Un libro que modifica la mirada de las historietas

La editora de Clítoris explica cómo es una publicación que propone abrir ser un espacio para autoras (y autores) con ganas de contar historias que cuestionen el sexismo.

15 Oct 2014
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LA EDITORA. Mariela Acevedo, a cargo de Clítoris. FOTO LA GACETA.

Mariela Acevedo vino a Salta a participar del Encuentro Nacional de Mujeres y se quedó unos días para presentar "Clítoris", el libro que recopila lo mejor de la revista homónima. Clítoris surgió en Buenos Aires cuando el proyecto ganó un concurso de revistas culturales en 2010 de la Secretaría de cultura del gobierno Nacional para revistas independientes.

Cuenta Acevedo que por un momento pensó que el Gobierno Nacional no le daría la plata con ese nombre, pero fue todo lo contrario: hasta les gustó.

“Obtuvimos financiamiento para hacer cuatro números de una revista cultural. Nosotros presentamos un número cero, muy parecido al número uno, pero con menos páginas y empezamos a contactar a autoras y autores (...) la producción de las autoras tiene poca visibilidad porque publican menos en papel, sí tienen más producción en la web. Y la idea de la revista siempre fue tener como eje fundamental trabajar por los derechos de la mujer y las diversidades sexuales”, dijo Acevedo a LA GACETA ayer, cuando presentó en Salta la revista.

Su visita a la provincia, además de la excusa del Encuentro Nacional, tiene que ver con una de las autoras que están en el libro: la salteña Eleonora Kortsarz escribe y guiona una de las historias del libro.



Acevedo no quiere decir que el ambiente de la historieta es machista, pero sí lo define como muy masculinizado. “Los varones tienen mucho lugar porque tanto lectores como editores son varones y la principal revista que circula en el país es la revista Fierro, que tiene toda una tradición y ya desde el nombre pero también pasando las páginas se vincula con los fierros, término que tiene que ver con los autos y también con las armas y Martín Fierro”, afirmó.

Y Clítoris nace para diferenciarse, pero no con la necesidad de convertirse en némesis. “La idea al principio era hacer una revista que marcara una diferencia en ese sentido, partiendo desde las autoras. Haciendo la revista nos dimos cuenta también que los autores varones querían participar en la revista y que de alguna manera era un espacio para que hicieran otras cosas... que a lo mejor los varones siempre están haciendo cosas sexistas o machistas porque tienen medios que tienen esa impronta, pero si vos generás otro espacio, con otra mirada, con otra dinámica, también les interesa. No es solo que el medio es machista, sino que no hay medios para que surjan otras cosas”, enfatiza y ahí deja en claro la diferencia entre medios machistas y medios masculinizados.

Aunque hay una intención política muy clara en Clítoris, las historias no descuidan, en ningún momento, la estética. Los guiones no caen en el panfleto que baja línea, y los dibujos son magistrales.

Kortsarz señaló, además, la necesidad de buscar otros tonos para contar las historias. "Basta de dramatizar. Basta de dramatizar con los trans, con las lesbianas, con los gays….en esta historieta lo primero que me planteé fue eso: el humor.

La esencia humorística de su historia se hace evidente cuando Kortsarz cuenta la idea que si bien mutó, sirvió para disparar la historia publicada en Clítoris: "Yo desciendo de judíos, sé muy poco de religión católica, pero se me había ocurrido una idea: qué pasa si sos lesbiana pero quedás embarazada del espíritu santo. ¿Cómo se lo explica a su novia?”

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