Fink: “hubo un retroceso en las políticas de género”

Ayer se presentó el libro “Ni una menos. Desde los primeros años”. Nadia Fink analizó la situación actual en el país.

21 Abr 2017
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Nadia Fink presentó ayer en Salta “Ni una menos. Desde los primeros años”, una recopilación de ensayos que reflexionan sobre prácticas educativas instaladas o estereotipos reproducidos en grandes industrias culturales, con la propuesta de trazar en conjunto ideas para derribar prejuicios y criar niños con vínculos más igualitarios.

El evento fue organizado por la Corriente Política y Social La Colectiva, que adhiere a Cecilia Merchán, como referente nacional. Y justamente un artículo de Merchán forma parte del libro.

Fink, también conocida por formar parte de las autoras de la colección Anti-Princesas, dialogó con LA GACETA minutos antes de la charla que brindó en el Foro de Mujeres.

- ¿Cuál es la urgencia, la necesidad de introducir la perspectiva de género en la educación?


- Hay como urgencias inmediatas, como son los femicidios, que es lo que se nota más cruelmente, las violencias contra las mujeres, pero también están las pequeñas cosas cotidianas. Recién veníamos hablando con una niña, con Sofía en el auto, y veíamos que había mucho tránsito y ella dijo: pasa como en mi colegio, que las nenas tenemos que esperar para cruzar, porque los niños se atropellan en el patio. En esas pequeñas cosas están lo que pasa, el sexismo que hay entre niños y niñas, y la educación debe cambiar desde un principio, desde que son pequeños, para que las mujeres puedan ir notando sus propias capacidades, los lugares que ocupan y también los hombres criándose con perspectiva de género van a tratar diferente a las mujeres, sino que además van a dejar de sentir responsabilidades que se les achaca por su masculinidad.



- Las docentes tendrían un rol clave en esto. ¿Se están capacitando? ¿El Estado impulsa esta capacitación?

- Nosotros tenemos hace diez años la ley de Educación Sexual Integral, que implica… a veces asusta el término sexual, pero en realidad implica toda una perspectiva de género que es muy interesante, incluso los manuales son muy completos e interesantes, pero no se ha aplicado porque es muy discrecional su aplicación. Según la decisión de cada directivo, o cada colegio. Y no debería ser así. Cuando me ha tocado participar de una reunión de docentes, se perciben las ganas que tienen sobre todo las docentes de poder profundizar en el tema y cómo a partir de la revisión de lo que se hace todos los días o de nuestras propias vidas, encontramos muchos signos de lo que pasa también con esos niños y esas niñas.

- Hubo un cambio de gobierno nacional. ¿Cómo influyó eso en las políticas de género?

- Creo que hubo un retroceso. Se notó muy rápidamente en el discurso. Recuerdo apenas asumió el presidente, al día siguiente el diario La Nación sacó una nota que decía “La primera dama, criada para sonreír”. Y en contraposición de haber tenido una presidenta, ponía a las mujeres en lugares pasivos, acompañando a los maridos, ella es la que hace las compras, la que cocina, ya desde ese principio discursivo, todo lo que se hizo después tiende a retroceder, no solo por comentarios machistas, sino por lo que se ve en lo cotidiano y también las pocas políticas que hay para continuar un camino que se venía iniciando a partir de muchas bases. Todo lo que se ganó en género empezó hace más de 30 años, con los encuentros de mujeres y se fueron logrando conquistas de abajo hacia arriba, entonces ahora quienes tienen la posibilidad de estar en el estado dan por tierra muchísimos más años de lucha que el gobierno anterior solamente.



- Pero hay una supervivencia de la lucha, ¿no? Eso se percibe en la calle, en las marchas, se nota que la lucha no está unida a un partido político.


- Por eso digo esto que viene de hace tanto, porque justamente el movimiento de mujeres ha sobrevivido a un montón de gobiernos y creo que es un movimiento que en algunos casos está organizado y en otros se da de manera espontánea. En esta última marcha del 8 de marzo se ha podido ver en las calles a mujeres que han ido por primera vez, a señoras grandes que revisan su educación, su forma de haber vivido hasta hoy, y los femicidios creo que al estar tan al día a día, vemos tantas chicas abusadas, tantas chicas asesinadas, eso genera una reacción de que no se puede volver atrás.

- ¿Qué rol juega la literatura infantil, como en el caso de las antiprincesas, en un proceso de reeducación?

- Y nuestra idea original, que creo que se está generando algo así, era contrarrestar estos cuentos de hadas y de princesas que muestran a la mujer en un solo rol posible, que es pasivo, que es al lado de un príncipe y seguir cánones de belleza y también sobre qué es ser en la vida, en este caso ser reina, ser la esposa de un príncipe. Todo eso queríamos desterrarlo y también queríamos empezar a mostrar a estas mujeres que trascendieron a la historia, que son mujeres fuertes y que muestran las múltiples posibilidades de ser mujer que hay y de avanzar por cuenta propia a la vez construyendo con otras. Es muy importante lo que puede hacer la literatura al igual que las películas para niños.

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