Textos tempranos del enorme Joyce

Semillas que germinarán en sus grandes obras

10 Sep 2017
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CREDO ESTÉTICO. James Joyce (1882-1941) aborda el enigma de la percepción de lo bello, en un sentido filosòfico, en las escenas primordiales.

RESCATE

EPIFANÍAS & RETRATO DEL ARTISTA

JAMES JOYCE

(Leviatán  - Buenos Aires)  

En la portada, un Joyce adolescente nos observa, sin los anteojos de las fotos de adultez que dificultan llegar a su mirada. Durante esos años cursaba la secundaria en Belvedere, colegio Jesuita de Dublín. Su apariencia comienza a dar muestras de las carencias de la vida familiar. Ojos intensos, transparentes, y una mirada interior escrutando, seguramente, las posibilidades de expresión.

Así se nos presenta este libro extraño y cautivador que reúne escritos juveniles de James Joyce, no publicados durante su vida, compuestos entre 1900 y 1904, y traducidos por Pablo Ingberg, autor también del substancial prólogo y notas. Se trata de la edición conjunta de Epifanías y del ensayo de corte autobiográfico, Retrato del artista, rechazado en su tiempo por la revista irlandesa Dana. Joyce fue modificando el contenido de ambas obras, adaptando e incorporándolo en escritos posteriores, que sí alcanzaron la consagración.

El primer texto, Epifanías, nos da la impresión de ser un cuadernillo con notas. Joyce lo compuso a mano, en hojas sueltas. Las páginas se mantuvieron como texto independiente entre todo el material manuscrito conservado en la Wickser Collection, en la Universidad de Búfalo, hasta que se publicaron en forma de libro, aunque no en su totalidad, en 1956, y en 1965.

“Epifanía” significa revelación, manifestación, y Joyce adopta el término dentro de su credo estético. La percepción de lo bello, en un sentido filosófico, en estas escenas primordiales, expresadas en segmentos de diálogo o de narración, parece un enigma. Joyce la encuentra en el misterio de la aprehensión intensificada de lo cotidiano y trivial, que deviene en un momento evanescente, casi inexplicable en términos racionales. Instancias seminales disparadoras de la escritura, que, sucesivamente, en distintas versiones, asomarán a lo largo de la creación joyceana. Las notas de Ingberg dan cuenta de esas reapariciones (citadas y traducidas), como así también de su derrotero, y de la complejidad de clasificarlas genéricamente.

En cuanto a Retrato del artista, la literatura debe agradecer el rechazo editorial del que fuera objeto, ya que dio lugar a que Joyce reformulara ideas y género de ese ensayo, y escribiera Stephen héroe y Retrato del artista adolescente. Las referencias y alusiones al ensayo germinal también están consignadas por el traductor.

Para los amantes y estudiosos de la obra del irlandés, esta versión de Epifanías y Retrato del artista es invalorable.

© LA GACETA

María Eugenia Bestani

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