La editorial La Sofía Cartonera, un modelo a imitar

Desde la Universidad de Córdoba trabajan con meretrices y recolectores de basura. Hoy a las 20.30 tarde brindarán una charla en la Biblioteca, Belgrano y Sarmiento.

13 May 2016
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FOTO FACEBOOK, CECILIA PACELLA

Cuando Cecilia Pacella habla de "desacralizar el libro", lo dice en serio: desde hace casi cuatro años es parte de La Sofía Cartonera, una editorial que se desprendió de la Universidad Nacional de Córdoba, pero que tiene como pilares fundamentales el trabajo de meretrices y recolectores de residuos. Así, alumnos, profesores, prostitutas y cartoneros desacralizan un objeto que por momentos es de lujo o de una elite: publican libros a $25 que, en muchos casos, no circulan en las grandes editoriales.

Pacella, poeta y profesora de la Universidad Nacional de Córdoba, forma parte de la cátedra de Introducción a la literatura y de teoría literaria. Ella cuenta que el nacimiento de La Sofía tuvo que ver con el modelo de Eloísa Cartonera, de Washington Cucurto. En 2011 Cucurto fue a Córdoba y causó una gran impresión. “En la mesa de la cartonera Cucurto les hablaba de tal autor y parecía que ahí aprendías más literatura que en una clase”, dice Pacella.

Esa visita marcó un punto de inflexión. Había algo complejo y absolutamente revolucionario en la forma en que esos libros se publicaban y circulaban.

Entonces surgió la idea de hacerlo en la universidad. “Le propuse a un decano muy especial, Diego Tatian, que la facultad de Filosofía y humanidades tuviera una editorial cartonera que siguiera y propiciara el modelo de las editoriales cartoneras. Fue una forma de reconocer cómo ese modelo, a casi diez años de su fundación, demostró que era posible y cómo realmente armó políticas de mercado editorial que eran impensados”, dijo. El decano aceptó la idea, sin reparo alguno: todo lo que publica la editorial cartonera no pasa por ningún tipo de revisión de las autoridades de la Universidad.

La Sofía nació para crear un espacio del cual se apropiaran los estudiantes. Son entre 30 y 40 estudiantes los que sostienen el complejo trabajo de una editorial.



Empezaron a reunirse con dos sectores. El primer grupo con el que trabajaron fue el sindicato de meretrices, dentro del cual funciona una escuela primaria para adultos (porque las chicas del gremio detectaron que entre las trabajadoras sexuales había un gran grado de analfabetismo)

“En esa escuela primaria empezamos primero con ellas y uno de los problemas que había era la deserción. Les cuesta mucho encontrar un estímulo. Entonces les propusimos hacer una vez por semana, dentro de la currícula, un taller sobre cómo armar los libros. Para los estudiantes era un espacio de mucho crecimiento. Íbamos todos los martes a ese taller, nosotros leíamos los textos que ellos iban pintando. Entonces empezaron a conocer mucho de literatura. Al principio no sé si les gustaba mucho la literatura en sí, les gustaba mucho que les leyéramos, les gustaba mucho pintar las tapas y saber de qué se trataba el libro para pintar algo relacionado”, cuenta.

La plata de la venta de los libros armados en ese taller, quedaba en esas mujeres. “Eso significó un ingreso para la gente que armaba los libros. Nosotros los retirábamos, los llevábamos a librerías, los vendíamos en ferias, y después traíamos el dinero y lo dividíamos entre las que habían participado del taller”, cuenta.

El proyecto generó mucho entusiasmo: algunas mujeres faltaban a otras clases, pero el día del taller, era el de menor ausentismo.

“Ese taller fue casi perfecto, nos costó mucho al principio la relación, ingresar, lo primero que nos dijeron es “no nos interesa” y algo que ayudó mucho para que ese taller existiera es que vino Cucurto a Córdoba y fue al taller y les explicó cómo armar libros y él mismo les leyó. Todo empezó a fluir de una forma increíble. Después pidieron que vayan más escritores”.

Otra etapa importante fue la publicación de un texto relacionado a la problemática de la prostitución en Córdoba. El libro salió justo en el año en que el gobernador de esa provincia prohibió la actividad y las trabajadoras quedaron desprotegidas, trabajando en la clandestinidad.

Publicaron un libro con una conferencia completa de la secretaria general de Ammar (la Asociación de Meretrices), con otros textos. El libro vendió más de mil ejemplares. “Otro grupo con el que trabajamos es de una zona bastante marginal, Campo de la Rivera, donde hay un ex campo de detención de la época militar. Ahí había un grupo de mujeres que se dedicaba a la recolección y selección de residuos. “Como ellas recogían el cartón, queríamos enseñarles a hacer los libros y fue muy difícil. Teníamos abierto el espacio de Memoria, para trabajar ahí, pero ellas no se acercaban. Entonces hicimos una inversión del trabajo, fuimos a la escuela a primaria, donde estas mujeres mandan a sus hijos, empezamos a trabajar con ellos y cuando ellas vieron los libros que hacían los chicos en la escuela con nosotros, se entusiasmaron y empezaron a participar”, dice y añade: eso también dio como resultado un libro, que habla de la relación de las mujeres con el espacio de mujeres. Son personas muy humildes que fueron testigos de cosas terribles, pero nunca se les pidió testimonio y aún tienen miedo.

Los alumnos que se suman al proyecto de extensión universitaria hacen un poco de todo. Hacen una práctica en la formación editorial, por un lado, todos aprenden a diagramar textos, todos van rotando de funciones, en un momento son comité editorial, entonces tienen que leer textos y seleccionar y hacer un escrito como un lector de una editorial, en otro momento tienen que diagramar hacer de vendedores en las ferias. También dieron talleres en las cárceles.

La Sofía publicó 62 títulos. Esto incluye colección de traducciones y cuentos infantiles. Para seleccionar los libros del catálogo tienen un sistema: conformaron un comité editorial de cuatro personas y siempre se busca que por lo menos dos personas externas, que en lo posible no sean universitarias lean el texto. Si por lo menos dos personas votan a favor de publicar un texto, lo publican.

Esta tarde, Pacella participará de “entrAMADA PoEsíA”, donde leerá poemas, junto a varios autores locales. La excusa es perfecta para presentar el editorial y su catálogo. La cita es a las 20.30, en la Sala de Autores Salteños de la Biblioteca Provincial (Belgrano y Sarmiento).

Es una buena oportunidad, sobre todo, para conocer un trabajo que ha probado que los libros no solo cambian la vida de los lectores: por su sola existencia ya pueden modificar su entorno.


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