La evolución del cine zombie. Por Luciano Avila.

16 Oct 2017
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Ilustración, By Lucien Raven.

La evolución del cine zombie


Es curioso cómo un subgénero del terror que podría aparentar ser algo limitado, logró mantenerse vigente durante tanto tiempo, desde producciones independientes hasta blockbusters, e introduciéndose en la filmografía de reconocidos directores no especializados en el subgénero, como Edgar Wright, Peter Jackson, Robert Rodríguez, Zack Snyder o Danny Boyle. Han incluso ingresado a las series de televisión, rompiendo la barrera del tabú que algunos (tanto cadenas como espectadores) tenían respecto a transmitir masivamente y de manera regular contenido con semejante violencia gráfica, que se normalizó con series como Dead Set (2008), The Walking Dead (2010) y Z Nation (2014). Pero el camino hasta que se llegó a este punto fue largo, como todo subgénero, no nació de un día para el otro, sino que fue una sumatoria de elementos que se fueron incorporando con el transcurrir del tiempo y la experimentación. Si bien la palabra “zombie” nació mucho tiempo antes que las películas de muertos vivos, White zombie (1932) es considerada como la primera cinta donde estos seres sobrenaturales aparecieron en pantalla, en la que se induce el estado zombie a uno de los personajes mediante magia vudú, pero que se encuentra lejos de las epidemias de muertos vivos que serían una pieza recurrente del subgénero más adelante. Esto no sucedió sino hasta que apareció Night of the Living Dead (1968) de George Romero, la película tomó como influencia la novela I am legend (que décadas después recibiría adaptación cinematográfica con Will Smith) y aunque en ninguno de los 2 casos se utilizaba la palabra “zombie”, el concepto empleado para sus “muertos vivos” es inequívocamente similar. Night of the Living Dead es considerada por muchos como la película más influyente del cine zombie, ya que establece casi todas sus bases (de las que más adelante se crearían variaciones), como que los zombies son cadáveres reanimados que buscan comer la carne de los vivos atacando en hordas, que no piensan, no se cansan, no se ven impedidos por sus heridas y que solo pueden morir cuando se les destruye el cerebro.

Pero Romero no es considerado el padre del cine zombie sólo por darle al subgénero sus rasgos característicos, sino también por saber llevarlos más allá 10 años después. Romero, tras su primera e influyente película, había perdido frente a su ex-compañero John Russo los derechos de utilizar “living dead” en los títulos de sus siguientes proyectos, teniendo así que emplear “of the dead” en su lugar. Es así que en 1978 estrenó Dawn of the Dead, la producción zombie más grande hasta ese momento, con innovadores efectos especiales (a cargo de nada menos que Tom Savini) y dándole lugar a otra cualidad del subgénero: el gore y la violencia gráfica. Además de demostrar que los zombies, pueden ser mucho más que seres sobrenaturales funcionales a meter en aprietos a los protagonistas, ya que al darles el contexto adecuado, pueden utilizarse para criticar determinadas actitudes sociales (como en este caso lo hace con el consumismo).

Una vez asentadas las bases, el subgénero comenzó su expansión, películas como Day of the Dead (1985) y Re-Animator (1985) le dieron un toque más científico a la reanimación de muertos. Además, Day of the Dead planteó un esbozo del potencial intelectual (limitado) que eran capaces de desarrollar los zombies, mostrando que podían razonar y aprender alguna que otra cosa.

El subgénero ha presentado tantas variantes, que existen casos donde es polémico catalogar algunas cintas como una película de zombies, tal es el caso de Evil Dead (1981) ya que si bien son cadáveres poseídos por espíritus, algunos también los consideran muertos vivos, pero no vamos a debatir eso acá. Si bien esta película ya existía para cuando llegó Return of the Living Dead (1985), no fue sino hasta que se estrenó esta última que empezó a florecer la mezcla de zombies y humor.

Como mencionamos anteriormente, John Russo es el injustamente menospreciado co-creador de Night of the Living Dead, tras romper alianzas con Romero, siguió su propio camino y tiempo después escribió Return of the Living Dead, una cinta tan gore como humorística, con referencias culturales de la época incluidas. Hasta se permitió algunas libertades sobre la mitología zombie que se conocía hasta el momento, en esta película los muertos vivos eran claramente inteligentes, podían hablar, moverse rápido y por primera vez deseaban ingerir específicamente el cerebro humano. Luego de Return of the Living Dead, emergieron películas como Braindead, también conocida como Dead Alive (1992) o Evil Dead 2 (1987), que llevaron algunas características del subgénero al extremo y le dieron más lugar a la comedia que el resto de las películas de zombies habidas hasta el momento.

Con la catarata de cintas sobre muertos vivos que fueron apareciendo con el correr de los años, el término “zombie” se fue volviendo sinónimo de un estereotipo visto hasta el cansancio y comenzó a decaer. Es así que el subgénero debió reinventarse, alejándose notoriamente de su fórmula clásica y por esto es que comienza a acrecentarse la tendencia de las películas por utilizar seres con algunas características similares a los zombies, pero que no son nombrados como tales. Buscando apartar las historias de esa etiqueta estereotipada, se opta por llamarlos “infectados”, aunque la historia y acontecimientos que se presentan suelen ser muy similares a los de las historias de zombies, con escenarios post apocalípticos repletos de criaturas de forma humanoide que solían ser personas conscientes y que ahora buscan asesinar humanos. Esta modernización de la esencia zombie, llegó al cine primero con 28 Days Later (2002) y continuó con la adaptación de I Am Legend (2007). Con esta reinvención, los zombies que corren (si bien no era la primera vez que se veían) se empezaron a hacer presentes más a menudo, por ejemplo en la remake que Dawn of the Dead tuvo en 2004 o en World War Z (2013).

Por esos años, el subgénero también se vio revitalizado con cintas como Shaun of the Dead (2004) o Zombieland (2009) que, además de combinar maestramente terror y humor, volvieron a utilizar a los zombies como medio para criticar a la sociedad moderna, así como también haría la antes mencionada mini-serie Dead Set (2008) con una brillante analogía del mundo de los reality shows.

Por otro lado, tras el sorpresivo éxito de The Blair Witch Project en 1999, vino el boom de las películas de found footage (o “metraje encontrado”), frente a lo que el cine zombie no quiso quedarse fuera y es así que surgen producciones que buscan indagar en la mezcla de estos 2 subgéneros. Algunas con una calidad y aceptación pobres, como la anteúltima película de Romero, Diary of the Dead (2007), y en otras (escasas) ocasiones encontraron un éxito mayor como en el caso de REC (2007), donde si bien (al igual que con Evil Dead) no podemos hablar de zombies en toda la regla, ya que se revelan como posesiones demoniacas, mantienen el principio zombie, con la idea de epidemia infecciosa a través de mordidas y la búsqueda desesperada por carne humana.

Para este punto, el nicho de los muertos vivos creció tanto, que invadió las producciones bizarras y también las independientes (y en muchos casos ambas a la vez). Los resultados no se hicieron esperar, y es así que surgieron películas como Night of the Living Jews (2007), Planet Terror (2007), Dead Snow (2009), Zombeavers (2014), Night of the Living Deb (2016), Daylight’s End (2016) y un extensísimo etcétera, que homenajean o se ríen del cine zombie, ridiculizando su vasta cantidad de variantes y los estereotipos del subgénero.

Como última variante a nombrar, hay propuestas como The Walking Dead que retoman (con una calidad cuando menos cuestionable) la esencia planteada por Night of the Living Dead, donde los zombies quedan en una situación más contextual para la historia y la verdadera amenaza son los humanos y su comportamiento antes situaciones extremas. Así como también, otras producciones han tomado el mundo de los muertos vivos y han decidido alejarlo totalmente de su esencia de terror, eligiendo brindarle un tono puramente dramático, como la serie In the Flesh (2013-2014), o Les Revenants, película del 2004 que luego tuvo su adaptación a serie en 2012, las cuales se centran en los prejuicios y problemas tanto personales como sociales que debe afrontar alguien que acaba de regresar de la muerte e intenta reinsertarse en la sociedad.

Sería demasiado cliché (y debatible) concluir este artículo diciendo que el subgénero zombie está más vivo que nunca, pero lo que sí se puede afirmar, es que a través de los años el cine zombie realmente se ha probado versátil, presentando muchas variantes en su mitología, demostrando que no teme cambiar las reglas del juego, que sabe reinventarse para sobrevivir y que no tenemos garantía de que más adelante no sepan volver a hacerlo, porque (paradójicamente) es un subgénero que se niega a permanecer muerto.

 


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