Solo la mitad de las construcciones en Salta son sismorresistentes

La sociedad de Arquitectos de Salta elaboró un duro estudio sobre la situación edilicia de la capital provincial

03 Abr 2016
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“La ciudad de Salta está atravesando un camino descendente en la calidad de vida ciudadana y los problemas urbanos se aceleran y multiplican”, diagnostica el informe elaborado por la Sociedad de Arquitectos de Salta.

El dato más alarmante y urgente es que de las 87.000 construcciones que hay en la capital de la provincia, sólo el 50% podría clasificarse de manera preliminar como sismorresistente.

Un sismo, sin embargo, golpearía de manera más severa algunas partes de la ciudad: hay zonas donde “el porcentaje de viviendas no sismorresistentes alcanza el 80, 90 y hasta el 95%”.

El estudio, firmado por 11 arquitectos, critica la falta de una cultura preventiva, pese a que Salta es “sismogenética”. “A este contexto aflictivo, que nos alcanza a todos, debemos agregarle que la ciudad de Salta carece de un área en el ámbito municipal que controle e inspeccione las obras que se ejecutan en su jurisdicción”, sentencia.

En Salta capital hay denuncias de un sinnúmero de edificios construidos en la última década con permisos excepcionales, que no cumplen normas básicas para resistir un sismo. La misma Auditoría General de la Provincia elaboró informes sobre hospitales del interior que no son sismorresistentes, cuando estas construcciones y sus correspondientes instalaciones deben seguir operando luego de sismos destructivos, – sí o sí- para socorrer a los heridos.

Cuando el 17 de Octubre de 2015 un sismo de 5.7 en la escala Richter golpeó al municipio de El Galpón, cayeron más de 27 construcciones, incluyendo parte de una escuela. Que una sola persona resultara muerta, explica, en parte, eso que los habitantes del lugar decidieron creer que fue "un milagro".

Otros problemas de la ciudad

Según el informe, la ciudad evoluciona anárquicamente y esto trae consecuencias: por ejemplo, se contamina más de lo debido. La falta de planificación además genera que el crecimiento de la población se distribuya mal y se generen grandes asentamientos marginales sin los servicios básicos. La falta de aprovechamiento de los cursos de agua, la contaminación y la desaparición de los espacios verdes son otros “daños colaterales” de esa anarquía.

“Es innegable la escasez y la carestía de viviendas y también el hacinamiento en viviendas que no cumplen con el mínimo de habitabilidad”, dice el trabajo, firmado por los arquitectos Susana Appa-Plaza, Julio Guzmán, Carlos Demergassi, Ovidio Gómez de la Lastra, José Antonio Viñuales, Nora Vidal, Lorena Gómez Paz, Mónica Márquez y Gabriel Gea.

Otra consecuencia de la falta de planificación urbana es que se genera un problema en los desplazamientos dentro de la ciudad. “La falta de inversión en materia de transporte y servicios públicos provoca la desigualdad en el acceso a esos servicios y segmenta a la población. Los servicios públicos pasan a ser pobres y para pobres y, como efecto, ocasiona el encarecimiento de la vida diaria de la gente”, señala el informe, en el que también se nombra a otros factores que generan problemas en la ciudad: crecimiento excesivo del parque automotor, utilización masiva y descoordinada de vehículos hacia los centros urbanos y el mal estado de las vías de tránsito. Estos factores, resalta el informe, favorece el incremento de la siniestralidad.

La ciudad –se enfatiza- tiene un retraso de décadas en su infraestructura vial. Como resultado, las principales vías se encuentran en pésimo estado, hay cuellos de botella, problemas de señaléctica, demarcación y semaforización insuficientes.

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