Entre lágrimas de impotencia, bronca y aplausos despidieron a Carmen Tapia

La cocina-comedor de su casa ofició de sala velatoria. Una caravana de amigos, vecinos y familiares acompañó al féretro hasta su última morada.

23 Sep 2017
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Carmen Tapia, víctima de un nuevo femicidio en Salta, fue enterrada ayer. Sus restos fueron velados en el living-comedor de la casa donde vivía con sus dos hijos. Un silencio, que se escuchaba a cuadras, rodeaba a la ceremonia íntima; solo era interrumpido por llantos desconsolados.

Familiares, amigos y vecinos se acercaron hasta el lote 5 de la manzana 382 A de barrio La Unión para darle su último adiós. En sus caras había desconsuelo, lágrimas, impotencia y bronca. Ellos sentían que ese crimen podría haberse evitado.

La Unión es un barrio donde la ausencia del Estado (nacional, provincial y Municipal) es evidente. La ayuda gubernamental cae a cuentagotas. Las calles de ripio y la ausencia de cordón cuneta son un reflejo de ello. Incluso algunos vecinos de la víctima contaron que el intendente Gustavo Sáenz no fue muy bien recibido antes de ayer cuando fue hasta allí para ponerse a disposición y ayudar a los familiares.

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Cerca de las 17 llegaron trabajadores de una empresa funeraria. Ese fue el momento más tenso. Algunas amigas de la joven que falleció en el camping ‘El préstamo’ tuvieron que ser socorridas porque el llanto incesante nos les permitía mantenerse de pie; otros decidieron colocar una flor sobre el cuerpo que estaba cubierto con un velo y tenía una foto de Carmen a la altura del rostro. 

Después de cerrar el cajón, algunos familiares y amigos decidieron transportar el féretro con sus manos. Cuando el cajón salió de la casa, los llantos se mezclaron con aplausos. Desde la modesta casa, donde Carmen vivía con sus pequeños hijos, partió la caravana hasta la avenida Armada Argentina.


El cajón fue subido al coche fúnebre y partió al Cementerio de la Santa Cruz escoltado por una combi y dos colectivos de la Cooperadora Asistencial que trasladaban a familiares y amigos. “Conseguimos lugar en el cementerio por la secretaria de Derechos Humanos y estos vehículos por la Municipalidad”, contó una vecina y remarcó que el Estado debe estar siempre en estos lugares, no solo en casos excepcionales.

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Minutos después de las 18 el cortejo arribó al cementerio municipal. Las casi 100 personas que fueron no podían disimular la angustia y la tristeza.

Sergio Gudiño, pastor del barrio, habló con LA GACETA y describió a Carmen cómo una chica alegre que los días jueves asistía a sus misas.

El próximo jueves en esa misa faltará Carmen porque en Salta, nuevamente, mataron a una mujer.

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