Dante Palma disparó contra el Cuarto Poder

El filósofo y panelista del programa "6, 7, 8" explicó en qué consiste "el quinto poder" y por qué es necesario el respaldo del Estado.

25 Oct 2014
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DEBATE. Dante Palma explica el concepto de "quinto poder". FOTO LA GACETA.

Si bien Dante Palma es filósofo, politólogo y ensayista, la mayoría lo conoce como “el panelista de 6,7,8”, el programa que desde la televisión pública funciona como un "observatorio de medios", según su criterio. Tiene 36 años y llegó a Salta para presentar su cuarto libro, “El Quinto Poder, el ocaso del periodismo”. Sentado en la redacción de LA GACETA, Dante Palma sale con los tapones de punta, aunque en tono cordial cuando afirma que considera muy positivo que el prestigio que tenía la voz del periodista está en tela de juicio. “La ganancia más perdurable es que hoy ya no podés decir esto es verdadero porque lo acabo de leer en un diario”, dice. Así arrancó este diálogo.

¿Qué es el quinto poder?

Es un espacio de la sociedad civil que tiene la posibilidad y la capacidad de poder funcionar como un contrapeso del Cuarto Poder, del poder de la prensa tradicional. La idea de quinto poder no es mía, sino que es de Ignacio Ramonet, un pensador español: él encuentra especialmente en las redes sociales ese espacio capaz de generar una contraposición. Lo que yo le agrego, en realidad, es que desde mi punto de vista no puede haber quinto poder sin una decisión política del Estado que empodere y visibilice esos otros espacios de la sociedad civil, que puede venir en formato de redes sociales, o radios alternativas, o en forma de comunicación boca a boca.

La hipótesis central del libro es esa: que especialmente a partir de la experiencia en Argentina y Latinoamérica, el quinto poder no surge por generación espontánea ni por autoconvocatoria, sino que surge por la decisión política que se da desde dos poderes del Estado, el ejecutivo y el legislativo, especialmente desde la ley de medios.

¿Cuál sería la diferencia entre órganos que surjan como quinto poder alternativo a la prensa y los que lo hacen con esta canalización por el Estado?

Cualquiera de nosotros puede tener un blog o una cuenta de twitter, y desde ese lugar puede hacer lo que sea, ahora el punto es que sin esa decisión política desde el Estado cuesta mucho pensar que sea posible disputar un espacio contra una corporación en Argentina como Clarín, en Brasíl como O Globo, en México como Televisa. Pueden haber radios comunitarias, tanto para asociaciones de la sociedad civil, o tanto para música en castellano de músicos independientes… sí son exigencias y reivindicaciones que salen de la misma sociedad, pero no pueden disputar mano a mano con la concentración de medios que se viene dando por lo menos en los países mencionados.

¿Cómo sería la relación de ese quinto poder, con otro gobierno en la Argentina?

El quinto poder no es un poder del estado, ni es un brazo oficialista o paraoficial. En realidad es el estado el que tiene que visibilizar algo que ya existe: esas otras voces alternativas ya existían. Pero no es que deba existir un nuevo poder vinculado al Estado o subsidiado al poder político de turno. Me encantaría que cualquier otro gobierno que viniese diera espacio a esas voces alternativas que vinieran, sobre los medios concentrados. Pero yo lo dudo, porque generalmente los gobiernos de Macri como el de Massa tienen vinculaciones con esas corporaciones. Pero eventualmente podría haber un gobierno que pudiera profundizar todo lo que falta de la ley de medios… habría al menos un espacio para que ese quinto poder se potencie.


¿Hay un trabajo de análisis de qué es lo que pasó después de la ley de medios, con estos medios alternativos que ya existían y militaban anteriormente?

Libro Quinto Poder Yo creo que la ley es ambiciosa, tiene mucha potencialidad, pero le faltan cosas, le falta actualizarse en esa potencialidad. Creo que hay un déficit en los contenidos locales, los fomenta, pero falta… parece que aún con la nueva ley vigente hay una agenda que es porteñocéntrica, desde antikirchneristas y también de medios con sesgos oficialistas. Hay un recorte que siempre se hace de ciudad de Buenos Aires y provincia de Buenos Aires. También creo que se puso una esperanza demasiado grande en la Ley de medios, como que iba a venir a solucionar el problema de todos los argentinos o se generó una fantasía de que cualquiera puede poner un programa o un canal de televisión. Y eso no es así.

Es difícil… yo creo que además que en la medida que se ha tratado de avanzar en el otorgamiento de licencias, han surgido ese tipo de problemas… es un proceso que va a llevar diez o veinte años porque la ley no puede profundizarse al amparo de los subsidios del estado… en una primera medida seguramente algunos canales nuevos van a tener que tener ayuda del Estado, pero entiendo que el espíritu de la ley no es que surjan medios vinculados directamente a una pauta publicitaria del estado.

En los países árabes y en Europa el quinto poder parece haber surgido de otra manera, sin el Estado… acá vos decís que hay un fuerte impulso de dos poderes del Estado… ¿eso no atenta contra este quinto poder, que quiera enfrentar el status quo no sólo de las corporaciones, sino también a parte del poder ejecutivo o legislativo?

Yo creo que hay unas determinadas fantasías respecto a lo que fue la primavera árabe, descreo que haya consistido en un par de chicos intrépidos con BlackBerry… yo eso no lo creo, la forma en que los medios occidentales nos contaron eso que pasó... Por supuesto que en países de Europa se mencionan cómo actúan determinados medios o la concentración de medios, pero no con la potencia crítica que se ha dado en la Argentina. Allá, si bien existen esos espacios, son… veamos, lo que fue el 15 N… formas horizontales, masas críticas, antipolíticas, antiestatalistas, antiverticalistas, cumplen un determinado rol en un determinado momento y luego se disipan… yo a la luz de eso que pasa ahí, tengo una crítica a Ramonet, que incluso cuando piensa a Venezuela o Ecuador, también tiene esta lógica de que el quinto poder debe estar absolutamente desvinculado al estado y creo que ese es un prejuicio de cierta mirada europeísta, iluminista que proviene del siglo XVIII, en un espacio de conciencia crítica contra los gobernantes.

Pero eso se repitió, sin ir más lejos, en Brasil donde durante el mundial se visibilizó mucho y era una masa crítica bastante interesante, de mucho contenido y formación que protestaba tanto contra las corporaciones, FIFA, el Estado… y en la Argentina hay una polarización: o estás en contra de las corporaciones o contra los que gobiernan.

Me parece que lo que pasó en Brasil y eso es la crítica que yo les hago a las redes sociales, o a cómo Ramonet y algunos pregonan por el quinto poder, miran a las redes sociales. Yo soy escéptico respecto a la posibilidad de unas redes sociales con una agenda propia. Las redes sociales son, en general, prótesis, amplificaciones de los medios tradicionales y se ha dado eso también en Latinoamérica. Las redes sociales tienen capacidad asociativa, para un lado o para el otro: para una movilización política o para una rateada de pibes de 15 años, para un cacerolazo o una marcha a favor de la ley de medios. Y mirá, Dilma parece que gana también y sin embargo si uno veía lo que pasaban en el mundial sentía que se incendiaba ese país.

Yo creo que hay una lógica de grandes centros urbanos, generalmente son críticos de los que aparecen como gobiernos populares y que tienen un rebote en los medios tradicionales que luego aparecen en las redes sociales y eso nos hace pensar que lo que sucede en determinado país es una cosa, pero cuando se lleva al terreno electoral uno ve que las cosas funcionan distintas.

Estrictamente la idea de quinto poder, tal como la expresa estos autores, tiene que ver con su vinculación con el Cuarto Poder. Como una forma de crítica a ese Cuarto poder. Eso no quiere decir que tenga que decir solamente eso. Pero por qué hago énfasis en el Cuarto poder: a diferencia de la mirada clásica del periodismo, que entendía ser crítico del poder era criticar a los gobierno porque se entendía que el poder estaba ahí, pero ahora se entiende que el poder está en las corporaciones económicas que son las dueñas de los medios… y ser periodista ser crítico del poder sería criticar a tu propio empleador… eso no quiere decir que no haya que criticar a los estados cuando hacen algo mal.

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