Las mujeres detrás de la Virgen: trabajan la imagen que miles de fieles veneran

Las mujeres detrás de la Virgen: dos trabajadoras de la imagen cuentan su experiencia

No solo dedican su devoción a la Virgen de Urkupiña, sino que también ofrecen su trabajo para embellecer su imagen. Mirá el video.

20 Ago 2017

Como en una celebración de cumpleaños, ella también quiere estrenar vestimenta. Así lo ven sus fieles. La “mamita”, como suelen llamarla sus devotos, está festejando este mes su aparición en el cerro Cota, cerca de Cochabamba (Bolivia). Entonces, quienes la veneran buscan restaurar la imagen, cambiar su vestido y arreglar su altar.

Para esta tradición, hay manos trabajadoras que durante todo el año y en agosto, especialmente, dedican largas horas para embellecer a la virgen.

Son mujeres de fe y de empeño. Daniela Gerónimo es una de ellas, que se encontró con la virgen de Urkupiña cuando su segundo hijo cayó internado reiteradas veces por problemas respiratorios. Durante ese tiempo de hospitalización, hace siete años, Daniela y su esposo esperaron que la medicina ayude a su bebé y, por recomendación de una vecina, oraron a esta virgen por primera vez.

Recuerda que dejaron trabajos y prácticamente se internaron con el niño; hasta que un día “la mamita” llegó a su casa.  Una vecina amiga le regaló una imagen de Urkupiña. “Desde ese día hasta hoy jamás tuvo más problemas respiratorios; nuestro sufrimiento terminó ahí”, contó la mujer. “Así que nuestro agradecimiento es grande; a partir de ahí es el entusiasmo que tenemos de quererla ver más linda”, agregó.


Daniela y su familia emprendieron un taller de manualidades y restauración. En agosto, la dedicación es casi exclusiva a la virgen. Pero igualmente explicó que, por promesas o agradecimiento, hay quienes prefieren todos los meses cambiar de vestuario y peinado a la imagen.

Adriana Vides también recibe este pedido todos los meses. Ella es profesora de corte y confección, y también se describió como fiel devota. Hace siete años que participa de la fiesta en Bolivia. “Voy siempre a agradecer y a pedirle que me de fuerza en mis manos para seguir haciendo sus vestidos”, comentó.

Empezó trabajando para una santería, donde bordaba a mano los vestidos de las imágenes, hasta que decidió emprender sola su labor. Según contó, confeccionar y vestir a la virgen lleva dos días de trabajo exclusivo.

Tanto Adriana como Daniela eligen y adquieren las coloridas telas en Bolivia. Diseñan atuendos de cholitas, de bailadores de tinkus, gauchescos y otros más señoriales, según la preferencia de sus clientes. Los costos varían según el tamaño de la imagen. Por un diseño se puede llegar a pagar desde 600 a 2000 pesos. Pero para quienes la veneran no es más que un gusto o una ofrenda más por quien es parte de su hogar.

A ellas les emociona embellecer a la virgen, dijeron. Para ellas, es parte de la familia; y por esto su dedicación.

“La virgencita se pone bien contenta, cambia su cara cada vez que se le cambia su vestidito”, aseguró Adriana.



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