Daniel Córdoba, el hombre que logró “llenar” de salteños el Instituto Balseiro

El ideólogo del taller “Física al Alcance de Todos” sigue cosechando elogios. Cada sábado, 260 chicos asisten a sus clases que hoy son de “interés nacional”.

20 Jun 2016
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Cuando hace unas semanas el ministro de Ciencia y Tecnología, Luis Barañao, estuvo en el Centro de Convenciones de Limache inaugurando la muestra Tecnópolis, destacó que Salta es la provincia que mejores resultados ha tenido en el prestigioso Instituto Balseiro, una de las instituciones educativas más exigentes del país en formación científica. Mencionó y elogió en su discurso al responsable de ese rendimiento. Se trata del profesor Daniel Córdoba, el ideólogo del taller “Física la Alcance de Todos”.

No hay salteño que esté estudiando física en algún lugar de la Argentina que no haya pasado por este taller, que ya tiene 25 años. En la Universidad de Buenos Aires, en la de Córdoba o en el Balseiro, todos los estudiantes de estas tierras hicieron sus primeras armas en las aulas de la UNSa bajo la dirección de Córdoba. Salta tiene el 4% de la matrícula de ciencia y técnica de todo el país pero ocupa entre el 12 y el 23% de ingresantes al Balseiro.

“El taller nació con la intención de ampliar perspectivas de la física hacia regiones más complejas, que se asemejan más a un científico en el laboratorio que lo que se hace en el aula”, le cuenta el “profe” Córdoba a LA GACETA.  El nombre del taller indica el afán inclusivo: la física puede estar al alcance de todos, el secreto tal vez esté en la manera de enseñarla.

Todo comenzó en las aulas de un colegio secundario, el Instituto de Educación Media (IEM), cuando el profesor Córdoba notó que sus alumnos no se interesaban por la física pero sí lo hacían en el taller. “Nos reuníamos con los chicos a estudiar, a hacer proyectos y a profundizar en esta apasionante disciplina. Tres de ellos fueron seleccionados salteños a las Primeras Olimpíadas Nacionales de Física, que se hicieron en Córdoba. Yo fui con ellos y volvimos con dos medallas de plata y una mención de honor. Igual había autoridades a las que no les gustaba lo que yo hacía, porque me decían que trabajaba en pos de competencias, no entendían el espíritu de esto. Les decía que las olimpiadas eran un pretexto convocante pero no el fin en sí mismo. Sin pedir permiso, empezamos a trabajar todos los sábados en la UNSa y empezaron a venir chicos de otras instituciones”. En plena implementación de la Ley Federal de Educación, que había desechado materias como física, Córdoba apostó a la enseñanza de esa disciplina.

De 10 o 15 chicos que asistían en un principio, el taller pasó a tener 100 chicos. El Senado de la Nación lo declaró de interés nacional y, actualmente, 260 jóvenes concurren todos los sábados a estudiar física. De un taller casi “clandestino” pasó al reconocimiento del Estado y de la academia.  

Córdoba sostiene que solo hay dos requisitos para los chicos que quieran acceder al taller: tienen que ser curiosos y tienen que tener ganas de aprender. “Y si no tienen, trataremos de instalárselas”, se entusiasma.   

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