Una Asociación apoya a chicos con sordera

La profesora universitaria Patricia Salas hizo de un problema, una pasión. Habla de la relación entre sordera, lenguaje y desarrollo cognitivo. Los nuevos marcos teóricos y las posibilidades de reinserción.

21 Ago 2014
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LA ESPECIALISTA. Patricia Salas explica la relación entre sordera y desarrollo cognitivo. FOTO LA GACETA.


Patricia Salas acaba de jubilarse como docente de la Universidad Nacional de Salta. Los que pasaron por la carrera de Letras la conocieron porque formó parte de las cátedras de Lengua 1 y Sociolingüística, y estuvo a cargo de lingüística del texto como profesora adjunta. En esas clases más de uno puede recordar una frase que ella citaba de Ludwig Wittgenstein: “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. La expresión da cuenta de la pasión por el lenguaje de Salas, que nació, en parte, por una carencia: quedó sorda a los cinco años. Por eso, si bien participó en todo tipo de investigaciones en la Unsa, con LA GACETA dialogó sobre su principal obsesión: la relación entre hipoacusia, lenguaje y desarrollo cognitivo.


Los límites de tu mundo


Salas tuvo suerte:perdió la audición a los 5 años pero a los 45 le hicieron un implante coclear y con mucha rehabilitación pudo escuchar de nuevo. Usó audífonos y lectura labial desde los once años.  Esta operación coclear no funciona para todos. Depende de la edad y de la rehabilitación. “En mi caso dio resultado porque yo ya había adquirido el lenguaje y había escuchado. El chico que es sordo de nacimiento necesita una rehabilitación y cuanto más pronto sea, mejor. Si vos lo hacés a los 11 meses, al año, el chico va a desarrollar el lenguaje prácticamente como si fuera un oyente; pero igual necesita rehabilitación”, explica. Salas sabe que ser sordo no es solo tener un problema comunicativo. Porque la lengua de seña es ágrafa, no tiene escritura, es decir que los que hablan lengua de seña son semi analfabetos y cuando quieren leer algo necesitan traducción con señas de lo que dice el texto. “No tienen acceso directo al procesamiento del lenguaje escrito y a la adquisición personal del conocimiento: necesitan siempre un mediador”, señala.

En la Universidad se pensó poner intérpretes de señas en las aulas. Salas dice que no fue mala esta iniciativa, pero la situación es más compleja: cómo traducir a la ciencia los conceptos específicamente científicos. “Es un problema de léxico, es un problema de desarrollo lingüístico: la palabra escrita arrastra el desarrollo de toda la humanidad”, dice.

Dime Argentina

La Doctora en Letras fundó, junto a otras dos profesionales, la asociación civil sin fines de lucro “Dime Argentina”, que apunta al apoyo de chicos que tienen este problema. En Dime Argentina trabaja una fonoaudióloga (Silvia Vidal) y una profesora de sordos (Miriam Graciela López), actual presidenta de la Asociación). Las tres hicieron el posgrado sobre Neurociencias del lenguaje en la Universidad Favaloro. “Tratamos de buscar soluciones que sean más coherentes con los modelos actuales de rehabilitación y tirar el mito de la sociedad de que le ponés el implante y ya está. El lenguaje no es solo audición, el lenguaje es un mecanismo mental”, enfatiza.

Para los chicos que están en el secundario se brinda de manera gratuita asesoramiento de especialistas en cada materia. En la Asociación los chicos en edad prescolar reciben la terapia de rehabilitación. "Tenemos chicos que están fantásticos… incluso te cuentan chistes", dice.

El objetivo es, siempre, ampliar los límites del lenguaje para ampliar los límites del mundo de cada uno.
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