El rostro argentino más visto en las noticias internacionales

Carlos Montero es presentador de Café CNN, el programa central matutino de la señal en español del grupo Turner. Por un periodismo cuestionador.

13 Sep 2016
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› un apellido con historia propia 
Carlos Montero es copresentador del principal programa matutino de CNN en Español, Café CNN, y uno de los pioneros de la señal de Ted Turner desde junio de 1997, al dejar la NBC, también en Estados Unidos. Como periodista cubrió desde golpes de Estado hasta cumbres presidenciales o certámenes deportivos, y entrevistó a presidentes y a premios Nobel. En la Argentina trabajó en el canal América y también se desempeñó para Univisión. Hijo del productor Carlos Montero, ganó cuatro premios Emmy por sus trabajos.

› Un apellido con historia propia 
Carlos Montero es copresentador del principal programa matutino de CNN en Español, Café CNN, y uno de los pioneros de la señal de Ted Turner desde junio de 1997, al dejar la NBC, también en Estados Unidos. Como periodista cubrió desde golpes de Estado hasta cumbres presidenciales o certámenes deportivos, y entrevistó a presidentes y a premios Nobel. En la Argentina trabajó en el canal América y también se desempeñó para Univisión. Hijo del productor Carlos Montero, ganó cuatro premios Emmy por sus trabajos.



Hace 15 años, Carlos Montero atravesó la prueba más difícil de su vida como periodista. La cara argentina de las noticias más conocida internacionalmente estaba al aire como conductor de CNN desde sus estudios centrales de Atlanta (Estados Unidos), cuando vió como se estrellaban dos aviones en las Torres Gemelas. Nada fue igual desde ese momento.

“Lo que más me marcó en mi profesión fue el 11 de septiembre de 2001, la noticia que no estábamos esperando y que tomó por sorpresa a todo el mundo. Me tocó ser testigo, porque estaba transmitiendo en vivo. Había una cámara que usábamos para relevar el tiempo que hacía en Nueva York y me avisan por auricular que en ella se veía un avión chocando contra uno de los edificios; mandamos la imagen al aire y recibíamos todo al mismo tiempo que la gente, no había un instante de verlo antes. Así fue cuando el segundo avión se estrelló, lo que pasó en el Pentágono, la gente tirándose del edificio que se estaba incendiando y las amenazas en todo el país, fue muy duro”, recuerda en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cómo se puede transferir esa experiencia a los estudiantes de periodismo?

- No se puede, nada te puede preparar para eso, hay que atravesarlo. A los que piensen que para hacer periodismo hay que estar preparado siempre con lo que vas a decir y a informar, le digo que en ese caso no sabés lo que está sucediendo y debés ser muy juicioso con lo que tenés que contar. Decís lo que sabés, pero hay mucho que no sabés; hay que ser honesto con la gente y decirle todo lo que ignorás. Es un momento que hay que vivirlo.

Los mismos problemas

Recientemente, Montero estuvo en el país para transmitir desde el bar La Biela de la Capital Federal su programa internacional Café CNN, para la señal en español, en el cual entrevistó a dirigentes políticos y sociales y a periodistas de todo el arco ideológico del país. Si bien está en contacto constante con la Argentina, aprovechó este viaje para estar con su familia, y mezclar días de trabajo y de placer.

“Hace bastante más de 30 años que vivo afuera, pero vengo una vez por año como mínimo de vacaciones; si se da la posibilidad de venir por trabajo, mejor todavía. Estoy mucho en contacto gracias a la tecnología, leo revistas, escucho radios argentinas y veo televisión de acá”, aclara.

- Pese a esa cercanía, estar lejos da otra clase de perspectiva de lo que pasa en el país...

- Desde afuera, al estar trabajando en un medio tan grande como CNN, tenemos una observación general de toda la región. Lo de la Argentina es especial para mí, porque nací acá, la quiero y la sigo en distintos temas coyunturales y políticos que son noticia. Uno lo observa desde lejos pero tiene el corazón adentro.

- ¿Y cómo leés el presente?

- Está pasando por una situación muy especial y difícil; la gente tiene bastante esperanza en este cambio de Gobierno, pero se da cuenta de que no es tan fácil como se planteaba la situación. En los últimos meses se han destapado distintas irregularidades de la gestión anterior, que dan muchas sorpresas y hasta los propios seguidores del kirchnerismo se están decepcionando de lo que se vivió en el país. Y Mauricio Macri se dio cuenta de que cuando hacés promesas de campaña siempre son interesantes y muy lindas, pero cuando sos gobierno no son sencillas de cumplir. Entonces decís ‘bueno, no puedo hacer esto y voy a tener que hacer esto otro’, son cosas que pasan. Pero lo mismo creo que van por el buen camino.

- ¿Hubo falta de previsión realista de la situación por parte de los nuevos funcionarios?

- Se encontraron con una situación bastante complicada en el país, con una economía destrozada. Les dejaron la administración muy desorganizada y hay medidas que se tomaron que no fueron las acertadas. Todo Gobierno aprende sobre la marcha, a nivel que se va avanzando.

- ¿Ocurre en todos los países?

- No es algo que se dé sólo en la Argentina, sino que se produce en cualquier Gobierno. En Estados Unidos, Barack Obama prometió al asumir reformar la inmigración para solucionar los problemas de 12 millones de personas en situación irregular, y no lo logró ni en el primer ni en el segundo mandato; le hecha la culpa a la oposición, pero las promesas incumplidas es algo que pasa allá, acá y en todos lados.

La noticia deseada

Cuando se le pide que haga una lista de las mejores noticias que le gustaría dar, Montero menciona en primer lugar una alejada de la política: “la cura del cáncer, que mata a tantas personas en el mundo”. Luego cede a su tentación y a su formación y enumera otras dos, en pie de igualdad: “que se terminó con el mal del ISIS que aterra Occidente, lo que significaría el final de la violencia que se vive en el mundo y de los atentados sin sentido como los que ocurrieron en Francia o en Turquía; y que se solucione el conflicto entre palestinos e israelíes, que lleva décadas y se intentaron varios caminos que siempre encuentran trabas”.

- ¿Cómo trabaja CNN las diferencias de cobertura?

- Tenemos varias cadenas y muchos desafíos. Tenemos la señal CNÑ que se ve en Latinoamérica, la central que se ve en Estados Unidos, y la internacional que se ve en Europa, Asia y África, aparte de algunas nacionales, como en Chile o la de Turquía. Por más que somos de la misma familia, cada una trabaja en cierto modo independientemente de la otra. Aprovechamos los recursos de todas, pero cada una prioriza sus temas en forma autónoma según nuestra audiencia. Hay temas que para una cadena son muy importantes y que para la otra no tienen relevancia. Son muy ricas e interesantes las reuniones de producción que tenemos, porque buscamos consenso entre todos sobre lo que le interesa a un venezolano, a un argentino o a un mexicano. Hay noticias que todos compartimos y nadie las discute, pero otro tipo de información que no.

- ¿Cuántos ejes desarrollan por edición?

- Son cinco temas para desarrollar durante el día, y en las reuniones también se define cómo nos manejamos, a quién entrevistamos, que dirección le damos a la noticia, pero al final siempre hay una persona que tiene la última palabra y lo define. Cada grupo tiene su líder, todos opinamos, pero hay quien define porque necesitás un cierto orden para trabajar de una forma coherente. En mi caso, trabajo sobre todo en la CNÑ, mientras que en la internacional aporto la visión de lo que pasa en Latinoamérica.

- CNN está en conversaciones para comprarle a Telefónica el canal Telefé, el 11 de Buenos Aires y con repetidoras en todo el país (Canal 8 de Tucumán, por ejemplo), y crear CNN Argentina. ¿Qué sabés?

- Todo se está manejando de una manera muy confidencial; quienes trabajamos en la señal nos enteramos al igual que todos por lo que aparece en los medios. Tanto Telefónica como Turner cotizan en bolsa y deben ser muy cuidadosos con su información. Es cierto que hay interés, pero no sé en qué punto se encuentran las negociaciones. Se manejan en un nivel en el que yo no estoy. Pero es claro que, de la misma forma en que se tiene éxito en Chile, siempre se están buscando otros mercados y la Argentina le interesa muchísimo a Turner, porque tiene acá más de 300 empleados.

- ¿Te gustaría ser su cabeza local?

- Sería un desafío espectacular para cualquier periodista, sería fabuloso.

Periodismo militante

La despedida de la charla se centra en lo que pasó entre el kirchnerismo y el periodismo en la gestión anterior, con presiones públicas sobre los periodistas críticos al entonces oficialismo. “Me preocupó mucho lo que pasaba, por supuesto. También ocurre en otras partes de América Latina con el llamado periodismo militante, que está de acuerdo con las políticas oficiales”, afirma.

- ¿Qué opinás de esta tendencia?

- No es bueno porque te empapás demasiado de una determinada idea y te ponés una camiseta cuando nosotros, como periodistas, no debemos usar ninguna. Si te convertís en un periodista militante, ves todo positivo y cualquier cosa negativa y que venga de otro tipo de periodismo se convierte en una agresión, lo cual no es así.

- ¿Y qué debemos hacer en la profesión?

- Tenemos la obligación de cuestionar al Gobierno de turno; de decir también si hizo algo bueno o malo; de preguntar y hacer entrevistas que incomoden y hacer que los gobernantes de turno nos respondan. La gran grieta de la que se habla tanto acá en la Argentina no es positiva, porque no significa que si cuestionás a un Gobierno sea para mortificarlo; lo hacés porque es tu obligación, porque tenés que resaltar lo que está y lo que no está bien.

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