Alerta: ¿El glifosato es cancerígeno?

Desde la Organización Mundial de la Salud advirtieron sobre el posible peligro de varios productos. Uno de ello es muy usado en el campo argentino.

27 Mar 2015
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CAMPO. Una plantación de soja. FOTO WIKIMEDIA COMMONS/ Usuario Arielex

El pasado 20 de marzo se encendió una alarma. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud, cambió el status del glifosato, incluyéndolo en lo que se denomina "grupo 2A". Este grupo incluye a aquellas sustancias consideradas como "probablemente cancerígenas para los seres humanos”, e implica que existen pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos y suficiente evidencia de carcinogenicidad en experimentación animales. Así lo explicaron desde la ONG FARN, una organización que tiene como objetivo principal promocionar el desarrollo sustentable a través de la política, el derecho y la organización institucional de la sociedad.

El herbicida glifosato es uno de los más conocidos en Argentina. Y es una sustancia activa del producto llamado "Roundup", uno de los herbicidas más vendidos por la polémica compañia multinacional Monsanto. 

Desde FARN, explicaron que "el glifosato es el herbicida de mayor utilización en nuestro país, su expansión vino de la mano con la implantación de los cultivos genéticamente modificados (soja, maíz y algodón) que son resistentes a este principio químico. También se aplica para eliminar malezas en ambientes forestales, paisajísticos e incluso a nivel doméstico y su utilización ha sido objeto de diversos debates y controversias respecto al impacto en el ambiente y la salud humana".

FARN considera además que este informe de la OMS "ratifica el reclamo de cientos de ciudadanos, profesionales organizaciones sociales, grupos de vecinos y afectados que durante más de una década generaron acciones de concientización y señalaron que el inadecuado uso de esta sustancia acareaba graves peligros para la salud y el medio ambiente, contradiciendo las campañas publicitarias promovidas por las empresas que indicaban que la misma resultaba inocua".


Una cuestión política y económica

En diálogo con LA GACETA, el biólogo e investigador del Conicet, Francisco R. Barbarán, brindó un panorama general para entender mejor el escenario en el que se usa el glifosato.

"Existen muchas publicaciones en revistas científicas con referato que hablan de la toxicidad del glifosato", remarcó. "Leí que tiene efectos sobre anfibios, sobre todo causando deformidades en embriones", agregó luego.

También contó que "existe una asociación de médicos de pueblos fumigados que lleva un registro de casos en humanos, y ya han realizado varios congresos para denunciar el tema".

"La ventaja del glifosato es que es un herbicida barato y eficiente; se usan millones de litros en Argentina en cada campaña sojera", mencionó. Sin embargo, remarcó que "no debería fumigarse cerca de asentamientos humanos, pero es algo muy dificil de cumplir al encarecerse la aplicación y no existir el poder para controlar eso".

"Existe legislación en distintos municipios sobre la cantidad de metros a los que se debe fumigar, algunos dicen que se debe hacer a partir de 300 metros; otros hablan de más distancia", aclaró..

Según Barbarán, "el problema de fondo es que, aunque existe peligro por los agrotóxicos que se usan para las plantaciones de soja -algunos son incluso más peligrosos que el glifosato-, es la tecnología mas avanzada que hay para manejar el cultivo".  Luego opinó: "habrá que esperar que aparezcan agroquímicos menos tóxicos, pero el Gobierno no va a parar la cosecha de soja sino que busca lo contrario, es decir, incrementar los rendimientos un 50 % hasta 2020 segun el plan de Cristina Kirchner. Actualmente recaudan unos 10 mil millones de dólares por retenciones y no quieren renunciar a eso". 

"Por eso fracasó la ley de bosques", afirmó el investigador. "Los bosques no le interesan al Gobierno porque les arruina el objetivo de recaudación. Aunque la soja genere expulsion de población, pobreza, concentración de la propiedad de la tierra, hambre, exclusion y conflictos sociales, aquí prevalece un objetivo económico, todo lo cual está perfectamente demostrado y documentado con números", concluyó.

Una bomba química

Patricio Eleisegui escribió el libro “Envenenados. Una bomba química nos extermina en silencio”. Es una publicación dura que muestra la realidad de quienes padecen las consecuencias de estar expuestos a las pulverizaciones con agroquímicos en los campos del interior del país. 

Explicó como surgió el libro de la siguiente manera: "venía notando que cada vez había más denuncias sobre las aplicaciones de agroquímicos. Empecé a buscar información científica y a conectarme con los afectados. Cuando me quise dar cuenta ya tenía la mitad del libro".


“Envenenados” fue el primer libro y lo publicó a principios de 2014. Hace unos meses lanzó “Fruto de la desgracia”, que cuenta la manipulación y la falta de controles en la producción de arándanos en Argentina. Además, ya planea la segunda parte de “Envenenados”.

Si bien su investigación toma a Entre Ríos como el gran caso, la realidad es similar en muchas provincias, donde se encuentra cáncer, enfermedades y muerte. “Los municipios no ponen límites en las fumigaciones -insistió-. En muchos casos porque los mismos funcionarios también son productores”. 

En Argentina se usan productos que en Europa ya fueron prohibidos por su toxicidad. “Es el caso del glifosato, el 24D, el glufosinato. Aquí ya no se usa uno solo, sino que se arman cocteles”, agregó. 

Evaluación de insecticidas y herbicidas

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