Este es el pueblo donde la Virgen se aparece desde hace 36 años

Una mujer de Medjugorje, en Bosnia, asegura que recibe mensajes el día 2 de cada mes. El caso está en estudio en el Vaticano y podría lograr el reconocimiento papal.

23 Ago 2017

Hay un pueblo en Bosnia Herzegovina donde, desde el 24 de junio de 1981, la Virgen María se aparece todos los meses. Así asegura el relato de las seis personas que continúan recibiendo mensajes y que por estos días se encuentran bajo estudio del Vaticano, que podría darles muy pronto el visto bueno con un reconocimiento papal.

Medjugorje, el pueblo en cuestión, se encuentra en el suroeste del país y tiene dos colinas donde se apareció la Virgen. Primero fue ante seis niños, que tenían entre 10 y 17 años en ese momento, y que aseguran que siguen recibiendo los mensajes del cielo.


Desde entonces, el pueblo se convirtió en el destino de millones de peregrinos que llegan desde todo el mundo para rezar y conocer a los videntes. “Lo primero que sintieron en su corazón fue que era la Virgen. No tuvieron dudas. Vieron a una mujer bellísima, joven, de entre 18 y 21 años con un nene en los brazos que les hacía gestos con la mano para que se acercaran”, explicó Filka Mihalj, guía del lugar, en una entrevista con Telenoche.

Por entonces bajo el gobierno comunista, la entonces Yugoslavia sometió a los niños a una serie de pruebas físicas y psicológicas para detectar si los videntes padecían delirio místico, sin embargo las pruebas arrojaron que se trataba de personas normales.

Según el informe, que presentará su segunda parte esta noche, a las 20, por TN, tres de los videntes reciben mensajes diarios, otros ven a la Virgen una vez por año y otra de las mujeres recibe apariciones una vez al mes.


Mirjana, por ejemplo, asegura que ve a la Virgen el segundo día de cada mes, momento en el que va al monte junto con los miles de fieles que la acompañan. Según explica el informe, "cuando la mujer llega al lugar, empieza a rezar en compañía de todos. Se la ve tambaleante, incluso dolida. Después, en un solo segundo, todo cambia: la Virgen ya está ahí. En ese momento la vidente mira hacia arriba, sonríe, hace gestos como si estuviera en medio de una conversación. En el instante en el que la aparición termina Mirjana se desploma y, con las pocas fuerzas que le quedan, transmite el mensaje que acaba de recibir".

“No te podés acostumbrar a la aparición, para mí cada vez es como la primera. Ver a la Virgen quiere decir estar en el cielo. Es un poco más alta que yo, siempre vestida de gris con un velo blanco. Solo en Navidad y Pascuas tiene un vestido dorado. Su pelo es negro y largo y se le ve un poco a la derecha de la frente. Es preciosa. Cuando éramos chicos le preguntamos cómo podía ser tan hermosa y respondió: ‘Porque amo’”, dice Mirjana.


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