Juicio Trogliero: una vecina escuchó los gritos de Gómez Paz

Declararon las personas que viven al lado de la casa de Mario Del Barco, lugar donde se produjo el homicidio.

22 Sep 2016
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FOTO www.muycritico.com.ar

Fuera del imputado por el homicidio de Javier Trogliero Álvarez, Juan Carlos Gómez Paz, y de los dos imputados por encubrimiento agravado, Mario Del Barco y Sebastián Guitián, nadie estaba en la casa de barrio El Huayco en aquél momento, por lo que no existe otra teoría de lo que sucedió que no sea la que contó Gómez Paz (siendo que los otros dos implicados aún no declararon). Los vecinos oyeron gritos y hoy, ante el Tribunal, contaron lo que escucharon y vieron.

Marina Elvira Cajal, de 82 años, vive en la casa de al lado de donde se celebró la reunión que terminó en tragedia el 2 de junio de 2013. Su edad y algunos inconvenientes en su salud no le impidieron escuchar gritos aquella madrugada ni tampoco relatar con claridad lo que recordaba.

“Me despertaron los gritos… gritaba que tenía un hijo, eran gritos como pidiendo auxilio”, dijo la señora que escucho desde su habitación, coincidiendo con el relato que el miércoles vertió Gómez Paz, quien declaró que gritaba eso mismo mientras Trogliero lo asfixiaba.


La mujer explicó que no salió a brindar ayuda porque padece bronquitis y esa noche hacía mucho frío y que no llamó al 911 porque escuchó que ellos lo hacían. Además indicó que vio a dos personas que levantaron y sacaron del lugar a la más robusta de las dos que se estaban enfrentando y que lo sentaron en el cordón.

El arma tapada con tierra

Elvira contó que horas después había muchos policías en el lugar buscando el arma homicida. “Buscaban por todos lados, por los techos, por al lado de mi casa. Hasta que uno de ellos la encontró cerca del mediodía”, relató.

La señora aseguró que la sevillana no estaba enterrada sino “tapada con tierrita” y que fue encontrada al lado de la vereda.

Los demás vecinos no aportaron mucho

Otra vecina que atestiguó fue María Laura Alberto, quien dijo no recordar si escuchó gritos de auxilio. Ante esos dichos, el juez Pablo Farah le recordó que en su declaración indagatoria tomada durante la instrucción había manifestado que sí había escuchado estos gritos y la frase que hacía alusión a un hijo.

Tomándose su tiempo, Alberto dijo que reconocía y recordaba esos dichos, avalando su anterior declaración prestada. Agregó que no se acercó pero que a la distancia vio que la camisa de la persona más robusta tenía manchas de sangre.

Leandro Enrique Mendoza, otro vecino, manifestó que por problemas de salud debe tomar tranquilizantes por las noches, con lo cual no escuchó nada aquella madrugada. El hombre si ratificó lo dicho por Marina Cajal respecto de que el arma estaba solo cubierta con un poco de tierra.

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