La moneda que alteró el sistema financiero global

Mara Laudonia - Agencia Télam

La escena ocurrió en Buenos Aires, en mayo de 2013. En pleno cepo cambiario, y cuando era un parto hacer transferencias bancarias, una mamá que necesitaba enviarle plata a su hijo, que estudiaba y que vivía en Barcelona, se animó a seguir las indicaciones de su muchacho, quien le pidió que contactara a una comunidad de jóvenes locales que realizaban transacciones en una moneda digital desconocida en el país y que hacía furor en el mundo informático. “¿Qué querés que compre?”, preguntó ella. “Bitcoins”, le contestó su hijo. “¿Qué cosa es eso?”.

La mujer no entendió mucho, pero igual entró a las redes sociales y se comunicó con un desarrollador argentino de aplicaciones. El especialista estaba dispuesto a venderle en persona unas monedas que nunca había visto en su vida y que nunca iba a ver porque, técnicamente, se trataba de un código digital.

El informático le aseguraba que con ese código, de unos 26 caracteres, entre cifras y letras, su hijo podría recibir su dinero al instante. El estudiante sólo debía limitarse a recibir por correo electrónico el código, o sea los bitcoins, en una billetera digital. Luego debía cambiarlos por euros en una casa de cambios. La entidad le cobró un 0,2% de comisión.

Finalmente, la madre comprobó que lo que le decía su hijo no era ciencia ficción. La operación de cambio de pesos a bitcoins se concretó: su hijo, al otro lado del Atlántico, recibió los bitcoins inmediatamente en su celular y procedió a cambiarlos por euros. En el proceso no hubo trámites engorrosos entre bancos, ni días de espera por la triangulación financiera, ni costos ni tiempos adicionales que demandaba el cepo cambiario. Pero lo más asombroso fue que ni el fisco ni los bancos se enteraron del proceso que, técnicamente no es ilegal, porque existe un vacío en la legislación local y mundial.

Crecimiento global

El bitcoin es la primera moneda digital segura. Nació en enero de 2009, al calor de la crisis financiera global y su aparición generó un revuelo internacional. Aquí la conocían sólo unos pocos, pero gracias al cepo cambiario, la Argentina era de los países de Latinoamérica con mayor uso de la primera moneda encriptada del mundo, que no era emitida por ningún banco central y que garantizaba transacciones entre dos personas y sin bancos.

En pocos años logró una popularidad explosiva. En China es un furor, ya que tiene el 90% del volumen operado. Pero también se usa muchísimo en Alemania, en los Países Bajos y en Estados Unidos. Y es elegida por los venezolanos para saltar el sistema local.

Aunque no todo fue bueno. Rápidamente la adoptaron narcotraficantes y traficantes de personas indocumentadas. Los hackers, que hasta ahora no pudieron alterar esta tecnología, piden bitcoins a la hora de solicitar contraprestación por algún trabajo sucio, ya que una de las propiedades es que permite resguardar la identidad.

La seguridad en la transacción y la naturaleza del sistema monetario que se creó con ella, fueron la clave para este crecimiento exponencial. Por un lado, el bitcoin tiene una demanda cada vez más popular en el mundo, y por el otro, presenta una oferta (emisión) finita y programada en el tiempo por su creador, escondido bajo el seudónimo de Satoshi Sakamoto.

En la Argentina hay comercios anotados en mapas virtuales que aceptan bitcoins: desde kioskos, cafés y hoteles hasta profesores particulares y vendedores de verdura orgánica a domicilio. Pero, en volumen, no se usa tanto para el comercio; los turistas preguntan dónde se puede utilizar, pero el grueso de los bitcoins se usa para atesoramiento o para las transferencias, admiten quienes conocen el paño.

A principios del 2011, un bitcoin valía menos de un dólar, y hoy supera los U$S 1.000 dólares, casi el valor de una onza de oro (U$S 1.222). “Hay emitidos unos 16.200 millones de bitcoins en el mundo, casi el 75% de lo que permite el protocolo del programa que inventó Sakamoto. Al ritmo actual, se estima que en 2140 se habrá emitido todos los bitcoins”, explicó el analista financiero, Carlos Maslatón, quien destacó las cualidades del bitcoin como “sistema monetario”.

Por primera vez en su historia, cotiza más de U$S 1.200

FRANKFORT.- La moneda digital Bitcoin marcó ayer un nuevo récord al lograr que su cotización superase por primera vez en la historia la barrera de los U$S 1.200 (1.133 euros).

En concreto, ayer su valor alcanzó temporalmente los U$S 1.218,85, aunque a lo largo de la jornada financiera volvía a venderse a U$S 1.161,49.

“La principal razón para esta reciente subida son las especulaciones sobre la posible aprobación del primer ETF de Bitcoin (Fondo de Índice Cotizado, una especie de híbrido entre un fondo de inversión y una acción) por parte de las autoridades supervisoras de la Bolsa estadounidense”, señalan expertos del Banco BayernLB.

Esta autorización debería comunicarse el próximo 11 de marzo y, en caso de confirmarse, serviría para modificar notablemente el comercio de Bitcoins, porque dotaría a la moneda digital de mayor seguridad y legitimidad al tiempo que incrementaría el interés de todo tipo de inversores.

Además de ésta, los analistas de mercado esgrimen otras razones que explicarían el incremento de la cotización. Por una parte, la preocupación entre los inversores ante las incertidumbres políticas que afectan tanto a Estados Unidos como a Europa.

Por otra, entienden que su alta demanda se debe también al creciente control de capitales ejercido en la segunda economía más grande del mundo, China. En este sentido, al usar la moneda digital, los inversores chinos pueden escapar al control del Gobierno del país.

El bitcoin, en circulación desde 2009, se basa en un software de código abierto y tecnología P2P, es decir de intercambio entre iguales. Es posible comprar unidades de la moneda en dólares o euros y usarla para pagar en la red, es anónima y circula de forma independiente de gobiernos y bancos.

Sus defensores destacan como una de las grandes virtudes que no está sometida a los poderes estatales y que sus canales de pago son mucho más difíciles de rastrear. Sus detractores, sin embargo, argumentan que debido a esta última característica, esta moneda digital podría ser utilizada con fines criminales. (DPA)

Una moneda intangible y sin dueño

El bitcoin es la primera criptomoneda digital, intangible e inviolable, creada y almacenada en soporte informático. No es emitida por ningún banco central del mundo, y permite realizar transacciones de persona a persona, sin necesidad de intermediarios.

El auge creciente que experimenta el bitcoin en el mundo es un cambio de paradigma que los expertos comparan con la revolución social y económica que generó la llegada de internet, con el envió del primer mensaje entre personas.

Para obtenerla hay que descargar al celular, una aplicación de billetera electrónica. Las primeras que surgieron eran difíciles de usar. Ahora, funcionan de un modo más sencillo. Ripio, Copay, Bitpay, Xapo, Blockchain.info, SatoshiTango, son algunas de ellas.

La tecnología con la cual se desarrolló esta moneda digital, denominada blockchain, permite reducir drásticamente la cantidad de intermediarios en las operaciones, así como los costos de las transacciones financieras.

Puede ser un medio de pago, una reserva de valor o intercambiado por bienes o monedas. El valor actual de 1 bitcoin es de alrededor de U$S 1.000, casi el valor de una onza de oro que, en el mercado internacional, cotiza por arriba de los U$S 1.200.

El sistema de creación del bitcoin es descentralizado, nadie puede controlar su emisión. Está programada por el protocolo de Bitcoin, cuyo código es abierto. Los creadores de bitcoins se denominan “mineros”, y están distribuidos en todo el mundo.

Fue creado en 2009 por un desarrollador que utiliza el seudónimo Satoshi Sakamoto. En mayo de 2016, el empresario autraliano, Craig Steven Wright, se autoproclamó como el inventor del bitcoin, pero hasta el momento ese dato no pudo ser verificado.

Es un dolor de cabeza para los gobiernos, ya que amenaza el funcionamiento de las economías, con la intervención de los banco centrales. Lo que más preocupa es que las autoridades monetarias podrían perder su potestad para crear dinero.