Molinos conserva intacta la vida de pueblo

A 300 kilómetros de la capital salteña, en el corazón de los Valles Calchaquíes y al pie del Cerro Overo, se encuentra Molinos, un pintoresco y pequeño pueblo fundado en 1659 que a principios del siglo XX fue la ruta comercial más importante de Salta hacia Chile. Hoy conserva la simpleza de un poblado que permite a sus visitantes descubrir una parte de la historia de la provincia, conocer bodegas y realizar turismo aventura.

A 116 kilómetros de Cafayate, el principal atractivo de Molinos es la Iglesia “San Pedro Nolasco”, declarada Monumento Histórica Nacional en 1942. La localidad creció alrededor de esta antigua edificación y también de la Hacienda de San Pedro Nolasco de los Molinos, que perteneció a Nicolás Severo de Isasi Irasmendi, último gobernador realista de Salta. Ambas construcciones fueron restauradas y aún conservan el esplendor de aquellas épocas.

Pero además de sus monumentos, en esta población vallista también se puede visitar la reserva de vicuñas, comprar productos en la sede de la Asociación de Artesanos San Pedro Nolasco de los Molinos y recorrer las fincas Colomé y Amaicha –conocidas por sus famosos vinos tintos-. Se pueden realizar cabalgadas y trekking por sus alrededores, recorrer las Ruinas de Churcal (atractiva defensa de los nativos contra los conquistadores) y acceder a la Laguna de Brealitos para caminar o pescar pejerreyes.

Una época del año ideal para visitar Molinos es el 2 de febrero, fecha en la que se celebra la fiesta patronal en honor a la Virgen de la Candelaria con la “batida de banderas”.

Cómo llegar a Molinos

A Molinos se puede llegar por la Cuesta del Obispo. Desde la Capital, hay que viajar 37 km por ruta 68 que llega hasta El Carril, luego 110 km por ruta 33 y 50 km por ruta 40.

En colectivo

Los lunes, miércoles, viernes y domingo sale un colectivo de la empresa Ale Hnos. desde la terminal de Salta. El costo del pasaje es de $100.