Liliana Herrero: "hay un antes y un después del Cuchi"

En el mes del centenario del nacimiento de Gustavo "Cuchi" Leguizamón, la música reflexiona en esta entrevista sobre el legado de uno de los artistas más importantes de Salta.

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25 Sep 2017

La complejidad de la obra de Gustavo "Cuchi" Leguizamón, su talento para interpretar la tradición y revolucionarla, es el centro alrededor del que Liliana Herrero orbita la música del compositor salteño. Autora, junto con Juan Falú, de uno de los discos homenaje más conocidos dedicados a la dupla Leguizamón-Castilla, Herrero dialogó con LA GACETA sobre la figura del Cuchi y contó por qué considera que su aparición en el mapa musical argentino marcó un antes y un después.


"La obra de Leguizamón produce una extraordinaria revolución en términos del horizonte sonoro en que se mueve, en términos de la melodía, la armonía", resume la autora y agrega que entre las novedades que introdujo aparecen las "dificultades melódicas", muchas de las cuales fueron desapareciendo en el trajinar de las obras por peñas y escenarios populares. "Se han cambiado mucho las melodías que el escribió pero cuando uno mira la partitura se encuentra con novedades extraordinarias en su música".

"Para mi es único. No tuvo ningún problema en conversar con las grandes tradiciones musicales universales ni con otros géneros. Nunca faltó lo que el llamaba el pañuelo, es decir que nunca abandonó a la música folclórica que el nunca abandonó, al contrario".

Sobre las piezas que prefiere de las que firmó el Cuchi, Herrero señala sin dudar la zamba "Me voy quedando". "Esa poesía es extraordinaria y le pertenecía a él. Todas sus duplas con Castilla y muchos otros como Jacobo Regen, Tejeda Gómez, eran una combinación magnífica entre música y poesía, que dieron un resultado muy feliz.

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"Hay un antes y un después en la música después del Cuchi. Cuando hicimos el disco con Falú fuimos a buscar las partituras y revisamos cada tema porque a veces las melodías se simplifican, cosa que a él no le molestaba. Al contrario, celebraba que la gente se sepa sus canciones, pero hay algunos detalles que se perdieron en el tiempo, y por eso los músicos que lo quieren interpretar tienen que estudiar las partituras. Ahí descubrimos un montón de cosas", cuenta.

"Me voy quedando es una zamba filosófica sobre la condición humana no tiene relación ni con el paisaje ni un problema social, es la descripción de él mismo buscando un destino", define.

-¿Qué recuerdos tenés de él?

-Era muy agradable estar con el Cuchi, muy culto y muy informado, podíamos debatir grandes temas, no solo de música. Fui directora de la carrera de filosofía de la universidad nacional de rosario y una vez lo invité a dar una charla. Fue una experiencia fantástica, estaba el salón repleta y el contando sus reflexiones sobre la historia argentina, la cosa que compañía, la relación de los ritmos folclóricos y la naturaleza. él era un pensador y un creador profundo.

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