Berrinches

04 Abr 2017
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archivo saltabebé revista

Los caprichos y berrinches ocupan un lugar importante en el desarrollo emocional del niño. Es normal que se rebelen, contradigan a los padres y no estén dispuestos a aceptar límites. Esto responde a un proceso de autoafirmación y de necesidad de contención. 

A medida que el niño crece va adoptando ciertas pautas de comportamiento y va aceptando las normas.  Pero en ese camino aparecerán los famosos caprichitos y berrinches con los que el niño puede estar buscando expresar algo, llamar la atención o simplemente conseguir lo que se propone. 

Un bebé de ocho meses puede hacer una rabieta cuando nota la distancia de la madre. Es su manera de recuperar a la persona que satisface todas sus necesidades. Hablarles con un lenguaje que ellos puedan comprender será la clave para desarrollar una comunicación fluida y perdurable con nuestros hijos. 

Después del año de edad, el  niño se encuentra en otra etapa de su desarrollo y puede tener otros intereses. Es importante establecer horarios para el juego, la comida, el baño. Una rutina lo hará sentir más seguro y al conocer lo que sigue en su día se evitarán muchas rabietas producto de la irritabilidad y el desconcierto por lo que vendrá. 

Cuando un niño escucha la palabra “no” de manera repetitiva, esta deja de surtir efecto. Será tarea de los padres buscar alternativas positivas para marcar los límites con el lenguaje corporal. El ceño fruncido, una mirada penetrante, o un tono de voz más enfático y firme pueden ayudar.

Educar sin golpes es la premisa de la mayoría de los padres de hoy, disciplinar con la palabra es un gran desafío que se logra internalizando la idea de que los gritos, los insultos y las humillaciones dejan en los niños marcas terribles e imborrables que los condicionarán en su vida de adultos. Es importante destacar que ante una situación de riesgo, un chirlo dado a tiempo puede ser muy útil.  Si vemos que el bebé intenta meter un dedo en el enchufe a pesar de le explicamos el peligro que representa, una nalgadita puede ser el correctivo que está necesitando y de esa manera evitaremos que se haga daño. El niño debe comprender las razones de nuestros no, porque de lo contrario va a reincidir en la misma conducta. 

Escándalos en la vía pública… ¿Qué hago?
Los berrinches en público son una especialidad de los chicos. Gritan, patalean en el piso, lloran hasta ponerse morados, sólo porque no les compramos el juguete objeto de su deseo. Esto puede hacer perder la paciencia a muchos padres. Lo primero que hay que pensar es que el niño que ya se percibe como un ser individual, experimenta angustia y frustración ante una respuesta negativa. No tienen muy claro el concepto de tiempo y cuando quieren algo lo quieren ya.

Cada niño es diferente y no funciona lo mismo para todos, pero una buena táctica es intentar explicar nuestros motivos para no acceder a sus caprichos y que puedan entender de manera paulatina cual es la conducta que deben adoptar frente a personas extrañas en la calle. 

Sería oportuno indicar que en ese momento no se puede, pero luego se podrá. Abrazarlos, besarlos, pedirles que respiren profundo para calmarse y decirles lo mucho que se los ama.

Si el mal comportamiento es extremo y los padres ya no saben cómo manejar la situación es hora de acudir a un profesional que pueda brindar un aporte y orientarlos para encontrar soluciones. Las rabietas desmedidas pueden ser un indicador de algo que está sucediendo en la familia. 

Consejos para prevenir berrinches
Lo que más necesita un niño es la atención de los padres. Tomate 20 minutos para jugar, charlar o leer unos cuentos juntos.
Los padres no deben ser amigos de sus hijos. Es importante que cumplan su rol de padre o madre con autoridad, no con autoritarismo.
Enseñarles a compartir y a dar, e inculcarles valores como el respeto y la generosidad.

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Con el asesoramiento de Leticia Candia. Psicopedagoga. 

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