"Las Pelotas suena extremadamente bien, aunque sean cosas que hoy no importan demasiado”

El tiempo y el espacio en los que nacen las canciones tienen para Las Pelotas las coordenadas de un lugar en las Sierras Grandes cordobesas, un refugio en el silencio donde condensan el placer y el corazón que le ponen a la instancia de componer, escribir y ejecutar las canciones. Germán Daffunchio dice que “Brindando por nada”, onceavo trabajo de la banda, “suena extremadamente bien, aunque sean cosas que hoy en día no importan demasiado”. Dice también que la pasan muy bien haciendo música juntos, y ahora están en el momento de salir a mostrarla. El domingo lo harán por primera en un teatro y para público salteño. Será a las 21, puntual, en el Teatro Provincial (Zuviría 70).

“Las Pelotas está en una búsqueda profunda de lo que hay dentro de cada uno”, cuenta el líder del grupo, en una charla exclusiva con LA GACETA, y comparte estados internos en los que encuentra la conexión que más lo conmueve, el escape de la mediocridad. “Me da felicidad ver que hay herramientas que todavía tienen el poder de unirte con la gente, con las personas, y en mi caso es la música”, dice.

A pocas horas de llegar a Salta, Daffunchio invita y saluda: “cada vez que tocamos en algún lugar es una posibilidad nueva de reencontrarnos con público que hace mucho que no vemos. Está todo para mostrarse. Vamos a presentar el disco nuevo y todos los discos también”, anuncia y dice que las canciones que sonarán esa noche las elegirán con las ganas del momento. “No siempre hacemos la misma lista, depende de dónde estamos, cómo estamos. Las listas las armamos bajo emoción. Lo que va a pasar ese momento, cómo te sentís esa noche. En Salta seguramente tocaremos temas del disco nuevo y del anterior, y del anterior, y del anterior. El hecho importante es que nos vamos a volver a encontrar con la gente a la que le gusta Las Pelotas, con la alegría de mostrar cosas nuevas”.

-¿Qué muestra de Las Pelotas este nuevo disco?

-Eso lo tendría que responder la gente. Es un disco con muchos sentimientos y mucho trabajo, mucha emoción. Es el trabajo más nuestro, con nuestra vieja fórmula de trabajo, mucho cuidado en la composición, mucha pre producción. El disco suena extremadamente bien, aunque sean cosas que hoy en día no importan demasiado.

-¿En qué observas esto?

-Está en todo, partiendo de la base que la gente escucha en MP3, hay un montón de cosas que se pierden. Cuando empezó la era digital había grupos que querían seguir grabando en cinta porque la calidad era mayor, con un sonido mucho más puro. Han pasado años y la gente ya no se cuestiona tanto eso. En Córdoba el cuarteto se graba en un día todo un disco. Cada uno escucha lo que quiere, no quiero entrar en críticas. Sí es cierto que el rock tiene una vuelta más de rosca en el sonido, somos más buscadores y este disco no es la excepción, tiene una búsqueda sonora importante. Tratamos de hacer temas que no se parezcan, tratamos de no repetir patrones, aunque hay cosas que podés asociar, hay algo familiar, somos un grupo que tiene su lenguaje, su manera de decir las cosas. Bajo ese concepto hicimos el disco nuevo.

-¿Qué sentimientos buscaron que aparezcan en estas canciones?

-Creo que en estos últimos tiempos hay una búsqueda más profunda, al ser que hay dentro de cada uno de nosotros, mucho más de lo que pasa por afuera. Es una búsqueda más para encontrarnos adentro nuestro. Tiene también su parte social, no podemos evitarlo. Específicamente, como es algo emocional, no está muy craneado, no nos proponemos hablar o componer sobre determinados sentimientos, sobre el amor o la injusticia. Es más lo que va surgiendo. Así fue toda la vida, uno es como es, nos vamos poniendo más sabios con el tiempo, pero el componente rebelde siempre está.

-¿Cuáles son hoy las rebeldías del rock, a cuáles suscribís, contra qué te rebelás?

-Cada grupo tiene diferentes búsquedas, algunos buscan solamente la plata, otros fama y plata, otros solo buscan tocar. Depende de cada uno. No sé cuál es la búsqueda del rock en general, sí sé que hay un semillero muy bueno, que todavía no tiene difusión, y también grupos muy malos que tienen toda la difusión. Las Pelotas es un grupo que desde “Esperando el milagro”, y antes también, siempre le dedicó canciones a la injusticia y a la justicia con valor.

-A lo que sigue necesitando cambiar

-Hay muchas cosas que no cambiaron, no me gusta la injusticia, no me gustan tantas cosas. A veces lo decís de una manera y a veces de otra. La mayoría de las cosas que se están presentando en el mundo en este momento no están apuntando a lugares con demasiado futuro. Hablar de ecología es una moda, pero la verdad es que al planeta lo están devastando. Quizá en Argentina no tenemos mucha conciencia porque es un país demasiado grande, y hay muy poca gente, entonces todo lo que tiene que ver con el suelo, el veneno que le tiran a la tierra, los desmontes, son cosas que la gente no ve porque está en las ciudades y no se detiene a pelear por esto.

-¿Se modificaron algunas de tus rebeldías?

-Uno con los años se pone más sabio, y los principios que te movieron toda la vida no cambiaron. Siempre hemos sido fieles a lo que sentimos. Puede ser que haya cosas en las que uno se equivoca en determinados pensamientos, o en opiniones, pero la esencia sigue siendo la misma. Las cosas verdaderamente profundas que me gustan y las que no siguen siendo las mismas.

-Hablás de ecología y alienamiento de la naturaleza, y la música aparece en el teléfono, el auto, en los auriculares y conecta con algo de lo que estás contando

-Esa es la idea, al menos la nuestra. No quiero hablar por todos los grupos porque me consta que no es así. Eso es lo que nos nutre. Te puedo contar montones de historias que pasaron con temas nuestros, que la gente nos hace saber. Cuando uno compone no está pensando en lo que quiere que le pase a la gente. Después cada uno le da su propio análisis, sentimiento, idea que le genera el tema. Esa es una de las cosas por las que soy feliz haciendo lo que hago. La retribución de la gente es enorme. La felicidad de ver que hay herramientas que todavía tienen el poder de unirte con la gente, con las personas, que es la música en mi caso.

-¿De dónde nacieron las emociones que cantás en “Víctimas del cielo”?

-Es un tema muy amplio a dónde apunta. Tengo amigos en recuperación, alcohólicos, gente golpeada de la vida, está apuntado a ellos. A veces tratás de buscar explicación a las cosas que te suceden y no las hay. Uno se siente una víctima del cielo, y está dedicado a eso... En todo lo que hacemos hay cosas que nos pega en algún lugar a todos.

-Grabar discos es cada vez menos un medio de vida para los músicos ¿cómo te llevás con la libre disposición de las canciones en las redes y la copia ilegal?

-Siempre me llevé mal con los piratas. Ahora existe el pen drive, Spotify, entonces medio que no se puede hacer nada. Siempre los que perdieron fueron los músicos. Las compañías se las rebuscan para seguir sacándoles a los músicos. Hoy en día cualquiera puede grabar un disco, pero también es muy difícil que pasen un tema tuyo por la radio. Hay muchos intereses en el medio. Son las reglas del juego, va más allá de si me gusta o no. Es como es.

-¿Cómo conviven con estas reglas?

-No le damos demasiada pelota y siempre hicimos lo nuestro y lo hacemos para compartir. El negocio del disco, lo comercial o no, es relativo porque de alguna manera comercial es todo, todos compramos, trabajamos, cada uno fabrica cosas distintas, pero la transa es la del corazón, cuando uno empieza a decir cosas, a cantar cosas que no siente, que sabés que son mentiras. En eso somos muy libres porque siempre cantamos las cosas que hemos sentido, es una especie de orgullo nuestro. Por ahí es la lucha épica del artista, defender la obra, los principios, pero hay mucha basura que se sigue consumiendo. Parece que hoy es muy importante ser famoso, que el reconocimiento popular te traiga una mejor calidad de vida. La abogada de López en el Bailando. El mundo es así y consumís lo que querés. Si consumís por consumir el sistema te tiene agarrado. Lo que no te sirve no tenés por qué consumirlo.

-¿Qué lectura hacés de este momento político?

-Argentina tiene una tragedia que comienza en el momento en que nace. Festejamos el 15 de mayo y el 9 de julio y la gente no sabe qué esta festejando, la independencia de qué. Este es un país que no aprende y repite sus errores, porque toda nuestra vida la pasamos esperando un país mejor, pero los ciclos se vuelven a repetir. Todo lo que pasa ya lo he visto antes. Pero no quiero hablar más, porque después te dicen que sos anti o a favor. Lo que más me duele es la ignorancia de la gente, que es proporcional a la calidad de los políticos que tenemos.