Sara Facio: "me gusta ver el paso del tiempo en mis autorretratos"

La fotógrafa estará hoy en Salta para dar una charla a propósito de la muestra retrospectiva que se está presentando en el Museo de Arte Contemporáneo.

20 Ago 2014

La obra de Sara Facio fundó parte de la historia más conocida de la fotografía testimonial argentina. Sus retratos de celebridades, las postales sociales, el registro vivo de escenas de la vida cotidiana enseñaron a mirar distinto algunas cuestiones, algunos rostros y vidas que pasaron delante de su lente. Ahora tiene 82 años, eligió el retiro en 2005 y dice de sí misma que es una anciana. Sara Facio es más amable con ella misma a través de sus fotos, donde también fue su propia modelo y con las que consigue mostrar con todo detalle lo que las palabras no terminan de describir.

Esta tarde, a las 18.30 y en el Museo de Arte Contemporáneo (Zuviría 90), Facio será entrevistada por Silvia Mangialardi, a propósito de la muestra retrospectiva que continúa allí en exposición hasta fin de mes. Será una conversación sobre el oficio, sobre su mirada en el mundo y lo que aprendió en más de cinco décadas sacándole fotos. "Conozco Salta casi como una salteña. Es una provincia muy hermosa, fui mucho por trabajo y he conocido gente de ahí, como el Cuchi Leguizamón o Eduardo Falú", cuenta, y agrega que no son muchas ni buenas las fotos que conserva de aquellos encuentros. "Les saqué algunas pero ninguna con la que esté demasiado conforme. Eran fotos amistosas, más familiares, entre amigos, pero tengo lindos recuerdos".

-¿Qué tiene que tener un retrato para que se sienta satisfecha?

-Trato de que refleje la personalidad, no solo el exterior sino también el interior del fotografiado. Para eso se tiene que dar una circunstancia, más en la intimidad, donde aparece la parte creativa. Las fotos que tengo del Cuchi no son fotos que yo expondría o que compraría. 

-¿Cómo trabaja en la creación de esa cercanía?

-Es un encuentro muy íntimo, estamos solos en su casa o en mi estudio, o puede ser con una persona más. Ahí puedo tener otra conversación, el personaje sabe que estoy haciéndole una foto y colabora también, se deja atrapar o no. 

-¿Quién se dejó capturar por sus fotos y quien no?

-Casi siempre es gente famosa, algunos son más reacios o se sienten molestos. Y otros se entregan con facilidad, sienten que quieren dejar una imagen. Depende del personaje y también del momento de la toma. A veces uno hace una cita y no se puede conseguir ese clima.

-¿Le sucedió con alguien en particular?

-Con René Favaloro, que el día de hacer las fotos estaba operando y hubo una complicación después de la operación. Cuando hicimos el retrato estaba pensando en su paciente, no en la foto. La foto está bien, se puede usar, pero no es una foto con la que yo sienta que él está reflejado totalmente, como con una de Pablo Neruda o Julio Cortázar. Estos personajes que se han entregado y que yo los pude captar. Es muy difícil de expresar en palabras todo esto, si te pudiera mostrar las fotos te darías cuenta.

-¿Qué recuerdo tiene de Julio Cortázar?

-Es un personaje al que fui a visitar ya conociendo su obra y admirando su trabajo, que me había gustado mucho. Recién había salido "Rayuela". Fue en su casa de París, en 1967. Ahí le tomé las primeras fotos y al poco tiempo nos volvimos a ver y le saqué otras en su trabajo. En ese momento era traductor. Hubo por suerte una gran simpatía entre nosotros, muy auténtica, muy genuina, que hizo que a través de los años nos viéramos permanentemente. En esa época viajaba mucho a Europa por trabajo, a veces dos veces por año iba a París. Y cuando él venía a Buenos Aires iba mucho a mi casa para descansar. 

-¿Cómo era como modelo?

-Por suerte fiísicamente era un hombre muy buen mozo, muy atractivo. Ya eso hace que la foto desde el principio guste. Además tenía mucha conciencia de ls imagen y de su valor como escritor, y colaboraba porque quería salir bien. Era para mí muy fácil hacerle fotos.

-¿Cómo se lleva con los cambios tecnológicos que hubo en la fotografía en los últimos años?

-Me llevé muy bien. La incorporé casi al final de mi recorrido profesional y la aproveché mucho. Pero también me di cuenta de que tenía que aprender mucho y estudiar más a fondo si quería sacar provecho de todo lo que permite la técnica digital. Más allá de la facilidad, porque con una cámara digital saca fotos cualquier persona, pero para sacarle el jugo a todo lo que ofrece hay que trabajar y aprender. 

-¿Sigue haciendo fotos?

-No saco fotos de manera profesional. En 2005 me retiré. Ahora hago fotos para mí, pero como hobby. Le saco fotos sobre todo a mis gatas Glinka y Nefertiti. Tengo una cámara digital, pero me gusta sacar con la mía que es una Leica. Ya no tengo laboratorio y eso hace que no le de tanto uso. A mí me gustaba mucho la parte manual de la fotografía, trabajar en el laboratorio me gustaba muchísimo, y ahora con la digitalización es otra historia. Es fantástico para trabajar, pero a mí me gustaba la parte manual.

-¿Por qué se hizo fotógrafa?

-Me gustaba de la fotografía que tenía una parte que no era imaginación ni creación. Era el tipo de fotografía que me atraía para hacer. Creo que la fotografía es eso, transmitir como nadie el momento que se está viviendo. Yo estudiaba bellas artes y me fui a Europa muy joven y encontré que con la fotografía podía crear y expresarme, la descubrí como un lenguaje y tenía que ver más con mis intereses, me gustaba más estar en contacto con la gente y el mundo que estar 10 horas pintando en un estudio. Decidí que me gustaba la foto testimonial, el reportaje, estar con la gente. Retratar la época en la que vivía. Ahora mucha gente toma esas fotos como una cuestión histórica, para ver la ropa que usaba la gente, la gestualidad, porque se siente la verdad ahí.

-¿Se hace autorretratos?

-Antes de que salieran las selfies yo hacía autorretratos. Lo hago a veces como estudio de las luces y también porque me gusta ver el paso del tiempo en mí. Tengo las primeras fotos desde los años 60 hasta ahora que soy una anciana y me gusta ver este paso por la vida.

-¿Qué ve en ese paso del tiempo?

-Creo que cada edad tiene su encanto, mientras uno conserve el cuerpo sin ningún arreglo estético que no me pienso hacer. El color de mi cabello era morocho morocho, y ahora está todo blanco. Creo que eso es una parte de lo que muestra la fotografía, la propia historia.

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