Turismo alternativo: tres formas de viajar y conocer culturas a bajo costo

Hospedajes compartidos y trabajos temporales ofrecen otra manera de recorrer el mundo. El testimonio de los que se animaron.

24 Nov 2014
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FOTO TOMADA DE THEGUARDIAN.COM

No quieren ser llamados “turistas”: son viajeros. Jóvenes que van por el mundo sin el mínimo interés de sacarse fotos en los lugares típicos: buscan nuevas experiencias, conocer gente y descubrir los secretos ausentes en las guías de turismo.

Estos aventureros pueden llegar a un destino y no pagar un solo peso por la habitación en la que se van a alojar. Tienen opciones como Couchsurfing por ejemplo, una comunidad internacional para viajeros y huéspedes creada hace diez años en Estados Unidos con el objetivo de ofrecer alojamiento en cualquier ciudad del mundo, sin costo alguno. Un huésped “le ofrece su sillón al viajero” -de ahí el nombre-, una habitación, un almuerzo.

Gando Campero es el moderador de Couchsurfing Salta y cuenta que se metió en esta comunidad para compartir alojamiento durante el tiempo en el que vivió en Buenos Aires. Así conoció decenas de personas de todo el mundo, gente inquieta que quería absorber la cultura local a través de nuevas relaciones.

Gando no solo recibe a viajeros, sino también organiza reuniones, salidas y cenas para que los forasteros disfruten de otro modo la ciudad y para que los salteños se animen a recibir pasajeros en su propia casa. “De todos los inscritos en la página de Couchsurfing, solo el 30% se anima a alojar gente”, cuenta Gando y cree que es por la forma de ser local, un poco más reservada para abrir las puertas de su casa a un desconocido.


“Los que llegan a Salta son de perfil variopinto, todo el año vienen europeos y durante el verano los porteños son mayoría”, relata el moderador. Agrega que entre esos perfiles hay quienes nunca salen de noche porque su intención es solo andar en bicicleta por la ciudad o conocer paisajes. Pero también hay quienes vienen deseosos de la noche y su rutina es solo nocturna.

“Una Babel en mi casa”. Así recuerda Gando una vez que armó una cena de año nuevo y convocó a casi 30 viajeros que andaban por Bolivia y Jujuy. “Publiqué que organizaba un festejo y de pronto me llegaron mensajes de gente que modificaba sus rutas para celebrar juntos”.

Alojarse más cómodo a un precio accesible

Una movida más reciente es la de AirBnB. También es un sitio en internet que permite encontrar habitaciones o departamentos a un costo mucho más bajo de lo que cobraría un hotel en más de 30.000 ciudades del mundo.


La plataforma también fue creada en Estados Unidos y lo que valoran sus usuarios no son las comodidades del lugar, sino la predisposición y cortesía del huésped.

En Salta ya se pueden encontrar personas que reciben viajeros con esta modalidad. Hasta el momento hay 80 ofertas de alojamiento en la página de AirBnB y entre ellas se encuentra el departamento de Daniela Lemes. Con su socia no sabían cómo ofrecer hospedaje temporario y encontraron accidentalmente la propuesta del sitio. Desde principios de año reciben europeos, estadounidenses y también porteños o santafecinos.

“Por suerte nos fue muy bien con la página. No sabíamos cómo registrarnos en la secretaría de Turismo porque no existe una categoría para lo que nosotros teníamos”, comenta Daniela. La experiencia con los pasajeros es muy satisfactoria, comenta, “casi siempre son dos o tres viajeros que alquilan con la mejor onda”.

Daniela destaca además que nunca tuvieron problemas con sus pasajeros. “La página en sí es muy segura, porque están los comentarios de los viajeros anteriores”. El sistema permite acceder a los perfiles de todos los usuarios para conocer cómo se portaron al recibir gente en su casa.

“Nosotras les ofrecemos un departamento todo amueblado, listo para que vivan por tres días o una semana”, señala la huésped, y agrega que siempre tratan de ofrecerle al recién llegado algún detalle, como por ejemplo una gaseosa fresca, unas galletas o alguna sopa caliente para que su llegada sea cordial desde el primer momento.

Viajar, trabajar y seguir viajando

La embajada de Nueva Zelanda ofrece 1.000 visas de trabajo cada año destinadas a jóvenes menores a 35 años que no necesariamente deben saber inglés. El objetivo de la mayoría de los anotados es viajar, trabajar unos meses para juntar dinero y luego conocer otros lugares de Oceanía o Asia.

Luciana Verges y su novio, Facundo Exequiel, estuvieron el año pasado cuatro meses en Auckland, tres en Sydney (Australia) y luego pudieron recorrer Indonesia, Malasia, Tailandia, Camboya y Vietnam. El propósito del viaje era la experiencia según relata ella, que nunca antes había salido del país. 

“Fue increíble, teníamos miedo y dudas, pero todo salió bien”, recuerda Luciana, quien trabajó en un negocio de comidas mexicanas, en un hostel y hasta en una huerta en el norte de Nueva Zelanda. “Allí aprendimos de todo: comidas, costumbres y cómo trabajan también el campo”, recuerda la viajera. 

Tuvieron suerte, destaca Luciana: al día siguiente que desarmaron sus valijas ya estaban siendo entrevistados para trabajar. Vivían en un hostel que compartían con latinos, así que el idioma no fue una barrera al principio, pero no pudieron practicar el inglés que luego necesitaron. 

Los cuatro meses que anduvieron por Asia les dejaron recuerdos de playas y amaneceres en templos como en los de Camboya. “Fue muy fuerte el contraste de pasar del primer mundo de Oceanía a la realidad de Asia”, recuerda, pero destaca que la experiencia lo vale.
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