Mayer, de perdedor afortunado a indiscutido ganador

La consagración de Leonardo Mayer en el Masters 500 de Hamburgo fue la noticia deportiva del último domingo de julio. Su victoria sobre el alemán Florian Mayer por 6-4, 4-6 y 6-3, en casi dos horas de juego, marcó el cierre de una semana particularmente extraña. No todos los días quien alza el trofeo es alguien previamente eliminado en un torneo. ¿Cómo es eso? El “Yacaré”, que llegó a Alemania como el 138 del ranking mundial, había perdido el domingo 23 el último partido de la clasificación por un lugar en el main draw. Al perder se despedía, aunque la baja de otro jugador le permitió ingresar como lucky loser (perdedor afortunado). Y ya sabemos cómo terminó el cuento. El hecho registra apenas un antecedente en la historia de nuestro tenis: Christian Miniussi, en San Pablo, en 1991.

Pero las rarezas no terminan en esa estadística. Cuesta encontrar casos de finales entre jugadores de mismo apellido; pocas veces un lucky loser derrota en el debut al primer preclasificado, como Leo hizo con Albert Ramos; muy de tanto en tanto el campeón gana todos sus partidos contra rivales de mejor ranking; y son pocos los casos de un jugador con solo dos títulos en su carrera, y ambos en el mismo torneo.

La semana alemana del correntino, que significa el título 216 de la historia para Argentina, cambiará todas sus lecturas de esta temporada, en la que apenas había conseguido dos victorias ATP, una en febrero, otra en abril. Su segunda conquista en el torneo (2014 vs Ferrer) lo devuelve al top 50 del ranking y reconstruye una confianza que parecía perdida.

El festejo, con su hijo Valentino en el centro de la escena, será una imagen que recordará toda la vida. Linda imagen. Linda y rara. Como mucho de lo que pasó. O quizá la semana no fue tan rara y lo verdaderamente extraño era que Leo, con las condiciones y el potencial de su tenis, tuviera un 2017 imposible de explicar.