Sonamos trajo la fiesta de la música que África le hizo a Latinoamérica

Así fue la noche de Chinchiví y Marak 4 & Gañote en El Teatrino.

23 Oct 2016

Las escalas del Festival Sonamos Latinoamérica se están convirtiendo en una costumbre con raíces cada vez más firmes en la ciudad. El sábado, en El Teatrino y con la sala casi llena, los tucumanos de Chinchiví calentaron el escenario con ritmos afroperuanos, cantos salidos de las jornadas esclavas de los negros en las cosechas, de las tristezas y las alegrías que pasan por el cuerpo y lo hacen bailar.Como la bebida que da nombre al grupo, salida de la caña de azúcar mezclada con el ron y el clavo de olor, para aflojar el alma.

Del estudio profundo y sensible de esos ritmos, los tucumanos armaron una construcción fusionada con estructuras del jazz para repertorio que tiene landós, festejos, zamacuecas, panalivios y valses peruanos de Susana Baca, Nicomedes Santa Cruz, Eva Ayllon, Caitro Soto, Pepe Vázquez, entre otros. En la formación, las chicas por delante, con las voces de María Eugenia Rodríguez Pontet y Flavia Rodríguez, la guitarra de Ignacio Meriles, Franco Rivadeo en bajo, Carlos Seleme, Martin Chebaia, Georgina Bustamante y Christian Cruz en percusión, a los que se sumó como invitado Javier Seco en clarinete y saxofón, para darle vuelo alto a las melodías y variaciones armónicas.

La música que se amasa con los pies y se pasa por el cuerpo quedó en el escenario, casi sin intermedios, para los venezolanos de Marak 4 & Gañote, el trío de Luis Murillo en maracas, César Salazar con el cuatro venezolano y Génesis Carrillo en la voz y el bajo eléctrico.

Versiones personales y fundadas en la alegría para todas las maneras del joropo, de los rucaneados, con contrapuntos y floreos para aplaudiros y pedirles más.

De la misma raíz negra y juntados por las coordenadas de un festival que cada vez convoca más público a sus llamados, Chinchiví y Marak 4 & Gañote terminaron juntos en escena, en un cruce improvisado y festivo.


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