Wichis y COVID-19: el desmonte y la desidia estatal los condenó a una resistencia agónica

A la desnutrición, deshidratación y dengue, ahora hay que sumarle el peligro de que las ancianas y ancianos mueran de coronavirus llevándose con ellos conocimientos ancestrales, dice el antropólogo Fernando Pepe.

21 Abr 2020
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Foto archivo La Gaceta

*Por Fernando Pepe, antropólogo, presidente del colectivo Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social.

A la gripe española de 1918 se la considera la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones de personas, principalmente infantes. Pero en nuestro territorio, sin embargo, las "pestes", enfermedades infectocontagiosas del colonialismo europeo diezmaron a comunidades y pueblos enteros, con una inusitada virulencia y los muertos se contarían en 100 millones siendo conservadores en el cálculo si la historia no fuese escrita por los vencedores del mayor genocidio de la historia de la humanidad.

Pero bien sabemos que hay otra historia, la de los vencidos, que ni aún vencidos se rinden y a pesar del genocidio escriben con su lucha diaria la historia de nuestros pueblos. El pueblo wichi es un claro ejemplo. Fueron llamados por los conquistadores como matacos, que en español antiguo significa animal de poca monta, a pesar de que la traducción de wichi es "los que viven la vida plena". Fueron acorralados entre la frontera de Argentina y Bolivia para luego quedar nuevamente divididos por los estados provinciales de Salta, Jujuy, Formosa y Chaco.

En Salta, en particular, el desenfrenado desmonte y la desidia del estado provincial durante décadas los ha condenado a una resistencia casi agónica. Estudios antropológicos ya en 1974 describían una situación parecida a la actual, que nos da la pauta de un problema estructural.

A las muertes por desnutrición, deshidratación, ahora también de dengue como antes de cólera, hay que sumarle el peligro real de que las ancianas y ancianos mueran de coronavirus llevándose con ellos conocimientos ancestrales invaluables para su pueblo y para la humanidad toda. Un trágico remate para un pueblo que ve a sus indefensos infantes morir lentamente de hambre y sed. Es sin duda una deuda de la democracia llevar alivio, para empezar, a estos hermanos que son ejemplo de lucha y resistencia.  

La pandemia de gripe de 1918, conocida como la gripe española, fue una pandemia causada por un brote del virus Influenza A.H1N1. En España la llamaron gripe francesa. En Senegal fue conocida como gripe brasilera, en Brasil fue gripe alemana. En Alemania se llamó gripe de Flandes. Y en Polonia gripe bolchevique. Si algo nos enseña la antropología es que las epidemias siempre son foráneas. Ahora es el coronavirus el que nos acecha y si bien no sabemos a ciencia cierta todavía su origen, si sabemos que entre todos lograremos sobrellevar este desafío, chinos, europeos, argentinos, bolivianos, wichi, todos estamos hoy más que nunca en la misma barca. (Télam)

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