Conocé las claves para desarrollar una oratoria exitosa

El especialista Carlos Bonduri, nos da algunos consejos para lograr un mensaje seductor y cómo perder el miedo al hablar en público.

08 Nov 2014
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CARLOS BONDURI. Dialogó sobre la importancia de una buena oratoria. FOTO LA GACETA

Carlos Bonduri, periodista, profesor y autor de "Oratoria, herramienta de poder", dialogó con LA GACETA, sobre la importancia de tener una buena oratoria. "En la era de las comunicaciones es imprescindible saber expresarnos y decodificar los mensajes", afirmó.

El especialista explicó que a menudo nos enfrentamos con situaciones que nos dominan. Ponernos frente a un público, soportar la exposición y las miradas; comunmente dificultan la emisión de un mensaje ordenado y limpio.

En la siguiente entrevista, Bonduri cuenta algunos tips para lograr un mensaje exitoso y perder el miedo de hablar en público.

-¿Porqué la oratoria es una herramienta de poder?

-Porque con nuestras palabras determinamos nuestro universo y el de los demás. Cuando comunicamos, son tan importantes las palabras que seleccionamos, como nuestra actitud corporal, gestual, el tono y timbre que utilizamos. No todas las personas logran comunicar y generar una reacción en sus oyentes.

-¿Qué relación tiene la oratoria y la autoestima?

-Es fundamental. La persona que tiene una autoestima alta, un buen concepto de sí mismo, es capaz de construir y transmitir un mensaje. Puede exponerse frente al público y transformarlo en auditorio, personas que escuchan. En ese momento, cuando hay un tema en común, es cuando está funcionando la oratoria.

-¿Es lo mismo oratoria y discurso?

-Hay una gran diferencia entre emitir un mensaje y comunicar. Cada mensaje tiene una finalidad. Cuando queremos contar un chiste, nuestro objetivo será hacer reir al otro. 

Un discurso puede ser un mensaje lleno de un palabrerío inútil. Cuando no tenes el autoestima, la convicción, no utilizas las palabras con el tono y timbre adecuado.

En cambio, cuando buscamos que se cumpla algo, estamos haciendo oratoria. Imagínense si un militar tiene que dar una orden y duda, en vez de exclamar ¡Al ataque!

Todo discurso invita una acción. Si no somos capaces de generar esto, no hay oratoria. Lo hace un político cuando intenta generar una intención de voto: “¡Sumate a mi proyecto!”.

-¿Por qué las personas pueden sentir vergüenza o temor para hablar en público?

-Es un problema común. La explicación creo que está en la mala formación que recibimos en las escuelas y universidades. A mis cursos asisten contadores y abogados que son excelentes profesionales. Sin embargo, al momento de comunicar para persuadir y convencer, no logran hacerlo con facilidad.

El problema viene de abajo, de la educación secundaria. Una de las claves para tener un buen discurso es tener un conocimiento general. Saber de todo. Lamentablemente los jóvenes no están enriquecidos cognitivamente en el secundario, llegan a la Universidad vacíos.

-En sus clases, ¿Cómo trabaja la oratoria de sus alumnos y el miedo escénico?

-Con trabajo. Si nunca te tirás a la pileta, posiblemente nunca aprendas a nadar. La oratoria es lo mismo. Debemos ser capaces de pararnos detrás del micrófono, ensayar un discurso, prestar atención en cómo lo que decimos, cómo lo desarrollamos y concluímos.

Un ejercicio muy útil es preparar un tema y desarrollarlo en 60 segundos. ¿Somos capaces de hacerlo? ¿Conocemos qué palabras emplear para persuadir al otro? Esta dinámica activa nuestros conocimientos y desarrolla nuestro poder de síntesis y comunicación.

La comunicación no verbal

En su libro, “Oratoria, herramienta de poder”, Carlos Bonduri considera que la comunicación no siempre está en las palabras. El profesor nos invita a prestar atención a los gestos, las posturas, miradas y la vestimenta de nuestro emisor o receptor. Son fundamentamentales para aprender a leer al otro.

Algunas claves:

Manos entrelazadas: signo de bienestar, confinza, seguridad.

Juntar las manos por detrás de la espalda: señal de seguridad, superioridad.

Tomarse la muñeca o el antebrazo por detrás de la espalda: manifiesta contención.

Dedos pulgares asomados por los bolsillos: demuestran dominio, incluso agresión física o psíquica.

Cuando el emisor lleva sus manos hacia su boca: indica que tiene reservas sobre lo que dice, al igual que tocarse la naríz, mientras escucha nuestro comentario.

Frotar nuestros ojos: común, cuando nos desagrada lo que vemos. Lo mismo sucede cuando tocamos o frotamos nuestras orejas.

Cuando el emisor se frota la naríz: es señal de que nos están mintiendo o no se está muy seguro de lo que dice. Pero, si el que lo hace es el que escucha, es una clara señal de aburrimiento.

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