La preocupante historia de Yésica: tomó un terreno porque no tiene donde vivir

La mujer es madre de seis hijos, el más grande tiene 16 años y la más chica 15 días. Se separó porque su pareja la golpeaba, la desesperación la llevó a ocupar un lugar que no es de ella.

16 Ago 2017
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“Estoy desesperada, quiero que se me escuche. Como yo hay miles de mujeres que no se animan a hablar”, cuenta con una bebé en brazos Yésica Lorena Sajama, de 36 años.

Su situación de vida es mínimamente compleja. La mujer se dedica a criar a sus seis hijos pero deambula de un lugar a otro sin encontrar quién la reciba o la ayude. El viernes pasado ocupó una casilla del barrio Ampliación Parque La Vega, el mismo lugar en donde se conocieron cientos de casos de terrenos mal adjudicados o vinculados a hechos de corrupción.

La madre de familia asegura que lo último que hubiese querido es hacer público este hecho y exponer su vida privada pero “estoy pidiendo ayuda porque me cansé”, asegura.

Yesica se separó de su última pareja por violencia de género y teme recurrir a él porque afirma que toma mucho y la golpea.

El último lugar donde ella y sus hijos encontraron un techo fue en un salón donde funciona una academia de folclore, luego de esta incómoda experiencia decidió ocupar una casilla que estaba deshabitada, según le indicaron los vecinos.

El desalojo

El sábado a la tarde aparecieron los dueños del terreno que, relata Yesica, no pudieron comprobar la propiedad de la parcela pero sí le ofrecieron plata para que se vaya.

No aparecieron solos, sino que llegaron con la policía, dispuestos a sacarla del lugar. Este no es un caso aislado. “Yo vi que muchos se metían y yo también me metí, pero lo hice por necesidad”, aclara la mujer. El día del intento de desalojo, su hija mayor tuvo un ataque de nervios y según relata la madre, los policías le dijeron “que estaba loca y que se la iban a llevar la hospital Ragone”.

Ese día, los vecinos, que conocen la situación de la mujer, intercedieron para que no la saquen junto a sus hijos y hasta el momento sigue en el lugar.

Yésica afirma que el terreno pertenecería a un hombre que vive en Pichanal, y que a su vez se lo vendió a un político de la localidad de Atocha, pero que nunca fue habitado.


La desesperación

“Si yo me derrumbo, mis hijos se ponen mal”, expresa entristecida pero con firmeza la madre de seis chicos.

La más chica de la familia tiene tan solo 15 días y el más grande 16 años. La mujer dice que solo ellos la mantienen estable, que solo por ellos trata de ser fuerte. “Me trataron como delincuente pero trato de estar cuerda por mis hijos”, expresa Yésica y afirma que a los chicos no les falta nada, que todos van a la escuela y algunos hasta toman clases de folclore.

Un peregrinar que nunca se acaba

Durante algunos años, Yésica vivió en casa de su madre, pero cuando la familia se empezó a agrandar tuvo que buscar otro sitio para vivir. En el 2015 estuvo viviendo en un merendero de villa Lavalle, y después pudo alquilar un lugar en barrio Pablo Saravia, pero allí no quisieron renovarle el contrato por la cantidad de hijos que tiene.

Cuando se enteró de su último embarazo, la situación alcanzó un punto dramático. Su pareja la dejó “porque quedé embarazada", según ella misma relata. “No tengo donde ir, nadie me quiere dar alquiler”, cuenta.

Vivir en la precariedad

Su situación actual no es la mejor ni la más cómoda, pero es lo único que tiene. En el lugar en que vive Yésica junto a sus hijos solo hay una casilla de madera que ni siquiera tiene baño.

“No tiene piso, no hay baño y solo hay agua en la parte que da a la calle”, afirma la mujer y cuenta que algunos de sus hijos tienen que ir a higienizarse a la casa de algún compañerito de la escuela y que ella estuvo sin bañarse todo el fin de semana.

Aun así, la mujer afirma: sí tengo para darle de comer a mis hijos, pero no tengo un hogar, un techo”.


Sin soluciones

Yesica sostiene que desde el 2001 tiene trámites hechos en la Subsecretaría de Tierra y Hábitat de la provincia sin respuestas positivas hasta el momento, pese a su preocupante necesidad. “Soy consciente que usurpé pero también soy consciente que si me sacan no me van a dar un terreno”, sostiene la madre de familia y afirma que “de acá no me voy a mover porque no tengo donde vivir”.

Además, la mujer cuenta que hizo todos los trámites que tenía que hacer; pero no recibió ninguna novedad que la beneficie. Por otro lado, manifiesta que en el organismo provincial le dijeron que tendría prioridad en un sorteo que se realizaría este mes, pero hasta el momento no supo nada más.

Mientras tanto, no tienen donde vivir.


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Barrio Parque La Vega
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