2200, la peatonal con los jipis peleando por bobadas, y las señoras que tejían sentadas en los canteros, el barrio Autódromo y mi amiga Lili tejiendo en un telar 10 veces más grande que ella. Felizmente, y sin temor de sonar romántico, tengo recuerdos así de muchos sitios en los que viví, y eso es siempre es lo más reconfortante.

-Más allá de tu laburo independiente, ¿trabajas para alguna editorial?.

He hecho algunas cosas sueltas por ahí, pero tengo que admitir que nunca lo he buscado demasiado. Además, cuanto más conozco al respecto, más me doy cuenta de lo difícil que es lograr un acuerdo con una editorial que, además de darles ganancias a ella, sea beneficioso para uno. Creo que sumergirme verdaderamente en el mundo editorial es una cuenta pendiente. De todas maneras pienso que no deja de ser una buena táctica reservarse ese naipe: A la larga uno envejece y no está para andar cargando mochilas de lado a lado, de modo que no está de más haberse cuidado de no hartar al público de ver su trabajo.


-Algo que destaca en tu producción, son esas ilustraciones a tinta en hojas de libreta que caben en la palma de tu mano. ¿Cómo surgen estos dibujos?.

Mis cuadernos surgieron hace casi un año y medio en realidad, a modo de bitácora y campo experimental. Suelo ser muy meticuloso con mi trabajo y eso suele llevarme a veces a callejones sin salida, o dejarme días rondando una imagen que ha aparecido en mi cabeza. Creo que un día me di cuenta que mi cabeza se había vuelto un cementerio de imágenes no natas. Y que mis pretensiones técnicas no valían esos abortos, es más se veían afectadas por ellos. De modo que comencé dibujando lo que vivía, a manera de anécdota, hasta que la anécdota tomó otro significado para mí, un significado que aún está en construcción, claramente. Dibujo lo que vivo, lo que pienso y lo que me pasa, pero teniendo en claro que una anécdota es una idea libre, no una descripción de un hecho. 


-Tenés una serie de espectaculares ilustraciones sobre superhéroes. ¿Te ves como dibujante de comics?.

Me gusta dibujar cómics, si bien estoy un poco apartado hace un par de años. Es más, en breve estaré publicando por entregas uno que traigo entre manos. Pero los temas de mis historietas no suelen tener que ver con los superhéroes. Me encanta y me divierte versionar los superhéroes ya que los amé de niño y adolescente. Dibujarlos es un recreo hermoso, un tiempo de juego y disfruto mucho cuando me piden comisiones con esa temática. Pero creo que no me interesaría trabajar para una editorial de ese tipo, ya que no siento que sean espacios que ofrezcan posibilidades de crecimiento a los artistas sino moldeadores de estilo, y de lo más mojigatos. Creo que, más allá de las pagas, las condiciones de trabajo son parte de la calidad de vida, y son algo por lo que uno siempre debería preocuparse.


-¿Cuál es tu visión sobre el arte callejero en Latinoamérica?.

 No sé si puedo considerarme muy calificado para opinar sobre ello, pero en lo que conozco, creo que los espacios independientes son cuna de artistas impresionantes, aunque también de una serie de vicios muy lamentables. Siempre he luchado contra la idea de que lo independiente es lo feo y lo poco profesional. Me parece que lo más valioso del ámbito son los artistas que construyen su oficio, que no paran, que se refinan y piensan lo que hacen, que no se contentan con dañar simbólicamente los productos de la cultura hegemónica, sino los que se lo apropian y lo moldean, los que dan forma a la arternatividad, los que construyen significado. Por suerte, a pesar de la marejada de adolescentes disgustados que creen que hacer arte es rayar el auto último modelo del papá que les da la platita para comprarse la marihuana, todavía hay gente que debate y la guerrea, gente que no deja que el mercado monopolice la crítica y la belleza.


Por último, dedícale unas palabras a todos aquellos que sueñan con dibujar y viajar por el mundo.

No sé si pueda animar a quienes desean viajar, creo que para viajar sólo hace falta dinero. Pero sí creo que puedo decir que estar en distintos lugares, abrirse a ellos, darse la cabeza contra la pared y aprender de eso, no tiene desperdicio. En cuanto al amor al dibujo, creo que lo que puedo decirles es que trabajen, trabajen mucho y con lo que tengan a mano, y háganlo para buscarse a sí mismos en ello, para construir aquello con lo que vivirán el resto de su vida, no para emular modas que ni siquiera les dan verdadera ganancia. Las modas, las tendencias, van y vienen y sólo queda el oficio y lo que extraemos de él. El que pone pasión en lo que hace conseguirá el respeto a donde vaya y, si en un lugar se les niega, pues a otro sitio... y que ellos se lo pierdan...



Para seguir su trabajo, visiten su pagina en Facebook . Carlos Dearmas o la gloria de estar sano.

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