El mercado pagó caro la decisión británica

Las principales Bolsas del mundo vivieron ayer un “viernes negro”, mientras que la libra esterlina llegó a cotizar en su valor más bajo de los últimos 31 años. Hay inquietud por una recesión británica

25 Jun 2016
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ANGUSTIA EN LAS BOLSAS. Los operadores no podían creer el impacto del “Brexit”, que alimentó la tensión con ventas masivas de acciones en las primeras

LONDRES _ Al otro lado del canal de la Mancha, un poder grande e inflexible domina y le niega sus derechos a Londres. El Estado soberano ya no es, para nada, soberano.

Días antes del referendo sobre salirse de la Unión Europea, esas son las imágenes de la situación grave que promueven los llamados “brexiteers” (quienes propugnan la salida), que están haciendo campaña para que su país envíe la señal de una nueva y poderosa era de independencia al abandonar al bloque de 28 países.

Sin embargo, los ingleses ya pasaron por eso.

Hace cinco siglos, el rey Enrique VIII, irritado contra la influencia teológica y financiera del papado, rompió con Roma y condujo a sus súbditos hacia las nuevas tierras de pastoreo de la Iglesia de Inglaterra, en la que él mismo era el jefe supremo. Fue un paso que cambió a la cristiandad, dándole forma a la fe y la identidad entre los aproximadamente 85 millones de anglicanos en el mundo, hasta la fecha.

En el proceso, “Inglaterra dejó de ser parte de un enorme imperio medieval europeo al otro lado del canal para, en su lugar, convertirse en un Estado nación soberano, libre “de la autoridad de cualquier potentado extranjero _ “por sobre todo, del papa” _, escribió Adrian Pabst, un conferenciante en política en la Universidad de Kent, en “The Guardian” en 2009. “Si alguna vez se preguntaron sobre los orígenes del euroescepticismo inglés, no busquen más allá de la Reforma protestante”.

Los paralelismos históricos pueden ser simplistas, si no es que engañosos, y las diferencias entre ambos periodos son profundas, no menos por la naturaleza democrática de la decisión de gobierno en esta ocasión.

Sin embargo, los ecos son suficientemente fuertes como para resonar en un momento en el que Gran Bretaña está recurriendo a su pasado en busca de lecciones que pudieran aplicarse a su futuro.

El pique de Enrique estaba basado en la negativa de Roma para anular su primer matrimonio con Catalina de Aragón. Prosiguió a tener cinco esposas más en la búsqueda de un heredero varón, en contradicción directa con la ortodoxia católica.

La campaña de los “brexiteers” también se trata de un divorcio; quizá de países y economías, pero, sin duda, igual de permanente y con consecuencias potencialmente trascendentales. Cuando los británicos voten el jueves, es posible que lo hagan en las mismas casillas que se utilizaron en las elecciones nacionales. No obstante, para el lado que pierda la votación, “no hay otra oportunidad, ninguna idea de consuelo en la derrota porque, al menos, siempre está la siguiente temporada”, escribió el columnista Alex Massie en el sitio web de “The Spectator”. “No, la derrota es permanente y para siempre”.

Por coincidencia, quizá, la campaña ha tomado ritmo en un momento en el que la imaginación nacional ha quedado atrapada en el éxito de grandes ventas que han sido “Wolf Hall” y “Bring Up the Bodies”, las novelas de Hilary Mantel ubicadas durante el reinado de Enrique VIII, y se ha reavivado el tema de cómo la elite se relaciona con sus adversarios internos y sus enemigos en el extranjero.

Mantel estuvo entre casi 300 personajes culturales _ actores y escritores, entre ellos _, que firmaron una carta abierta el mes pasado, en la que exhortan a votar por permanecer en la Unión Europea. “¿Qué clase de nación queremos ser?”, se pregunta en la carta. “¿Miramos hacia fuera y estamos abiertos a trabajar con otros para lograr más? ¿O nos encerramos y alejamos a nuestros amigos y vecinos en un momento de cada vez mayor incertidumbre mundial?”.

El examen de conciencia va más allá. Al paso de los siglos, Inglaterra y, luego, Gran Bretaña, se ha pavoneado por el escenario mundial como jefe supremo imperial, cuyo pueblo, a veces, parece estar más cómodo con el disfraz de desamparado. La psique nacional descansa en una historia de invasiones, sumisiones, conquistas y asertividad, desde los romanos y anglosajones hasta los normandos y las dinastías entrelazadas con las casas reales de Europa.

En los años más recientes, oleados de inmigración _ jamaicanos en los 1950, luego, paquistaníes, indios y otros asiáticos en los 1960 _ han remodelado la demografía del país. Es menos de la mitad de la población la que profesa el cristianismo, prevaleciente en los días de Enrique. La pérdida de un imperio y el surgimiento de una economía mundial interconectada y compleja ha reavivado la noción de que, en tiempos de cambio constante, los ingleses se definen a sí mismos por su oposición a un poder externo mayor: el papado en el siglo XVI y la Unión Europea en el XXI.

Los discursos de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial estuvieron impregnados de este tema de hacerlo solos mientras los ejércitos de Hitler se desplegaban por toda Europa hasta la costa del continente. “Nunca nos vamos a rendir”, declaró Churchill en 1940, aunque con la advertencia de que Gran Bretaña seguiría peleando hasta “que el Nuevo Mundo, con todo su poderío y su potencia, salga a rescatar y liberar al Viejo”.

Los dirigentes políticos de hoy apenas pueden resistir el mantra churchilliano. Al enfrentar los cuestionamientos hostiles de un público de televisión el domingo, el nervioso primer ministro David Cameron señaló que “en mi oficina, yo me siento a dos yardas de donde Churchill resolvió seguir peleando contra Hitler”.

Churchill no deseaba estar solo, dijo Cameron. “Pero no renunció”, añadió el primer ministro. “No renunció a la democracia, no renunció a la libertad. Queremos pelear por esas cosas hoy”.

Fue también Churchill quien, en 1930, presagió uno de los argumentos de los “brexiteers” en un artículo citado a menudo en el “Saturday Evening Post”.

“No vemos nada más que bien y esperanza en una comunidad europea más rica, más libre y más contenta”, dijo. “Pero nosotros tenemos nuestro propio sueño y nuestra propia tarea. Estamos con Europa, pero no somos de ella. Estamos vinculados, pero no integrados. Estamos interesados y asociados, pero no nos ha absorbido”.

David Starkey, un historiador de Cambridge y crítico de la Unión Europea, ha extraído un paralelismo directo con la moderna batalla por el espíritu de la nación.

“La relación semiseparada de Inglaterra con Europa continental no es nueva, ni una aberración”, escribió en 2012. “Más bien, está profundamente enraizada en los acontecimientos políticos de los últimos 500 años”.

Sin embargo, los británicos siempre parecen cualificar la ambición mundial con el tipo de preocupaciones parroquiales que llevaron a Adam Smith, en 1776, a acuñar la frase: “una nación de tenderos”.

A medida que creció el imperio, en efecto, un grupo conocido como los inglesitos defendió la retirada de la expansión colonial directa, en particular en el sur de Africa.

Hoy en día, el término sobrevive como un epíteto despectivo para los “brexiteers” que prefieren reclamar la responsabilidad para una Britania que ha vuelto a despertar para gobernar olas más nuevas; esta vez por medio de una red de tratados comerciales y alianzas más allá de lo que se percibe como estrechas restricciones y regulaciones baladíes de Bruselas.

Algunos arguyen que el tipo dominante de ADN en los “brexiteers” está en lo que A.A. Gill, un columnista de “The Sunday Times”, llamó: “la droga más perniciosa y debilitante del inglesito, la nostalgia”.

Los mercados bursátiles, financieros y de materias primas sufrieron ayer un verdadero descalabro a escala planetaria, tras conocerse que los británicos habían votado a favor de la salida de su país de la Unión Europea (UE), en medio de un clima de pánico que desató ventas masivas en las dos primeras horas de negociaciones. El golpe inesperado que supuso el Brexit, una posibilidad que hasta la noche del jueves parecía absolutamente remota, derivó en un auténtico “viernes negro”, particularmente en los mercados de renta variable, con Bolsas como las de Madrid y Milán que batieron sus récords históricos en términos de descenso de capitalización. Si bien los mercados de Europa fueron los que reflejaron de manera más extrema la sorpresa británica, las Bolsas del Lejano Oriente y de Estados Unidos también sufrieron muy fuertes derrumbes, sacudidas por el terremoto del Brexit.

La alta sensibilidad reinante desde el mismo momento en que se confirmaban los resultados hizo que la libra esterlina se desplomara hasta niveles de hace 31 años, sufriendo una pérdida máxima del 12%, tres veces mayor a la experimentada incluso en 1992, cuando el especulador George Soros apostó contra esa moneda y llevó a una caída del 4%. Pero la histórica decisión del electorado de Gran Bretaña en el referéndum del jueves golpeó también a otros sectores que, habitualmente, no sufren las consecuencias de virajes como las grandes empresas turísticas en países receptores de visitantes de la isla como España, donde se registraron pérdidas de hasta el 26% en Bolsa, según un cable de la agencia estatal Télam.

El índice industrial Dow Jones de la Bolsa de Nueva York cerró con una caída del 3,39%, mientras que el Nasdaq, de valores tecnológicos, se derrumbó aún más, un 4,12%, porcentajes de retroceso que recordaron a algunos analistas lo ocurrido en estos mercados durante la crisis de Lehman Brothers en 2008. Esto es más cierto aún para el Viejo Continente, como lo revela el caso de España, un país que celebra elecciones generales el próximo domingo, donde el índice IBEX 35 de la Bolsa de Madrid vivió su peor jornada histórica, con un retroceso récord del 12,35%, influido fundamentalmente por la fuerte composición bancaria de ese indicador.

En el caso de España, las principales entidades financieras que cotizan en bolsa se derrumbaron entre el 16% y el 21%. Bankia, Santander y Sabadell, estos dos últimos con importantes negocios en Gran Bretaña, cayeron un 20%, en tanto que el BBVA y el Popular se dejaron un 16% y CaixaBank perdió 18,1%.

En Londres, centro neurálgico de las finanzas europeas y distrito que votó abrumadoramente a favor de la permanencia de Gran Bretaña en la UE, el índice FTSE cayó un 3,15%, un porcentaje notablemente menor a de otras plazas continentales.

La nueva ruptura con la UE se da en medio de un fuerte proceso de apalancamiento financiero de la economía del Reino Unido que, con sus U$S 2,7 billones de Producto Bruto Interno (PBI), lo sitúan como la décima economía mundial. El 79,6% de ese PBI corresponde a servicios y sólo 19,7% a la industria, con un crecimiento del 1,8% que lo sitúa en el 121 lugar en el mundo y da trabajo al 15,2% de los asalariados a nivel global quiénes, en un altísimo porcentaje, son oriundos de los países periféricos de la UE que hasta ahora circulaban libremente.

efectos globales
el fmi insta a trabajar por la transición
La directora gerente del Fondo Monetario International, Christine Lagarde, instó a las autoridades británicas y europeas a trabajar en una transición sin sobresaltos para implementar la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Lagarde añadió que el FMI apoya el compromiso del Banco de Inglaterra y del Banco Central Europeo para proveer liquidez al sistema bancario y reducir el exceso de volatilidad financiera.
una baja de la calificación
La agencia de rating Moody’s advirtió que la solvencia crediticia de Reino Unido está ante un gran riesgo tras la votación para abandonar la Unión Europea, ya que el país enfrenta desafíos sustanciales para negociar con éxito su salida del bloque. Moody’s le asignó un panorama negativo a la calificación “Aa1” para la deuda británica tras el referendo del jueves que mostró que una mayoría quiso abandonar la UE, lo que llevó al primer ministro David Cameron a anunciar su renuncia. Indicó que el “Brexit” pone en riesgo el crecimiento económico británico.
============06 TEX VARIOS ITEMS 1 (10415314)============
efectos en la argentina
inquietud de inversores
Los inversores que se congregaron ayer a escuchar al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, en el Council of Americas, en Nueva York, se inquietaron por el posible impacto que pueda tener el Brexit en las economía emergentes, más allá de que coinciden que en el caso de Argentina se daría de manera “indirecta” y que existen oportunidades de inversión para el país y América latina. La canciller, Susana Malcorra, expresó la “enorme preocupación” que significa el “Brexit”. “El impacto de eso está por verse porque es un proceso que lleva tiempo”, aclaró.
contrapunto de expertos
El economista Guillermo Nielsen consideró que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea “le pega muy mal a la Argentina” porque demorará el proceso de inversiones al que apostaba el Gobierno. Distinta es la percepción del titular de Abeceb.com, Dante Sica, que afirmó que ese proceso no impactará sobre posibles corrientes de inversión hacia el país. “Los inversores seguirán mirando la región con interés”, indicó.
============22 TEX Puntos claves (10415353)============
El Reino Unido ya no estará sujeto a normas presupuestarias de la UE, que limitan el déficit al 3% del PBI y la deuda al 60% del Producto.
============22 TEX Puntos claves (10415340)============
En 1960, a iniciativa de Londres, se crea la Asociación Europea de Libre Comercio, como alternativa a la Comunidad Económica Europea.
============22 TEX Puntos claves (10415351)============
Bancos y fondos de inversión con sede en Londres podrían perder sus “pasaportes” en la UE, que le permiten vender a bajo costo. 
============22 TEX Puntos claves (10415338)============
En 1963, el presidente francés Charles de Gaulle veta la inclusión de los británicos en la CEE, pero una década después se suma a esa comunidad.
============22 TEX Puntos claves (10415349)============
Londres dejaría de ser uno de los centros financieros más importante del mundo, ya que los bancos llevarían a otra zona sus negocios.
============22 TEX Puntos claves (10415336)============
Con la premier Margaret Tatcher, en 1984 se populariza la frase “Quiero mi dinero de vuelta”, con una baja en la contribución al bloque.
============22 TEX Puntos claves (10415346)============
Las empresas británicas que compren rivales de la UE no quedan ajenas a pedir un aval al bloque, lo que significa más costos legales y otros riesgos.
============22 TEX Puntos claves (10415333)============
En 1991, el premier John Major anuncia un plan de acercamiento a Europa, pero Londres decide no participar de la unión monetaria europea.
============22 TEX Puntos claves (10415344)============
El Reino Unido no podrá oponerse a los subsidios que impongan los otros gobiernos de la UE para sus propias empresas de bandera.
============22 TEX Puntos claves (10415331)============
En 2004, Tony Blair polemiza con el francés Jacques Chirac, al marcar las diferencias en el bloque.“Hay una Europa a dos velocidades”, dijo.
============22 TEX Puntos claves (10415342)============
Abandonar el bloque haría más costosa la inversión británica en la infraestructura de energía y retrasaría proyectos para cubrir la demanda.
============22 TEX Puntos claves (10415329)============
En 2013, David Cameron anuncia el referendum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE. Mientras tanto, negocia nuevas atribuciones.
============22 TEX Puntos claves (10415323)============
El mercado laboral se resentiría. Los pasaportes comunitarios no tendrían la misma validez, por lo que puede acrecentar el desempleo.
============22 TEX Puntos claves (10415321)============
El jueves pasado, por un estrecho margen, el “Brexit” se impone. Un 52% de los británicos no quiere seguir formando parte de la UE.

El FMI insta a trabajar por la transición
La directora gerente del Fondo Monetario International, Christine Lagarde, instó a las autoridades británicas y europeas a trabajar en una transición sin sobresaltos para implementar la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Lagarde añadió que el FMI apoya el compromiso del Banco de Inglaterra y del Banco Central Europeo para proveer liquidez al sistema bancario y reducir el exceso de volatilidad financiera.

Una baja de la calificación
La agencia de rating Moody’s advirtió que la solvencia crediticia de Reino Unido está ante un gran riesgo tras la votación para abandonar la Unión Europea, ya que el país enfrenta desafíos sustanciales para negociar con éxito su salida del bloque. Moody’s le asignó un panorama negativo a la calificación “Aa1” para la deuda británica tras el referendo del jueves que mostró que una mayoría quiso abandonar la UE, lo que llevó al primer ministro David Cameron a anunciar su renuncia. Indicó que el “Brexit” pone en riesgo el crecimiento económico británico.

Efectos en la Argentina

Inquietud de inversores
Los inversores que se congregaron ayer a escuchar al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, en el Council of Americas, en Nueva York, se inquietaron por el posible impacto que pueda tener el Brexit en las economía emergentes, más allá de que coinciden que en el caso de Argentina se daría de manera “indirecta” y que existen oportunidades de inversión para el país y América latina. La canciller, Susana Malcorra, expresó la “enorme preocupación” que significa el “Brexit”. “El impacto de eso está por verse porque es un proceso que lleva tiempo”, aclaró.

Contrapunto de expertos
El economista Guillermo Nielsen consideró que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea “le pega muy mal a la Argentina” porque demorará el proceso de inversiones al que apostaba el Gobierno. Distinta es la percepción del titular de Abeceb.com, Dante Sica, que afirmó que ese proceso no impactará sobre posibles corrientes de inversión hacia el país. “Los inversores seguirán mirando la región con interés”, indicó.

CONSECUENCIAS

El Reino Unido ya no estará sujeto a normas presupuestarias de la UE, que limitan el déficit al 3% del PBI y la deuda al 60% del Producto.

Bancos y fondos de inversión con sede en Londres podrían perder sus “pasaportes” en la UE, que le permiten vender a bajo costo.

Londres dejaría de ser uno de los centros financieros más importante del mundo, ya que los bancos llevarían a otra zona sus negocios.

Las empresas británicas que compren rivales de la UE no quedan ajenas a pedir un aval al bloque, lo que significa más costos legales y otros riesgos.

Abandonar el bloque haría más costosa la inversión británica en la infraestructura de energía y retrasaría proyectos para cubrir la demanda.

El Reino Unido no podrá oponerse a los subsidios que impongan los otros gobiernos de la UE para sus propias empresas de bandera.

El mercado laboral se resentiría. Los pasaportes comunitarios no tendrían la misma validez, por lo que puede acrecentar el desempleo.

En 1960, a iniciativa de Londres, se crea la Asociación Europea de Libre Comercio, como alternativa a la Comunidad Económica Europea.

ANTECEDENTES 

En 1963, el presidente francés Charles de Gaulle veta la inclusión de los británicos en la CEE, pero una década después se suma a esa comunidad.

Con la premier Margaret Tatcher, en 1984 se populariza la frase “Quiero mi dinero de vuelta”, con una baja en la contribución al bloque.

En 1991, el premier John Major anuncia un plan de acercamiento a Europa, pero Londres decide no participar de la unión monetaria europea.

En 2004, Tony Blair polemiza con el francés Jacques Chirac, al marcar las diferencias en el bloque.“Hay una Europa a dos velocidades”, dijo.

En 2013, David Cameron anuncia el referendum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE. Mientras tanto, negocia nuevas atribuciones.

El jueves pasado, por un estrecho margen, el “Brexit” se impone. Un 52% de los británicos no quiere seguir formando parte de la UE.

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