En qué conviene invertir en un escenario de inflación en baja

Especialistas aconsejan opciones, ante un mercado ya empezó a tomar nota de la tendencia a la disminución de los precios.

05 Dic 2016
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Un contexto de desaceleración de los precios, como se prevé para la Argentina en el próximo año, es saludable para la economía, pero también es un desafío para los inversores, sumidos durante años en el nocivo confort inflacionario. Es por eso que, de cara a 2017, ya piensan estrategias para hacer rendir al máximo sus fondos o los de terceros.
“Si uno confía en las metas del Banco Central (del 12 al 17% en 2017), y claramente el mercado así lo demuestra, la desaceleración inflacionaria será un hecho. Por lo tanto, habrá que apuntar hacia las inversiones en pesos a tasa fija, aún hoy altas”, analiza el consultor Juan Pablo Vera.
Para este especialista, la inversión en pesos repetirá la muy buena performance de 2016 en un entorno de apreciación cambiaria, aunque con matices y, seguramente, menores rendimientos. “Opciones clásicas del inversor, como los plazos fijos, claramente, hoy, no son atractivas. La recomendación iría para el lado de Lebac medias/largas y fondos comunes de inversión T+1, a fin de ganar en agilidad y rentabilidad”, identifica Vera. Los fondos T+1 son aquellos que permiten rescatar la inversión en un plazo de 24 horas.
 
Pero advierte que, más allá del sesgo descendente en inflación, 2017 se presenta con varios frentes que podrían complicar este proceso. “En este punto, quizás, los targets estimados por la autoridad monetaria queden cortos. Por lo tanto, destinar un porcentaje a títulos ajustables por inflación sería aconsejable. Acá, nos inclinamos por el DICP (bono discount en pesos)”, aconseja.
Para el economista Augusto Posleman, lo relevante es ver cómo se comportan todas las variables en un contexto desinflacionario. “No sólo evaluar el ritmo de caída de la inflación, sino observar, también, lo que ocurre con la tasa de interés y con el ritmo de devaluación en ese escenario”, explica.
Posleman razona que los inversores más conservadores deberían optar por colocarse a plazos cortos, con las Lebac a 35 días como el instrumento ideal para esa estrategia. “Aquellos con mayor tolerancia al riesgo y que acepten posiciones en pesos de mayor plazo podrían optar por los bonos que ajustan por CER y que protegen la inversión en caso de que el sendero de caída de la inflación no sea el previsto por el Gobierno”, recomienda. Y, para aquellos más agresivos, que confían en que el Banco Central logrará cumplir con sus metas, el experto indica que pueden posicionarse en los bonos a tasa fija en pesos que emitió el Gobierno en las últimas semanas. 
Por su parte, el consultor Leonardo Chialva cree que, en ese contexto, un inversor debería aprovechar algunos productos que, todavía, tienen tasas un tanto elevadas para la previsión de inflación a partir de 2017 y, de esa manera, obtener un rinde elevado, en términos reales. “Los Fideicomisos Financieros de Consumo, en su tramo B, pueden ser una buena alternativa bajo esa estrategia. Ahora, también, hay bonos en pesos a tasa fija, los cuales deben pasar a ser considerados dentro de la política de inversión local”, detalla.
¿Qué activos serían, entonces, las mejores opciones para una cartera de inversión en el nuevo contexto? “Una vez que se reactive la economía, tal vez, será tiempo de volver a mirar las acciones bancarias”, analiza Chialva. “Si bien no están baratas en términos de valuación, su potencial es enorme y podría ser un sector que termine arrojando un rinde anual en torno al 15/20 por ciento”, pronostica.
Vera cree que, por el lado de la renta fija, gran parte del trabajo de compresión de spreads (diferencia entre el precio de compra y el de venta de un activo financiero) está hecho y, por lo tanto, considera que el liderazgo del mercado lo tendrán que tomar las acciones, sector que presenta un interesante potencial de crecimiento respecto a sus pares de la región. “Así, apuntamos a sectores ligados al ciclo expansivo interno como construcción, alimentos, consumo y siderurgia. El sector financiero, también, debería beneficiarse. Pero lo pensamos más a mediano plazo, una vez que el país logre estabilizar sus variables y gane terreno su negocio habitual: la intermediación financiera”, alumbra.
Este experto en inversiones puntualiza que, en similar camino, debería ir el sector energético, con claras falencias, hoy en día, desde el lado de la oferta. “Mayores inversiones y tarifas muy por debajo de la región deberían ser los principales drivers a mediano y largo plazo de este segmento”, concluye.
Por último, Posleman recomienda una cartera que combine tanto activos de renta fija como de renta variable y esté invertida una proporción en pesos y otra, en dólares. “Dentro de la renta fija en dólares, los bonos más largos emitidos por el soberano (DICA y AA46) son los más atractivos para un escenario de mayor racionalidad económica y menor riesgo país y para un contexto global de bajísimas tasas de interés”, indica. Y, también, se inclina por los subsoberanos, con vencimientos alrededor de 2024, como los emitidos por las provincias de Salta y Mendoza (PMY24 y SA24D).
En cuanto a las inversiones en pesos, aconseja Lebac cortas, para los más conservadores; bonos con CER, para los que aceptan un riesgo moderado; y tasa fija, para los más agresivos. “En acciones, las energéticas y los bancos siguen brindando un potencial de apreciación elevado para un escenario de mayor normalización financiera, ofreciendo, además, la ventaja de la liquidez”, pondera Posleman.
Pasando en limpio: las recomendaciones
- En un contexto de desaceleración inflacionaria, apuntar hacia las inversiones en pesos a tasa fija, aún hoy altas, como Lebac medias/largas y fondos comunes de inversión T+1 (que permiten rescatar la inversión en 24 horas), a fin de ganar en agilidad y rentabilidad.
- Destinar un porcentaje a títulos ajustables por inflación, como el DICP (bono discount en pesos).
- En un escenario de caída de la inflación, observar lo que ocurre con la tasa de interés y con el ritmo de devaluación. Los inversores más conservadores deberían optar por colocarse a plazos cortos, con las Lebac a 35 días.
- Aquellos con mayor tolerancia al riesgo y que acepten posiciones en pesos de mayor plazo podrían optar por los bonos que ajustan por CER.
- Los más agresivos, que confían en que el Banco Central logrará cumplir con sus metas de inflación, pueden posicionarse en los bonos a tasa fija en pesos que emitió el Gobierno en las últimas semanas.
- Los Fideicomisos Financieros de Consumo, en su tramo B, pueden ser una buena alternativa porque tienen tasas un tanto elevadas para la previsión de inflación a partir de 2017, lo que permitiría obtener un rinde elevado.
- En un contexto en el que la economía se reactive, habría que volver a mirar las acciones bancarias, que no son baratas pero poseen un potencial enorme, con rindes anuales que podrían rondar en el 15/20 por ciento.
- Por el lado de la renta fija, el liderazgo del mercado lo tendrán que tomar las acciones de sectores ligados al ciclo expansivo interno como construcción, alimentos, consumo y siderurgia. El sector financiero también debería beneficiarse, así como el energético.
- Se recomienda una cartera que combine tanto activos de renta fija como de renta variable y esté invertida una proporción en pesos y otra, en dólares. Dentro de la renta fija en dólares, los bonos más largos emitidos por el soberano (DICA y AA46) son los más atractivos para un escenario de mayor racionalidad económica y menor riesgo país y para un contexto global de bajísimas tasas de interés.
- También son aconsejables bonos con vencimientos alrededor de 2024, como los emitidos por las provincias de Salta y Mendoza (PMY24 y SA24D).
- En cuanto a las inversiones en pesos, aconseja Lebac cortas, para los más conservadores; bonos con CER, para los que aceptan un riesgo moderado; y tasa fija, para los más agresivos. 
Un contexto de desaceleración de los precios, como se prevé para la Argentina en el próximo año, es saludable para la economía, pero también es un desafío para los inversores, sumidos durante años en el nocivo confort inflacionario. Es por eso que, de cara a 2017, ya piensan estrategias para hacer rendir al máximo sus fondos o los de terceros.

“Si uno confía en las metas del Banco Central (del 12 al 17% en 2017), y claramente el mercado así lo demuestra, la desaceleración inflacionaria será un hecho. Por lo tanto, habrá que apuntar hacia las inversiones en pesos a tasa fija, aún hoy altas”, analiza el consultor Juan Pablo Vera.

Para este especialista -según detalla Apertura-, la inversión en pesos repetirá la muy buena performance de 2016 en un entorno de apreciación cambiaria, aunque con matices y, seguramente, menores rendimientos. “Opciones clásicas del inversor, como los plazos fijos, claramente, hoy, no son atractivas. La recomendación iría para el lado de Lebac medias/largas y fondos comunes de inversión T+1, a fin de ganar en agilidad y rentabilidad”, identifica Vera. Los fondos T+1 son aquellos que permiten rescatar la inversión en un plazo de 24 horas.
 
Pero advierte que, más allá del sesgo descendente en inflación, 2017 se presenta con varios frentes que podrían complicar este proceso. “En este punto, quizás, los targets estimados por la autoridad monetaria queden cortos. Por lo tanto, destinar un porcentaje a títulos ajustables por inflación sería aconsejable. Acá, nos inclinamos por el DICP (bono discount en pesos)”, aconseja.

Para el economista Augusto Posleman, lo relevante es ver cómo se comportan todas las variables en un contexto desinflacionario. “No sólo evaluar el ritmo de caída de la inflación, sino observar, también, lo que ocurre con la tasa de interés y con el ritmo de devaluación en ese escenario”, explica.

Posleman razona que los inversores más conservadores deberían optar por colocarse a plazos cortos, con las Lebac a 35 días como el instrumento ideal para esa estrategia. “Aquellos con mayor tolerancia al riesgo y que acepten posiciones en pesos de mayor plazo podrían optar por los bonos que ajustan por CER y que protegen la inversión en caso de que el sendero de caída de la inflación no sea el previsto por el Gobierno”, recomienda. Y, para aquellos más agresivos, que confían en que el Banco Central logrará cumplir con sus metas, el experto indica que pueden posicionarse en los bonos a tasa fija en pesos que emitió el Gobierno en las últimas semanas. 

Por su parte, el consultor Leonardo Chialva cree que, en ese contexto, un inversor debería aprovechar algunos productos que, todavía, tienen tasas un tanto elevadas para la previsión de inflación a partir de 2017 y, de esa manera, obtener un rinde elevado, en términos reales. “Los Fideicomisos Financieros de Consumo, en su tramo B, pueden ser una buena alternativa bajo esa estrategia. Ahora, también, hay bonos en pesos a tasa fija, los cuales deben pasar a ser considerados dentro de la política de inversión local”, detalla.

¿Qué activos serían, entonces, las mejores opciones para una cartera de inversión en el nuevo contexto? “Una vez que se reactive la economía, tal vez, será tiempo de volver a mirar las acciones bancarias”, analiza Chialva. “Si bien no están baratas en términos de valuación, su potencial es enorme y podría ser un sector que termine arrojando un rinde anual en torno al 15/20 por ciento”, pronostica.

Vera cree que, por el lado de la renta fija, gran parte del trabajo de compresión de spreads (diferencia entre el precio de compra y el de venta de un activo financiero) está hecho y, por lo tanto, considera que el liderazgo del mercado lo tendrán que tomar las acciones, sector que presenta un interesante potencial de crecimiento respecto a sus pares de la región. “Así, apuntamos a sectores ligados al ciclo expansivo interno como construcción, alimentos, consumo y siderurgia. El sector financiero, también, debería beneficiarse. Pero lo pensamos más a mediano plazo, una vez que el país logre estabilizar sus variables y gane terreno su negocio habitual: la intermediación financiera”, alumbra.

Este experto en inversiones puntualiza que, en similar camino, debería ir el sector energético, con claras falencias, hoy en día, desde el lado de la oferta. “Mayores inversiones y tarifas muy por debajo de la región deberían ser los principales drivers a mediano y largo plazo de este segmento”, concluye.

Por último, Posleman recomienda una cartera que combine tanto activos de renta fija como de renta variable y esté invertida una proporción en pesos y otra, en dólares. “Dentro de la renta fija en dólares, los bonos más largos emitidos por el soberano (DICA y AA46) son los más atractivos para un escenario de mayor racionalidad económica y menor riesgo país y para un contexto global de bajísimas tasas de interés”, indica. Y, también, se inclina por los subsoberanos, con vencimientos alrededor de 2024, como los emitidos por las provincias de Salta y Mendoza (PMY24 y SA24D).

En cuanto a las inversiones en pesos, aconseja Lebac cortas, para los más conservadores; bonos con CER, para los que aceptan un riesgo moderado; y tasa fija, para los más agresivos. “En acciones, las energéticas y los bancos siguen brindando un potencial de apreciación elevado para un escenario de mayor normalización financiera, ofreciendo, además, la ventaja de la liquidez”, pondera Posleman.

Pasando en limpio: las recomendaciones

- En un contexto de desaceleración inflacionaria, apuntar hacia las inversiones en pesos a tasa fija, aún hoy altas, como Lebac medias/largas y fondos comunes de inversión T+1 (que permiten rescatar la inversión en 24 horas), a fin de ganar en agilidad y rentabilidad.

- Destinar un porcentaje a títulos ajustables por inflación, como el DICP (bono discount en pesos).

- En un escenario de caída de la inflación, observar lo que ocurre con la tasa de interés y con el ritmo de devaluación. Los inversores más conservadores deberían optar por colocarse a plazos cortos, con las Lebac a 35 días.

- Aquellos con mayor tolerancia al riesgo y que acepten posiciones en pesos de mayor plazo podrían optar por los bonos que ajustan por CER.

- Los más agresivos, que confían en que el Banco Central logrará cumplir con sus metas de inflación, pueden posicionarse en los bonos a tasa fija en pesos que emitió el Gobierno en las últimas semanas.

- Los Fideicomisos Financieros de Consumo, en su tramo B, pueden ser una buena alternativa porque tienen tasas un tanto elevadas para la previsión de inflación a partir de 2017, lo que permitiría obtener un rinde elevado.

- En un contexto en el que la economía se reactive, habría que volver a mirar las acciones bancarias, que no son baratas pero poseen un potencial enorme, con rindes anuales que podrían rondar en el 15/20 por ciento.

- Por el lado de la renta fija, el liderazgo del mercado lo tendrán que tomar las acciones de sectores ligados al ciclo expansivo interno como construcción, alimentos, consumo y siderurgia. El sector financiero también debería beneficiarse, así como el energético.

- Se recomienda una cartera que combine tanto activos de renta fija como de renta variable y esté invertida una proporción en pesos y otra, en dólares. Dentro de la renta fija en dólares, los bonos más largos emitidos por el soberano (DICA y AA46) son los más atractivos para un escenario de mayor racionalidad económica y menor riesgo país y para un contexto global de bajísimas tasas de interés.

- También son aconsejables bonos con vencimientos alrededor de 2024, como los emitidos por las provincias de Salta y Mendoza (PMY24 y SA24D).

- En cuanto a las inversiones en pesos, aconseja Lebac cortas, para los más conservadores; bonos con CER, para los que aceptan un riesgo moderado; y tasa fija, para los más agresivos. 
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