Eduardo Longoni: "el cambio de lo analógico a lo digital fue traumático"

El fotógrafo, autor de "la mano de dios", brindará una charla abierta y gratuita en Salta. LA GACETA dialogó sobre su trayectoria.

26 Ago 2016

Eduardo Longoni tiene una extensa trayectoria en fotografía periodística. Su interés fue siempre contar la problemática social y política de Argentina. Participo de la gestación de más de 10 libros sobre fotografías, algunos en colaboración con Ernesto Sábato y Mario Benedetti. El fotógrafo, que hoy se dedica a brindar charlas y realizar workshops, llegó a Salta para dictar una charla hoy a las 20.30 en Pasaje San Lorenzo 141.

Longoni tiene una trayectoria que supera su nombre, las imágenes que capturó con su cámara sus son conocidas en Argentina y el mundo. Una de ellas, particularmente: la foto de Maradona haciendo un gol con la mano a Inglaterra. “¿La foto de Maradona es un estigma?”, consulta LA GACETA. “Me importa más mi foto social y política de la época de la dictadura. Esa es una foto más universal, fue importante acá, en Inglaterra y el mundo. Cuando fueron los 30 años de ese partido me hicieron 20 reportajes. Yo nunca fui fotógrafo de deportes, me daba práctica y viajaba gracias al deporte, así que recorrí el mundo gracias a esos. Cubrí tres mundiales, por ejemplo. Esa foto es producto de un error, llegue tarde a la cancha, estaba en un lugar incomodo, un lente con el que no tenía que fotografiar… los demás no la tienen porque estaban en otro lugar. Fue un momento que después fue histórico, Maradona salió de esa cancha siendo un mito: yo entre transpirado a la cancha porque llegaba tarde, y termine haciendo una foto que en Argentina significó mucho: fue el último tipo que hizo feliz a todo el país con un instante.



En el colegio secundario empezó pegando, literalmente con plasticola, fotografías en una revista de 20 ejemplares que hacían con sus compañeros militantes en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Luego vino la colimba “complicada” y recién ahí una carrea universitaria: historia. “Llegó un momento que quise irme a vivir solo, como buen adolescente fui a una agencia de noticias a buscar trabajo porque me quedaba cerca”, se ríe. Noticias Argentinas era una de las agencias periodísticas más poderosas del momento. “Ahí conocí a Miguel Ángel Cuarterolo, editor de la agencia quien después me llevó a Clarín”.

La Agencia fue una gran escuela y todavía recuerda cómo consiguió ese trabajo. “Cuarterolo me dijo que vaya al día siguiente para practicar con los fotógrafos. Al día siguiente fui y no había nadie para recibirme. En un momento entra el subdirector de la agencia muy agitado porque necesitaba un fotógrafo. Me subí a un taxi y fui a cubrir la nota de la contraofensiva montonera, el atentado al número dos de Martínez de Hoz. Fue mi primera nota, de casualidad, la nota fue muy común, pero me permitió no fracasar, hacerla y quedarme ahí. Esa foto fue el ADN de lo que yo iba a hacer tiempo después: la problemática social y política de mi país”.

En esos años cubrió la dictadura militar, madres de plaza de mayo, la represión de la época, “ese fue mi trabajo”. Dejó la universidad y se dedicó a la fotografía. Fundó su propia agencia y en los 90 lo convoca Cuarterolo “para refundar el departamento de fotografía de Clarín”. El diario se expandía y crecía en color. “A partir de ahí empezamos a pensar las fotos como editores de imagen, evaluando su importancia. Fue mucho trabajo agrandar el departamento de foto”, recuerda.

El fotógrafo, que recibió en 2008 el premio ADEPA por su trabajo sobre la fe católica en Argentina, confesó a LA GACETA que el cambio de lo analógico a lo digital fue “traumático”. “Al principio lo subestimé, pero me parece que fue traumático, en el sentido que cuando empecé a trabajar en fotografía había un receptor de telefotos que funcionó igual por 30, 40 años. Luego todo cambió a lo digital fue muy veloz. La primera cámara digital que tuvimos en Clarín tenía muy mala calidad, era cara, tenía mucho retardo”, corría el año 1994.

“Lo subestimé pensando en que el cambio era tecnológico y ahora veo que fue un cambio en el lenguaje visual. Trajo una cuestión básica que tiene que ver con el emisor - receptor que ahora va girando porque la gente también emite información, los periodistas emiten y el receptor va variando también. Es un cambio que ha hecho que mucha gente, dentro de los medios, no se pudiera acomodar. El 50 y 60% de mi trabajo lo hago en analógico actualmente, me gusta el resultado, es lo que quiero hacer. Llegué a un punto de mi profesión en donde tomé conciencia y dije ´esto no es para mí, no quiero eso: quiero verlo como espectador´”.


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