“Se cree que la historieta es un arte menor”

El guionista de comics Luis Castro reflexiona sobre todo lo que tiene que tener una buena historia en el noveno arte.

16 Oct 2014
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EL GUIONISTA. Luis Castro, uno de los representantes de la historieta en Salta. FOTO TOMADA DE FACEBOOK, USUARIO, LUIS CASTRO.

Luis Castro no es solamente guionista de historietas. Pero es. Escribe historias, que otros dibujan o filman y además realiza un taller cada vez más concurrido con chicos que incursionan en el noveno arte.

El taller lo dicta junto a los dibujantes Eleonora Kortsarz y Juan Giménez. La dupla artística con Kortsarz merece un capítulo aparte: a Eleonora la conozco desde el tercer año del secundario y a esa edad yo pensaba que era el único que leía historietas, porque estudié en un colegio artístico y ahí se cree que la historieta es un arte menor y por ahí es como que tenía ese secreto vergonzoso "yo leo historietas" y un día me crucé con Eleonora, que estaba en otro taller, y la ví haciendo un cuadro que para mí era una viñeta y me acerqué y le pregunté si era una viñeta, me contestó sí, algo así. Después no me volvió a hablar hasta que no sé en qué circunstancias se enteró que yo escribía y vino y me dijo que tenía una idea para hacer una historieta. Y de ahí empezamos a hacer trabajos juntos”, cuenta Castro a LA GACETA.

Enseñar a otros a escribir no es una tarea sencilla, en parte por las características tan distintas de los alumnos. Castro dice que hay dos tipos de alumnos: están los que te traen historias grandísimas, de 500 páginas y que quieren pasarlo a un comic de 24 páginas o que sueñan con sacar una saga mensualmente. Y hay otros que no escriben dos páginas seguidas. “Entonces tenés que buscar un equilibrio, enseñarles a trabajar desde lo más pequeño, hacia esas grandes sagas que ellos quieren realizar. Los que escriben mucho sienten que los estás comprimiendo si les pedís que hagan una historia de una página y los que no quieren escribir sienten que les exigís mucho. Entonces hay que buscar un equilibrio. Uno de los métodos que encontré es buscar algo que los inspire par que ellos hagan sus historietas. Otra es estudiar los géneros, como el policial por ejemplo”, dice.

Castro explica que a los chicos les suele citar una frase de Coco Channel. La especialista en moda aseguraba que una mujer debía tener un método para saber si estaba bien vestida: antes de salir a la calle tiene que pararse frente al espejo y probar sacarse algo de lo que tiene puesto. Si cuando se saca algo se da cuenta de que sigue bien vestida, entonces eso que se sacó sobraba. “Yo a los chicos les digo que si en sus historias pueden sacar un personaje o una frase es porque está de más. Si quitando eso no se desmorona todo, está de más”, afirma.

También hay trucos sobre cómo construir un gran personaje. Delinear un perfil psicológico y después permitir que se defienda solo. “El personaje tiene que ser un héroe o un antihéroe y tener virtudes o defectos que sobresalgan del resto de los personajes de la historia. Si ponés a Súperman en un mundo donde todos tienen superpoderes, es uno más del montón, no sirve como personaje”, explica.

Antes de finalizar la entrevista, Castro habló de los cinco comics que envidia como guionista:

Año uno, de Frank Miller: “Por un tiempo en la adolescencia yo había dejado de leer comics porque estaba acá en Salta y no conseguía nada y de golpe, volviendo a Buenos Aires, vi que en un kiosco estaba “Batman Año uno”, no sabía qué era, lo compré para para el tiempo para volver de Capital a Provincia. Eso me llevó a volver a comprar todo.

Hellblazer. “Por el personaje, el antihéroe, me encantan las situaciones, cómo se plantean las historias”.

Evangelion. “Tengo una gran deuda con todo lo que es manga, he leído muy poco. Hasta donde yo leí me encantó. Me quitó el prejuicio que tenía con el manga”.

El Eternauta: “Porque me quitó el prejuicio de que la ciencia ficción solamente era un invento yanqui: sentía que los únicos que tenían derecho a contarla eran los yanquis. Y también por esa cuestión del trasfondo del libro. Cuando leí me maravilló que pudiera pasar en pequeños barrios de Buenos Aries y que todos fueran víctimas: unos eran esclavizados y tenían que ir a esclavizar a otros y a otros. Era como algo imparable. Y el final me encantó: es una de las primeras historietas donde el narrador cobra tanta importancia, porque es el mismo Héctor Germán Oesterheld el que está contando la historia.

Crisis en tierras infinitas: es mi infancia en el comic, aunque la leí a los 18 años. Me maravilló porque tenía esa cuestión de que están todos los héroes de mi niñez peleando y dos imágenes: la de Súperman sosteniendo a Superchica muerta y flash todo viejo, desarmándose, siempre están en mi cabeza.

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