Desnutrición: “Los últimos 25 años el panorama se volvió amenazante para las comunidades”

La doctora en antropología, Catalina Buliubasich, analiza la situación de las comunidades en el NOA.

07 Feb 2020
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IMAGEN LA GACETA

Catalina Buliubasich, estudió durante años a las comunidades originarias del norte de Salta, especialmente las de las “tierras bajas” en donde se localizan la mayor cantidad de personas de pueblos originarios como los wichi, cazadores y recolectores.

Según la especialista, hay procesos históricos que fueron configurando la situación actual de las comunidades indígenas de Salta que son complejos: “existen dos grandes zonas con respecto a la diversidad cultural y étnica en Salta; tierras altas y bajas. En las altas, están los pueblos que se configuran en una gran tradición andina -en términos muy generales-. Mientras que en las tierras bajas los pueblos tienen dos grandes tradiciones la de lo chaquenses y amazónicos. Los Wichi son chaquenses, la comunidad más grande de Salta. Son muchos cazadores y recolectores dentro de su economía regional”, explica y agrega: “otra vertiente de los amazónicos serian el guaraní y chané, el caso de Salta”.

 “Si un plan fracasa sistemática todos los años, hay que cambiar la perspectiva”, dice sin vueltas en diálogo con LA GACETA. Según la especialista la Universidad Nacional de Salta cuenta con estudios que podrían aportar a la problemática estructural de pobreza y desnutrición en el norte salteño.

“Hubo algunas declaraciones que hay que poner a producir al chaco salteño y que los bosques protegidos impiden la producción. Yo creo que hay que revisar cuál es la idea de desarrollo porque eso no es lo que necesitan las comunidades”, reflexiona la actual decana de Humanidades.  

¿Por qué cree que se sigue postergándose en el norte a las comunidades originarias?

Hay una gran complejidad de procesos históricos que generan la configuración actual de estos pueblos; es el caso de los Wichi, ubicados en los departamentos de Rivadavia, Orán y San Martín. Hay una heterogeneidad de situaciones que, si uno tiene en cuenta, se dieron en los últimos 25 años situaciones que configuraron un panorama muy amenazante para las comunidades.

Esto tiene que ver, principalmente, con la expansión de la frontera agropecuaria. Hay una coyuntura que ha ido amenazando su condición biológica y, en lo directo, para los pueblos del monte, esa pérdida significa pérdida de los recursos del monte. Generó la pulsión migrar a las zonas urbanas de las ciudades del norte, sobre todo en Tartagal.

No se debería estar pensando en cambiar la cultura de las comunidades, sino la perspectiva de la política pública.

¿Cómo se relaciona esto con la desnutrición?

La cuestión de la desnutrición está ligada a los desmontes y a las fumigaciones. Esto tiene mucho que ver con la situación actual y cualquier política pública debe incluir un proceso de consulta y participación de las comunidades. Sin la decisión informada debidamente y aceptada por las comunidades es imposible realizar ningún plan, ni siquiera en este contexto de emergencia.

A veces se culpabiliza a los aspectos culturales y eso, desde todo punto de vista, es una falacia. No se debería estar pensando en cambiar la cultura de las comunidades, sino la perspectiva de la política pública.

Nuestro país y provincia garantizas los derechos de las culturas. Por lo que la diversidad cultural y la diferencia lingüística no debería ser un obstáculo ya que están garantizados por la Constitución Nacional y Provincial.

“Tenemos que tener un diagnóstico que contemple el tema de los desmontes, la fumigación y la propiedad de la tierra. Sin estos temas resueltos, es muy difícil avanzar en la situación del norte”.

¿Qué observa que sucede con las políticas públicas implementadas en los últimos años?

Lo que pasa, es que la política pública tiene que responder a la cuestión estructural. Por ejemplo, el tema del agua es un problema crítico y crónico. Siempre lo fue. También la incertidumbre de las comunidades con respecto a las tierras,.

Ahora se espera un fallo del a corte interamericana con respecto a los Lotes 55 y 14.

Tenemos que tratar como sociedad modificar la perspectiva de la política pública para tener un diagnóstico que contemple el tema de los desmontes, la fumigación y la propiedad de la tierra. Sin estos temas resueltos, es muy difícil avanzar en la situación del norte.

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¿Cómo avanzó la Universidad con respecto a las comunidades indígenas? ¿Fueron consultados por este tema actualmente?

Hay equipos de investigación de la Facultad que estuvieron involucrados en muchas cuestiones como los informes sobre los desmontes del año 1994. Se hicieron estudios en los lotes 55 y 14 que pueden aportar positivamente a la problemática.

Actualmente estamos preparando en la UNSA un informe para el Plan Argentina Contra el Hambre, intentando armar una propuesta de monitoreo, cartografía y una serie de cuestiones que permiten colaborar en esto.

Sabemos que, por un lado son las medidas que se toman ante la emergencia y, otra cosa, es la necesidad imperiosa de las comunidades de acompañarlas con un plan definido a mediano y largo plazo.

Existe un relevamiento completo realizado en 2007 sobre el departamento de San Martín. Harían falta más estudios así.

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