Los centros de estudiantes ganan terreno en el secundario

Los directivos de las escuelas empiezan a perderle el miedo a la participación política de los alumnos. Las distintas experiencias de jóvenes que pelean por sus derechos.

23 Oct 2014
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LUCHA. Iván Ibañez, secretario de prensa, y Luciano Camaño, presidente del Centro de Estudiantes de la Ex escuela Normal. FOTO LA GACETA.

Luciano Camaño tiene 16 años y desde hace unas semanas es presidente del centro de estudiantes de la ex Escuela Normal. El silencio de la biblioteca se rompe de una manera extraña cuando el joven empieza a hablar de la importancia de la política y afirma: “soy un militante, un militante peronista.”

La Normal es uno de los pocos establecimientos que ha permitido la creación de un centro de estudiantes, posibilidad que se abrió hace más de un año, cuando las cámaras legislativas aprobaron un proyecto de Ley del Partido Obrero, con el objetivo de constituir la primera experiencia colectiva de los jóvenes salteños.

“Quise ser presidente porque buscamos un cambio estructural para que el estudiante tenga más beneficios – dice Camaño- y para que también tenga la posibilidad de hacer surgir del colegio, porque La Normal siempre fue uno de los mejores colegios a nivel nacional y queremos volver a recuperar eso, una forma de mejorar la institución”. Y añade que “cuando uno sale a la calle escucha que somos la juventud perdida, desde que estamos en la elección del centro de estudiantes se vio algo distinto”.

El joven habla mucho de mejoras académicas, de pensar la estructura de la escuela, de organizar la ayuda entre compañeros y es evidente que por un lado piensa la política desde lo teórico; aunque también está claro que no tiene ningún problema en inmiscuirse en el barro de lo cotidiano: antes de iniciar la entrevista hacía gestos de dolor en un brazo y es que había tenido que intervenir entre dos alumnos que querían molerse a golpes en el recreo después de que a una chica le desapareciera el celular. Eso, separar a dos que se están peleando, es algo definitivamente peronista.

El vicerrector de la escuela, Adrián Zanzul, está contento con la iniciativa. Más que contento: está orgulloso. “Para mí es un avance, porque implica introducir a los alumnos en lo que es la vida democrática, ya desde el mundo de las aulas. Nos permite a la gestión directiva mirar algunos aspectos que nosotros, como adultos, podemos no percibir. Por ahí uno pierde de vista aristas o elementos propios de la adolescencia”, afirma Zanzul y recalca la importancia de la ayuda que le da a los directivos para conocer problemas que parecían invisibles. “Tener un centro de estudiantes te hace sentir acompañado. Para mí no entorpece en nada la gestión directiva. Tenemos que perderle el miedo a los centros de estudiantes. Son chicos que piensan y estamos en vida democrática y hay que saber escuchar sus argumentos”, enfatiza.

Zanzul también habla con LA GACETA que los centros de estudiantes, ahora que el voto bajó a los 16 años en todo el país, hacen posible que los jóvenes entiendan en la práctica cómo es vivir en una cultura democrática, donde conviven diferentes formas de pensar y se llevan a la práctica acciones de carácter civil o jurídico.


La experiencia en el IEM

La vinculación académica entre el IEM (Instituto de Educación Media Dr. Arturo Oñativia) y la Universidad Nacional de Salta naturaliza la presencia de un centro de estudiante: no es una novedad.

José Gómez Solá es el titular de su Centro de Estudiantes y toma el cargo como un deber. “La presidencia es algo muy duro, uno es la cara de los alumnos del colegio, quise serlo porque me sentía en ese momento el único capaz para llevar las expectativas que teníamos para los alumnos, llevarles el apoyo y sobre todo el beneficio para ellos”, dice.

Es presidente del centro desde el año pasado, antes había pasado por el centro como Secretario de Cultura. Cree que el mayor problema es el desinterés o indiferencia que percibe en algunos compañeros hacia la política interna, cuando es algo que podría mejorar la situación tanto de los chicos como de la institución.


La militancia en el Américo Vespucio

Camila Morales no es técnicamente la titular del centro de estudiantes, porque el Américo Vespucio aún no posee un espacio así para los alumnos. Pero sí es delegada, hace de intermediaria entre sus compañeros y los directivos y además milita en el Partido Obrero. “Nos hemos organizado con los pibes y una de las mayores campañas fue la de los centros de estudiantes porque consideramos que es lugar donde nos podemos sentar a debatir y llevar adelante nuestras reivindicaciones y por sobre todas las cosas entender que las problemáticas que sufrimos son parte de toda una crisis social que afecta a nuestra educación, a nuestro hogar”, declara Morales. Denuncia, además, que lamentablemente en Salta muchas autoridades de los colegios tratan de sabotear y no permiten la organización de los jóvenes en los colegios privados y religiosos.

La estudiante cuenta que uno de los intentos de organización se produjo una vez que subieron mucho la cuota y eso afectó a los estudiantes, quienes además se quejaron de la falta de obras en el establecimiento. “No veíamos que hubiera una inversión en cortinas, calefacción y todo lo que hace a un lugar digno donde estudiar… también veíamos que era un golpe muy fuerte en el bolsillo de nuestros padres, así que cuando decidimos hacer algo nos dijeron lo mismo de siempre: que no está permitido y que no se puede y hubo amenaza de amonestaciones o expulsiones”, narra.

Más experiencias

Se empiezan a multiplicar los centros de estudiantes. Así lo prueba el encuentro que se desarrolló el 20 y 21 de septiembre en Rosario de la Frontera, donde 120 jóvenes de varios municipios de la provincia participaron del Primer Encuentro de Presidentes y Autoridades de Centros de Estudiantes Secundarios de Salta.

Si bien cada escuela puede ser un mundo aparte, los alumnos que concurrieron a ese encuentro dejaron en claro algo: la juventud no está perdida.

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