Estudiantes y periodistas, una nueva forma de transitar el secundario

La creación de centros de estudiantes en los secundarios está cambiando la relación con las autoridades. Una publicación escolar crea nuevas posibilidades de diálogo.

21 Dic 2014
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JÓVENES. Luciano Camaño y Martín Aramayo, estudiantes de la escuela Normal. FOTO LA GACETA.

El Centro de estudiantes de la Escuela Normal acaba de sacar el primer periódico escolar. Con una tirada en papel y con un sitio web, los jóvenes incursionan en el periodismo para hablar desde los problemas más comunes de los adolescentes, hasta criticar medidas educativas.

Luciano Camaño es el presidente del Centro, Martín Aramayo es el secretario de prensa y diagramador. Ellos dos junto a un tercer compañero lanzaron el periódico. Ahora el staff de “Sin Comentarios”, cuenta con 12 colaboradores. En la conversación que ambos tuvieron con LA GACETA queda en claro que estos jóvenes están convencidos del poder de la palabra para cambiar, al menos, el mundo más cercano y cotidiano: la escuela a la que asisten.

Abordan todos los temas. En uno de los números hay una entrevista a la reina de la escuela, que ganó el concurso en capital; también hay un artículo criticando que La Normal cobre $400 de inscripción de manera obligatoria, cuando la educación debe ser gratuita.

“La idea es que salga una vez mes en papel, quizá una vez cada quince días”, cuenta Aramayo. De todos modos hacen hincapié en las ventajas de la edición digital: “ahí se ve una participación más activa de los estudiante: pueden comentar, pueden compartir las notas”, dice Camaño. La relación con las autoridades de la escuela tiene sus complicaciones. “El diario le gusta mucho más al vicedirector que a la directora. Y en ese sentido el vicedirector es el que más nos impulsó y nos tiró los fondos para realizar la impresión”, señala Camaño. Incluso indica que cuando salió el diario la directora les pidió un balance económico del Centro y le dijeron que salía cada mes en la revista que presentábamos.

Hubo una sección controvertida dentro del periódico. Se llamaba El Muro y la idea era que los estudiantes pusieran frases de saludo, pero la utilizaron para insultar a profesores. Decidieron entonces sacar la sección. “No pensábamos que el muro se utilizaría para eso. Pensamos que la gente iba a mandarse saludos o algo así. Pero cuando los mandaron lo descartamos, porque la idea no era hacer una hoja con insultos”, afirma Aramayo. Camaño cree que se llegó a esta situación violenta, de jóvenes con necesidad de expresar su enojo con profesores, por el conflictivo de la educación salteña, con dos meses de paro. Asimismo, no descarta los problemas de los chicos con algún profesor.

Además del vicerrector, varios educadores apoyaron la iniciativa. Una profesora de lengua corrigió los artículos, y luego promocionaron la revista profesores de educación física y matemática. “La idea es que participen profesores de lengua, para que también se pueda tomar como trabajo práctico y los chicos participen más porque participar te aleja de otras cosas, es mejor ocupar las energías en algo positivo”, dice Aramayo.

Otra sección busca conocer las opiniones de los jóvenes. Son pequeñas encuestas con preguntas del tipo “qué pensás de esto”. “Es una base que tenemos como sustentación para decirle a los directivos ‘esto es lo que falta, esto es lo que disgusta”, subraya Camaño.

Punto de tensión

Los centros de estudiantes crecen en la provincia. El avance hacia la federalización, las reuniones cada vez más frecuentes y fructíferas entre delegados de distintas escuelas prueban que ganan fuerza. 

La pregunta es cuál es el límite de ese avance. Cuáles son sus fronteras. El periódico que sacan los jóvenes de La Normal muestra un claro punto de tensión: ¿podrán los directivos mostrar la suficiente tolerancia – y madurez- para ayudar a financiar una publicación en la que se los critique y en la que se muestran sus falencias?

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