Javier Soria Vázquez discute la pintura en ArteBA

Mañana comienza una nueva edición de ArteBA, la feria de arte de Buenos Aires que este año vuelve a tener presencia de salteños en el Barrio Joven. Soledad Dahbar, Ana Benedetti y Javier Soria Vázquez son los elegidos de este año para el stand local.

Soria Vázquez, nacido en Cafayate y –según sus palabras- hecho artista en Tucumán, llega con el lustre de haber ganado el Premio Itaú y la propuesta de discutir la pintura a partir de su propia materialidad.

En una charla con LA GACETA, el artista explica que su intención es, y fue, poner en cuestión qué es el arte. “Prácticamente reduzco la pintura a la materia, y eso es solamente tela y pintura, o tela y carbonilla. La carbonilla trabaja la estructura de la pintura, lo que no se ve, lo que queda por debajo y lo dejo en evidencia para que sea eso la pintura”, cuenta.

Sus obras son telas con figuras geométricas, lineales, y se sostienen con clavos en la pared para armar otras figuras en el plano. Las pinturas lo son por decisión del artista. “Cualquier cosa puede ser arte pero cualquier cosa no es arte”, dice Soria Vázquez, citando una frase que escuchó en un taller en Tucumán, cuando comenzó a explorar la posibilidad de dejar la carrera de Medicina y dedicarse al arte conceptual.

“Venía trabajando con fotografías desde que comencé y siempre fue algo no convencional, una búsqueda por los márgenes. Imágenes que parecían algo y eran la suma de diferentes imágenes. Siempre lo planteé desde otro lugar”, agrega. Integrado al grupo Viva Laura Pérez, que realiza acciones con intervenciones urbanas en Tucumán, Córdoba, Buenos Aires, Rosario, entre otros lugares, el cafayateño se interesa por la posición crítica sobre el arte, su definición, su sistema y quién determina qué es arte y quién es artista. “Yo no soy pintor, no sé pintar. No sé dibujar, casi siempre cuando uno dice que soy artista me preguntan qué pinto, entonces hablo desde ese lugar”.

-¿Qué obra de arte te conmovió por primera vez?

-La fuente de Duchamp. Cuando la vi sentí que cualquier cosa podía ser arte, y lo pensé desde un lugar despectivo también. Iba a muestras con amigos y veía lo que se producía en los talleres y en lo que veía me parecía que cualquiera podía ser artista y hacer arte. También había una fascinación en eso y en tratar de entenderlo, en preguntarme por qué estaba ahí. Finalmente estoy hablando de todo eso.

-¿Buscás que tus obras generen eso?

-Una tela colgada de una pared entiendo que para cualquier persona, o para muchos puede parecer un chiste, pero eso tiene otras connotaciones.

-¿Es importante entender el arte para disfrutarlo?

-Es importante entenderlo pero no es a lo que apunto. Porque cuando uno hace una obra y la suelta, uno pierde control, entonces lo que el otro piense es probable que esté ahí de alguna manera. Uno es la sumatoria de tantas cosas que de algún modo salen después. No se tienen tanto control sobre eso y menos en la lectura que hace el otro.

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-¿Cómo construís tu obra?

-Soy muy pensante. Cuando hago algo lo pienso desde todos lados y cuando lo tengo resuelto recién lo materializo. Mi forma de trabajar es esa, pienso mucho y cuando estoy seguro lo materializo. Al exponerlo, se pierde el control y no es una preocupación. Sí está el deseo de que se entienda, pero cada quien tiene sus vivencias.

-¿Cualquiera puede ser artista y cualquier cosa puede ser arte?

-En un taller decía que cualquier cosa puede ser arte pero no cualquier cosa es arte. Ser artista es parte de un trabajo, es como cuando se decide ser profesor de matemática y uno estudia y se prepara. Me parece que ser artista es un trabajo constante, intenso, de búsqueda y de preguntas y respuestas.

-¿Qué significó ganar el Premio Itaú?

-Es una gran satisfacción. Te da seguridad, pensar que lo que uno está haciendo se está leyendo bien, como uno quiere. Es una reafirmación sobre lo que uno hace.