Lo operaron de apendicitis y sufrió muerte cerebral

Matías Aguilar tiene 18 años y en enero le diagnosticaron muerte cerebral. Ingresó a un sanatorio privado de Orán por un cuadro de apendicitis, pero desde que salió del quirófano no volvió a despertar. La familia reclama justicia y denuncia un caso de mala praxis.

Pocas semanas antes de iniciar el cursillo de ingreso en la sede regional de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) en Orán, Matías comenzó con dolores que lo llevaron hasta el sanatorio Güemes para ser atendido.

Ese mismo día, a la mañana temprano, fue intervenido quirúrgicamente. Pero “desde que salió del quirófano estuvo dormido. Nunca más se despertó. Pasaron los meses y Matías no reaccionaba”, relató la mamá.

Las explicaciones de los médicos no conformaron a los Aguilar que pedían saber cuál era el estado de salud del joven. “Nadie nos decía nada”, cuestionó Nilda Segundo.

Pasaron dos meses y la familia pidió el traslado de Matías hacia Salta capital para tener una segunda opinión, pero los médicos del Sanatorio Parque dieron el peor diagnóstico.

“Apenas ingresó me dijeron que tiene muerte cerebral. Hoy, él está sujetado a un respirador mecánico. En Orán estaba abandonado”, reclamó la mujer.

Desde entonces, los días de Nilda transcurren en el Sanatorio. Dice comer cuando se lo recomiendan porque “con los medicamentos que me piden y otros trámites no hay tiempo, y a veces ni ganas”.

“Es difícil vivir sabiendo que tu hijo se va a morar en cualquier momento. Está en manos de Dios, pero sé que se va a ir”, dijo resignada. Y comparó la vida de su hijo con una vela que se apaga.

“La vida de Matías es como una vela que se está apagando. No estoy preparada para eso, porque él es un chico lleno de vida, sano, deportista”, recordó.

Y concluyó insistiendo con el pedido de justicia para que se determine si existieron tales negligencias que ella mismo denunció ayer antes de marchar acompañando a la comisión de Familiares contra la Impunidad.