Crónica urgente de una mamá que busca a su hija

Paola Álvarez está desaparecida hace 26 días. Su madre, Mónica Morales, emprendió una solitaria búsqueda y te contamos cómo es el día a día. VIDEO

31 May 2017
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El despertador del celular suena a las 7 de la mañana. El horario solo es un recordatorio porque Mónica no puede pegar los ojos. Hace 26 noches que su cuerpo se debate entre el sueño, la vigilia y el recuerdo de su hija.

De Paola Mariana Álvarez aún no se sabe nada. Hasta el momento hay tres detenidos por el caso: Santiago Zambrani, el supuesto novio de la joven, y sus padres, acusados de encubrimiento.

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La cita con la abogada es a las 9. Mónica es puntual. Llega con su hermana –indispensable pilar en este difícil peregrinaje – desde el barrio Solidaridad en una moto grande, un poco vieja, de color rojo, algo despintada.

La reunión con la abogada dura más de una hora. Se le informa sobre los avances de la investigación y cada una toma caminos distintos: el de la abogada es el de la burocracia y los pesados expedientes; el de Mónica es el del territorio, el de la búsqueda desesperada.

La búsqueda

La moto se detiene frente a la Terminal de Ómnibus. Se bajan y sacan de una bolsa amarilla carteles con la imagen de la joven y la siguiente descripción: “Atención. Se busca a Paola Mariana Álvarez. Falta de su hogar desde el viernes 5 de mayo. Tiene 21 años, contextura delgada, altura 1.60 y posee un piercing en la nariz. Su información es de mucha ayuda, su hija y su familia la esperan”.

Allí es donde empieza su tarea diaria, llenar de carteles la ciudad con la esperanza de que alguien que la haya podido ver a Paola aporte alguna pista. Mónica es consciente de que cada dato la acerca -o la aleja- de saber dónde está su hija.

La hermana de Mónica es decidida, ingresa a los negocios y pide permiso para pegar el cartel. Ninguno se niega y le brindan un lugar entre los afiches promocionales de bebidas y golosinas.

“Pegamos los carteles por toda la ciudad, fuimos a todos los barrios. Ya se nos está acabando la plata, yo estoy sin trabajar. Hay gente muy solidaria y nos ayudan con las impresiones”, cuenta Mónica.

Mientras camina rumbo al hospital San Bernardo, cuenta con la voz entumecida que nunca pensó pasar por esta situación. “Nunca imaginé que le pueda pasar algo a la Pao. La pienso todo el día”.

En el camino encuentra algunos panfletos pidiendo información sobre el paradero de Gala Cancinos – la adolescente de 14 años que está desaparecida desde 16 de mayo – se frena y refuerza de cinta adhesiva de los que están deteriorados por el tiempo y dice. “Pobre Gala, ojalá que aparezca pronto. Entiendo a la familia, hace 26 días estoy pasando por lo mismo”.


Paola está viva

A pesar de que la causa tiene la carátula de “homicidio”, Mónica está convencida de que su hija está viva.

“A la Pao la tienen encerrada en algún lado. Me da miedo pensar eso también. ¿Qué le estarán haciendo?”, dice Mónica mientras los ojos se le pierden a lo lejos, buscando algún otro poste en donde pegar la imagen de su hija.

Aunque los medios de Buenos Aires comparen el caso de Paola con el de Araceli Fulles –la joven bonaerense que estuvo desaparecida y luego encontraron su cuerpo desnudo y cubierto con cal debajo de un contrapiso en una casa de José León Suárez” – Mónica prefiere inclinarse por la hipótesis de que Paola fue víctima de una red de trata.

“No sé porque presiento que esta semana voy a tener noticias de la Pao”, dice esperanzada.


Todos somos Paola

A lo largo del camino fueron muchas personas las que se acercaron a preguntarles novedades sobre la joven.

“Dios quiera que aparezca pronto y sanita”, dice una señora que esperaba el colectivo, a lo que Mónica contesta con una sonrisa a medias.

“Déme señora un par de carteles, con los muchachos la vamos a pegar en los autos”, le dice chofer de remises compartidos, mientras ella empapela cada poste que se cruza en el camino.

Atrás una chica –vestida de colegio- se queda viendo el cartel y le saca una foto para compartirla en Facebook.

A lo largo de este difícil camino, Mónica entiende que no está sola en este peregrinaje. Su búsqueda se hizo bandera y conmueve a todos aquellos que la ven.

En una Oda escrita en 1966, Jorge Luis Borges decía que “nadie es la patria, porque todos lo somos”. Siguiendo esta premisa: nadie dejará de buscar a Paola, si todos somos Paola.



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Caso Paola Álvarez
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