Así era la UNSA de la que desaparecieron 23 personas durante la última dictadura

Pocos años después de ser creada, la casa de altos estudios fue intervenida por el gobierno de facto. Las consecuencias fueron: persecución política, cierre de inscripciones, desapariciones, entre otras

01 Jul 2016
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Construcción de la UNSa en 1973 - Foto tomada del facebook Nuestra Salta de ayer

A pocos años de su creación y puesta en funcionamiento, la Universidad Nacional de Salta sufría los embates del terrorismo de Estado.

Fundada oficialmente 1972 por una ley nacional que impulsó la formación de varias casas de altos estudios en todo el país, empezó a dictar clases en un edificio céntrico.

Así lo recuerda Blanca “Nenina” Lescano, quien por entonces había empezado la carrera de antropología en la facultad de ciencias económicas, jurídicas y sociales.

“Esta UNSa no existía, funcionaba en una casa antigua en la calle San Martín, ahí estaba la facultad de económicas, después cuando empezó a construirse la UNSa al año siguiente se construyó este primer pabellón junto con el comedor y el aula magna que es la más grande de acá” cuenta Lescano desde las instalaciones de Campo Castañares.

Hoy la carrera de antropología forma parte de la plataforma de carreras que dicta la Facultad de Humanidades, una de las más politizadas de la Universidad y en donde la militancia y la participación no escapan a casi ninguno de los ámbitos de la facultad.

En aquella época, la participación y los debates ya eran parte de la vida diaria de los estudiantes y docentes. “En ese momento había mucha discusión política, además nosotros en lo particular entramos en un área social, la mayoría era gente que ya venía de otras carreras. Entonces cuando viene la intervención a la provincia, ahí empieza realmente la persecución ideológica” comenta Lescano, quien actualmente forma parte de la comisión de desaparecidos.

En agosto de 1973, se realiza un homenaje a las víctimas de la masacre de Trelew, una de las cuales había sido Ana María Villarreal de Santucho, docente salteña. Un anfiteatro colmado en el predio de Campo Castañares fue la postal de la jornada y mostró la situación política de la época.

Nenina lo recuerda como si hubiese sido ayer. “Hubo una famosa asamblea que se hizo en la época de la gran euforia (en el `73), la universidad le hace un homenaje a Ana María Villarreal de Santucho y pone una gran placa por la masacre de Trelew, la universidad se compromete mucho, se hace una asamblea muy grande, había mucha gente de sectores de la izquierda, montoneros que se ponían las vinchas” comenta la antropóloga.

Al poco tiempo llegó la intervención y la persecución. “Cuando se interviene la provincia en forma automática se interviene la Universidad y el que era el rector de la Universidad, Holver Martínez Borelli, se va al exilio para que no lo maten, con toda su familia. Y junto con la universidad se interviene cada repartición pública” cuenta Lescano.

Allí empezó la parte más oscura de la historia. “Se dejó muchos docentes cesantes, en antropología nos cerraron la inscripción de la carrera cuando vino el golpe militar y nos dijeron si teníamos la mitad de las materias aprobadas de la carrera más una seguíamos y un montón de gente quedó afuera” recuerda la entonces estudiante de antropología.

Por otro lado, Nenina vivió muy de cerca el terrorismo de estado. “Estuve un año sin venir, porque lo secuestran a mi papá en Santiago del Estero y la matan a mi hermana en el `75, a mi papá lo secuestran el 13 de marzo del `76, y yo directamente en ese año no vengo a la universidad” cuenta Lescano.

Finalmente, durante la vuelta a la democracia y habiendo “resistido” a esa época, como ella misma afirma, Nenina se recibió de antropóloga y continúa militando por los derechos humanos.


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