Washington espera la asunción de Trump dividida entre fanáticos y detractores

Miles de estadounidenses viajaron a la capital del país: mientras unos celebrarán la victoria del republicano, otros se manifestarán en contra

20 Ene 2017
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PREPARATIVOS. Dos trabajadores acomodan las gradas frente al Capitolio. Reuters

WASHINGTON.- Las vallas, las banderas con las rayas y las estrellas, el turismo patriótico a la capital y el merchandising político son parte del decorado de todas las asunciones presidenciales en Estados Unidos, pero esta tarde el magnate que sorprendió al país y al mundo, Donald Trump, jurará como jefe de Estado en medio de un clima poco común de polarización que promete movilizar a cientos de miles de estadounidenses.

El corazón de Washington, donde se encuentra la Casa Blanca y el Capitolio, amaneció completamente vallado, cerrado al tránsito de autos y con mucha seguridad.

A sólo unas cuadras de la avenida que separa la Caas Blanca del Capitolio, donde se producirá el tradicional desfile presidencial, la vida continuaba ayer como siempre, salvo por algún cartel sutil blanco y azul que, pegado a los semáforos, recuerda que hoy asume el Presidente número 45 del país. Excepto por alguna caravana de autos negros y blindados oficiales que pasa a toda velocidad tocando bocinas incisivas, el ritmo cotidiano del resto de la ciudad siguió intacto.

El corazón de la capital de Estados Unidos era otra historia. Convertido en un gran parque peatonal, cientos de personas, familias enteras, grupos de estudiantes y amigos pasearon ayer, sacaron fotos de los edificios, los memorials y la previa de un día que, para muchos de los que votaron a Trump en noviembre, promete ser histórico. Todos, sin excepción, tenían las emociones a flor de piel. Lo único que los diferenciaba era si habían llegado a Washington para celebrar o para protestar hoy.

Melisa y Tyler son madre e hijo; ella tiene 42 años y él 17. Ambos “apoyan a Trump desde la primera hora”. “¿Qué queremos del próximo gobierno? Que derogue los últimos ocho últimos años... que los negocios familiares vuelvan a encontrar su lugar en Estados Unidos, que puedan ser tan exitosos como las grandes empresas”, explicó Tyler, un joven de Arizona que se declara enamorado de Washington. A su lado, su madre lo mira y sonríe. No puede contener su orgullo.

Melisa no votó, pero dice que si lo hubiese hecho, habría sido por Trump. “Dicen muchas cosas malas de él, pero las palabras son baratas y las acciones son más fuertes. No me preocupa todo lo que se dice, sólo espero que los estadounidenses y el mundo le den una oportunidad, como se la dieron a (Barack) Obama”, aseguró a Télam, mientras su hijo asentía.

No muy lejos de allí tres generaciones de mujeres de una familia del vecino estado de Virginia recorren el vallado que dejó encerrada la Casa Blanca. “Vinimos a despedir la Casa Blanca. Vinimos a despedir al gobierno de Obama”, anunció, con una solemnidad triste, Yoon Boller, una maestra jardinera de 45 años. Ella, su hija de 17 años, Katherine, y su madre, Sue, de 70, querían que gane la candidata demócrata Hillary Clinton -”había aguantado y trabajado mucho para llegar, se lo merecía”, justificó por lo bajo la mayor de la familia-.

A horas de que comience la Presidencia de Trump, el corazón de Washington se llenó de emociones encontradas que, por ahora, convivieron cordialmente. Se siente la tensión, las miradas que inspeccionan, los oídos que intentan escuchar conversaciones ajenas; todos evitan las confrontaciones e iniciar una discusión que nadie sabe con qué tono y en qué términos puede terminar. (Télam)

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