“Hijos nuestros” propone una mirada sobre el fanatismo futbolero

La película de Fernández Gebauer y Nicolás Suárez bucea en pasiones y esperanzas cotidianas.

27 Oct 2016
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DEJAR LA SOLEDAD. Ana Katz y Carlos Portaluppi, en “Hijos nuestros”.

La pasión está en el centro de “Hijos nuestros”, el filme de Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez que compite en el Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo como mejor ópera prima y que hoy, a las 18, se proyectará nuevamente en el Espacio Incaa (San Martín 251).

El objetivo de Fernández Gebauer, según le confesó a LA GACETA, fue hacer “una película con una mirada sobre el fútbol un poco más crítica que la habitual en las producciones argentinas, alejados del costumbrismo que le canta loas”. “Comenzamos a trabajarla hace siete años, en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (dependiente del Incaa). Partimos de un hecho que vivió Nicolás, que se dobló la rodilla en fútbol y el taxista que lo llevó hasta el médico había sido un futbolista que debió dejar todo por una lesión”, recuerda.

- ¿Cómo se articula con otras películas sobre el fútbol?

- Pretendemos establecer un diálogo con otras producciones del cine nacional y su tratamiento del tema, como “El crack”, de Juan Martínez Suárez. Creemos que faltaba una película que abordara la cuestión desde el cuestionamiento a los fanáticos y sin enaltecerlo. Queríamos ver de dónde viene, qué tan real es y qué cosas se esconden detrás de esa pasión. En el fondo, hablamos de la soledad de los personajes y de sus búsquedas.

- Con Carlos Portaluppi como un taxista fanático de San Lorenzo.

- Lo veníamos viendo en teatro y lo admirábamos mucho. Cuando comenzamos a escribir el guión, lo tenía a él en la cabeza y lo conocí en un reemplazo de cámara que hice en otra película. Allí lo abordé y le di el texto. Lo llamé dos años después, y él se acordaba de todo. Le había quedado resonando ese tiempo y evidentemente el personaje le ofrecía algo que él quería.

- Se meten con la religión y con el fútbol, dos temas polémicos...

- Quisimos hacer un paralelismo entre ambos, desde la idea de dónde deposita cada uno su espiritualidad y su fe. Está la multirreligiosidad de Silvia (la coprotagonista, Ana Katz), mientras que Hugo (Portaluppi) la deposita en el club. Incluso, hay una escena surrealista en una Iglesia, con feligreses cantando una canción de cancha.

- ¿Cómo les está yendo?

- Como circula alrededor del mundo de San Lorenzo se generó una apropiación del filme por parte de los hinchas. Logramos generar un público propio y hubo funciones donde la mitad de la sala era gente con remeras del club cantando con bombos y platillos, y la otra, de traje, como en el Festival de Málaga, en España. Estrenamos el 12 de mayo y hasta ahora nos mantenemos en las salas, con altas y bajas obviamente. Debemos estar sobre los 25.000 espectadores y en algunos lugares nos bajaron de cartel pese a que mucha gente iba a vernos. Empezamos sólo con el premio del Incaa por ópera prima, sin ningún otro aporte, y la hicimos a pulmón.

- ¿Qué le recomendarías a quien quiere filmar por primera vez?

- Hay que tener conciencia de que el proyecto en el que te metés te va a llevar varios años de tu vida. Tenés que lograr que no te gane la ansiedad, tener mucha paciencia y estar bien plantado. Esta fue una experiencia hermosa, no la cambiaría por nada.

- ¿Sos hincha de algún equipo?

- De Independiente, donde mi viejo jugó como profesional cinco partidos hasta que lo lesionaron.

Homenaje a Gleyzer

A las 20, en el marco del festival, en el Espacio Incaa se rendirá un homenaje al director Raymundo Gleyzer, miembro de Cine de la Base detenido desaparecido en 1976 y creador de “Los traidores”, con la presencia de Cynthia Sabat, autora del libro “Compañero Raymundo”. A las 22, se proyectará el filme colombiano “La tierra y la sombra”.

En la muestra de cine argentino, a las 21 se verá en el Atlas (Monteagudo 251) “327 cuadernos”, el documental de Andrés Di Tella sobre el escritor Ricardo Piglia.

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