Las tortas con mensajes, las hadas engañosas y los malos psicólogos según Alejandro Dolina

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El escritor regresó a Salta con una nueva edición escénica de "La venganza será terrible" y te contamos cómo fue la noche en el Teatro Provincial.

20 May 2017

Una noche con Alejandro Dolina y sus laderos de "La venganza será terrible", a sala llena en el Teatro Provincial y en las vísperas de su cumpleaños para celebrarlo por las tangentes, con el perfil muy bajo, poniendo en el centro a las tortas y las posibilidades de que transporten mensajes secretos. Ya van 30 años de modelar el formato y tiene llaves extraordinarias para conseguir que quienes lo escuchan se conecten con el transformador interno de un humor sutilísimo y elegante, fabricado de ingenio, de ternura y buenas armas.

La escala salteña de la gira puso las conversaciones con Patricio Barton en ejes anchos y amplios para fabricar picardías sobre, por ejemplo, lo que pasaría si un comercio vendiera el servicio de mensajes cantados dentro de empanadas, tortas o milanesas.

Desopilante en la simpleza, Dolina hizo del repentismo y la improvisación un territorio personal donde no muestra las costuras entre el plan de vuelo y las acrobacias posibles en el contrapunto radial.

El Trío Sin Nombre, que integran sus dos hijos Martín y Alejandro, junto a Manuel Moreira, facetó el viaje mental y sensible con versiones de temas de los Beatles, con folklore del Cuchi Leguizamón y algunos tangos y milongas.

Las hadas y sus engaños ocuparon el centro de las monografías con las que atraviesa el programa, un relato fantástico más apto para la escucha con ojos cerrados, pero boicoteada por la posibilidad de mirar al cuentero y sus gestos queridos.

Mensajes de los oyentes, saludos y escucha respetuosa fueron el espacio tranquilo que los seguidores salteños le ofrendaron, muchos de los cuales lo esperaron a la salida para la foto, para el abrazo y el contacto personal que ya es un clásico de cada presentación en vivo del programa.

Antes de la despedida y la llegada de Arnaldo Gancé, que respondió a los pedidos del público, Barton y Dolina se dedicaron a los malos psicólogos y los consejos para sortear sus artes deformadas, un juego hilarante que le dedicaron con cariño al gran ausente: Gabriel Rolón.


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