Del infortunio nació la empresa que hoy los une bajo el nombre de la tía

Con recetas dulces y saladas, los Ramos construyeron la fábrica familiar de sabores regionales que sigue expandiéndose.

04 Ago 2016
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La Tía Yola en la Feria Caminos y Sabores. Fotos de La Tía Yola

Los hermanos Ramos hoy son los encargados de La Tía Yola, una empresa que prácticamente nació de un infortunio.

A finales de los ’90, Sebastián Ramos estudiaba en la escuela Agrícola. Un día de esos tuvo un accidente, chocó un auto y tuvo que reparar el daño, para lo que encontró una solución que marcaría su vida y la de toda su familia: hizo los dulces de cayote que aprendió en la secundaria para vender y pagar lo adeudado.     

Poco tiempo después, el comercio de lencería de Roberto y Cecilia Ramos, los padres de Sebastián, sufrió un robo y perdió toda la mercadería. “Con la experiencia anterior, mi papá decidió empezar hacer dulces para vender, y así comenzamos a fabricar y comercializar entre todos”, recordó Ariel Ramos, el hermano mayor, quien hoy está al frente de la gerencia de La Tía Yola, una empresa de dulces, conservas y panificaciones que se fue expandiendo y llegó a las mesas de turistas y cocinas de restaurantes locales y de Buenos Aires.  

Ariel también cursó en la escuela Agrícola, con esos conocimientos y algunos secretos de familia, las recetas empezaron a tomar nuevos sabores hasta conseguir un sello propio.

“Con el transcurso del tiempo, ya vendiendo en oficinas públicas como el Consejo Federal de Inversiones (CFI),  tomamos conocimiento sobre cómo acceder a créditos y ahí fue cuando empezamos a mirar más comercialmente la empresa”, relató Ariel a LA GACETA.

En aquellos primeros tiempos, el mismo hogar era la fábrica, en el barrio Santa Ana. Con el acceso a líneas de financiación, los Ramos decidieron ampliar la casa para la empresa y, durante la construcción, debieron mudar la producción a lo de la tía Yola. De ahí el nombre. “Quedó el nombre  casi involuntariamente y después terminamos registrando la marca”, apuntó.


La Tía Yola también tiene su local en el centro, donde periódicamente los turistas se acercan para llevar sus productos como recuerdo de los sabores de Salta. En Caseros y Dean Funes, los dulces, alfajores artesanales y las conservas son las especialidades. Mientras que en un nuevo local, en Balcarce, frente a la plaza Belgrano, la panadería tomó más protagonismo.

“Hace cuatro años sacamos un incentivo a la producción que daba el gobierno y decidimos que, lo que era la casa de familia original, se iba ampliar y ahí nació la actividad de panadería”, contó Ariel, quien explicó que este sector fue creciendo de tal manera que hoy es un pilar de La Tía Yola. Y además, “la situación económica del país no está tan buena últimamente, por lo que nos estamos volcando mucho al pan, porque la venta de éste no cayó en la medida de los dulces”, advirtió el mayor de los tres hermanos Ramos. Lorena es la menor, y es quien se encarga del local de Balcarce.


¿Cómo es trabajar y construir una empresa entre hermanos?

“Es complicado tener una sociedad con los hermanos, hay que aprender a separar las cosas, a separar lo comercial de lo que es el lazo familiar, porque se mezclan las emociones con las obligaciones constantemente”, dijo el gerente de la empresa,  y agregó: “separar los locales administrativamente es justamente para eso, para llegar a comer un asado un domingo sin empezarnos a pelear porque no cerró bien algo”.

La clave es distribuir las obligaciones y diferenciar las funciones, así -según Ariel- se hace más fácil el camino de cada uno y de todos.

Las especialidades

Lo que más se vende son los productos típicos de Salta, como el dulce de cayote, el de batata y el dulce de higos, y entre los escabeches el que más sale es el de llama. “Abastecemos a algunos hoteles de Salta, tenemos de clientes a algunos restaurantes de Capital Federal a los que le vendemos dulces para que ellos hagan sus postre”, detalló y adelantó que el proyecto a largo plazo es dedicarse de lleno a la fabricación y poner en marcha la franquicia para el que esté interesado en la marca.


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