Personas con discapacidad criticaron la accesibilidad de las peatonales

Una caminata corta por el centro salteño alcanza para dar cuenta de las dificultades que presenta la geografía urbana para quienes tienen alguna discapacidad motriz, visual o incluso para adultos mayores o personas con movilidad reducida. 

Pocas rampas en el ingreso de los negocios, sendas sin demarcar, ausencia absoluta de señalética para ciegos, veredas rotas y uso de adoquines que dificultan la circulación de las sillas de ruedas, entre otros problemas, dan cuenta de que la ciudad no está pensada para todos y que ese 15% de población que reúne a los discapacitados necesita de terceros para poder circular.

"Cuando necesito subir o bajar por los cordones tengo que pedir ayuda", cuenta Martín, con timidez adolescente, y dice que es incómodo hacerlo a pesar de que siempre encuentra a alguien bien dispuesto.

Peatonales exclusivas

Un grupo de alumnos de la carrera de arquitectura y urbanismo de la Ucasal presentó el jueves una campaña de concientización sobre accesibilidad en las peatonales céntricas. Un relevamiento de la situación, el diseño de una campaña con carteles y afiches y propuestas para mejoras fueron parte del proyecto, que coordinó la arquitecta Alejandra Ibáñez, de la comisión para la accesibilidad del Colegio de Arquitectos de Salta.

La inclusión es la gran ausente en el planeamiento de las nuevas peatonales y sobre ellas trabajaron los estudiantes que, entre otros problemas, observaron que los bancos que se emplazaron son muy difíciles de utilizar por personas con sillas de ruedas, discapacidades motrices y ancianos. "Tenemos una ley de accesibilidad al medio físico para personas con movilidad reducida, a la que se adhirió en el Código de edificación y diseño urbano de Salta, y ni esa ley ni la ordenanza de preservación se están cumpliendo con el nuevo diseño de la peatonal", dice la arquitecta.



Otra dificultad es el uso de adoquines en el nuevo piso. "No tienen la senda para la circulación de personas con sillas de ruedas, no están las líneas guías para ciegos, no hay señalética para los ciegos, ni están marcadas las entradas para los negocios", dice Ibáñez, mientras explica que los adoquines hacen inestable la circulación de las sillas de ruedas y pueden provocar caídas. "Las políticas mundiales buscan la autonomía de las personas, la no discriminación. Se considera al 100% de la población y todos deben poder circular de forma autónoma", agrega.

"No hay un control debido de los planos, de las rampas, señalética, cartelería. Hay desconocimiento y falta de interés, si no se aplicaría toda la normativa. De esta manera se afecta al 100% de la población, porque todos en algún momento de la vida tenemos alguna discapacidad, o rengueamos, y la tercera edad es la que más padece esto. Los que usan sillas de ruedas o no videntes son los beneficiarios directos, pero hay una gran cantidad de gente que necesita estas mejoras de accesibilidad. Lo que es accesible es seguro para todos".

Sin lugar para los discapacitados

Jorge Guantay, presidente de la Asociación de Lisiados de Salta, apoya la iniciativa y pone el cuerpo para mostrar las discapacidades de una ciudad que lo excluye."Tenemos que sacar todas estas barreras que tenemos hoy, no solamente para transitar en la peatonal. En la esquina de la plaza tenemos una gran confitería y si uno de nosotros quisiera ir al baño en silla de ruedas, no puede, porque el baño está en el primer piso con escalera. Hablamos de una ciudad insertada en el mundo del turismo, y el discapacitado también hace turismo. Tenemos que concientizarnos y no molestarnos. Los funcionarios están para escuchar a quienes trabajan en esto", reclama.

"Me duele por mis pares. Decimos que hablamos de inclusión y no está pasando. Nosotros no queremos molestar a nadie, sino transmitir cuáles son los errores que se pueden corregir. Nosotros vamos por el tema de las peatonales y también por el transporte".