“Es muy diferente estudiar Letras que escribir”

Horas antes de la presentación de su poemario "¿Qué hacé bolu?”, César Martínez explica por qué los que quieren ser escritores deben alejarse de la Universidad.

21 Nov 2014
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POETA. César Martínez, antes de la presentación de su primer libro. FOTO LA GACETA.

Este sábado se presenta “¿Qué hacé bolú?” el primer libro de César Martínez, que coincide con al lanzamiento de la editorial Ay Caramba. La cita, a las 21, en 25 de mayo 46, permitirá conocer a un poeta distinto. En esta entrevista habla de su paso por la carrera de Letras, de su relación con la revista "Sonámbula", y sobre cómo es ser maestro mayor de obra y poeta a la vez.

-¿Por qué estudiaste letras?

-Cuando salí de la escuela técnica, egresé como maestro mayor de obras, no conocía lo que era la literatura y tuve esa pequeña experiencia de leer un libro que me gustó bastante y quise conocer lo que era la literatura y pensé que lo mejor era ir a la universidad y estudiar Letras. Aparte había empezado a frecuentar personas que estudiaban en Humanidades y empecé a ver la impronta que tenía eso, que era muy distinto a alguien como yo, que venía de una escuela técnica.

- ¿Qué te dijeron cuando les comunicaste que ibas a estudiar letras?

En mi familia todos manejan un dialecto técnico, nos dedicamos a la construcción y esas cosas, y esto me pareció nuevo. Mi viejo es maestro mayor de obras, mi hermano es maestro mayor de obras, mis tíos son ingenieros, arquitectos. El mundo de mi familia es la construcción, así que lo primero que me dijeron fue que era una pérdida de tiempo, que si estudiaba Letras no me iban a pagar la universidad, que si estudiaba ingeniería me iban a bancar un buen tiempo. Creo que fue ahí donde me hice el rebelde con la familia, cuando empecé con Letras.

- ¿Y por qué te cambiaste de Letras a Filosofía?

- Porque cuando uno ingresa a Letras tiene la idea de escribir o de conocer la literatura pero ya en el segundo año uno se da cuenta de que es muy diferente estudiar Letras que escribir. Yo tuve una profesora de Introducción a la Literatura que fue muy sincera: "el que quiera escribir que no estudie Letras". Creo que debo haber sido uno de los que se tomó en serio ese consejo. Y por fortuna conocí profesores de filosofía que me parecieron muy buenos profesores y encontré ahí la carrera que quería hacer. Me permite pensar o jugar más con lo que estudio, con Letras había perdido eso, sentía que estaba otra vez en la escuela técnica, que tenía que cumplir con un libro, explicarlo y no salir de una teoría.

Foto: Sábado 22 de noviembre. El libro que estuviste esperando todo el año ya esta en camino.

- ¿Cómo llegaste a la revista Sonámbula?

- Cuando conocí a Alejandro Chiri, en el primer año creo que nos unimos porque nos gustaba leer. Él estaba fascinado por Edgar Allan Poe y yo por los simbolistas, y coincidimos en que queríamos escribir y quisimos publicar en una revista universitaria, La Quimera... fuimos rechazados por la revista y un día le dije a Alejandro que nosotros podíamos hacer una revista y decidimos fundar una. Al comienzo nos dimos de cuenta que escribíamos muy mal, que experimentábamos con cosas que no gustaban y que la Quimera tenía un prestigio que en ese momento estaba bien ganado. Cuando vimos que la Sonámbula empezó a hacerse un camino, decidimos dejar de ser chicos enojados con otras revistas y empezamos a tomarnos el mundo de la literatura en serio.

-Dejó de ser un juego

-Dije por qué no hacer un movimiento literario, hacer eso que tanto leemos en los libros, algo que sea nuestro. Empezamos a convocar a otros escritores, a corregir mejor, a seleccionar los textos y Alejandro tuvo la suficiente paciencia e inspiración para encontrarle la vuelta. Por mi parte yo me desilusioné de la literatura, de la poesía sobre todo, y empecé a sentir estancamiento en lo que yo hacía y veía que lo que se me proponía publicar no respondía a la exigencia que me pedía en ese momento, sentía una insatisfacción por lo que hacía. Había perdido el horizonte de lo que quería escribir. Y dejé de escribir por tres, cuatro años.

- ¿A quién lees en Salta, quién te interesa?

-No leo mucha poesía ni literatura salteña. El último libro que compré es uno de Jacobo Regen, porque lo había leído antes y tiene algo que envuelve al personaje, a lo que él hace, y me llama la atención eso, pero francamente no encuentro ese talento o esa maravilla que muchos dicen que está en los escritos. Capaz que sí en uno, dos o tres versos que me parecen geniales, me gustaría escribirlos a mí, pero después otros escritores no. No leo mucho autores locales, por una cierta decepción o porque no llegan a cumplir esa ansia.

- ¿Y qué poetas sí lo han conseguido?

-El único que ha conseguido eso, incluso antes de que empezara a estudiar Letras, y lo sigue haciendo ahora, es Arthur Rimbaud. Muchas veces hasta se me cruzó por la cabeza la idea de imitarlo, copiar su estilo, creo que tiene algo... se puede seguir encontrando cosas en lo que escribe. Y leo mucha de su biografía, estoy alucinado por su historia y cuando escribo me remito a las biografías que leí sobre él. Es el único escritor que todavía me tiene como niño con juguete nuevo.

-¿Y estás leyendo algo de los jóvenes salteños y cómo te ves vos dentro de este campo cultural?

-No me interesa el entorno literario. No quiero formar parte de eso... pero al mismo tiempo no puedo evitar sentir la necesidad de mostrar lo que hago. Este libro de poesía es el último, después dejo de escribir poesía y ver qué consigo hacer con la prosa. Siempre me pareció medio estúpida esa idea de que escribir poesía es fácil y ahora creo que no es fácil, pero que no es tan complicado. Si uno se pone como meta escribir un verso lo puede hacer, aunque no tenga el conocimiento de alguien de Letras. Los chicos que publican ahora, con tapa de cartón, me parece que sacan muy buenos libros, pero siempre veo eso, que son tan buenos para escribir, tan buenos para esgrimir con la palabra, que digo: tal vez eso ya deja de ser la poesía que quiero, sobre todo porque esa poesía siempre me remite al mundo académico.

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