Teuco Castilla: “el Cuchi y Castilla pudieron revelar más que los panfletos políticos”

En el 17° aniversario de la muerte del músico, el hijo del "Barbudo" Castilla recuerda la dupla que conformaron y la bohemia en la que crearon sus grandes obras. Mirá el especial interactivo.

27 Sep 2017

El 27 de septiembre de 2000, dos días antes de cumplir los 83 años, el Cuchi Leguizamón falleció en Salta, luego de varios años de enfermedad y con un legado ya entonces consagrado en lo más alto de la renovación del folklore. En la semana del centenario de su nacimiento, LA GACETA presenta una serie de homenajes a su vida y su obra, con un especial multimedia que reúne testimonios y tributos a su legado inmortal y entrevistas a quienes estuvieron cerca de su vida.

Entre ellos, el Teuco Castilla, hijo de Manuel J., socio del Cuchi en algunas de sus más grandes obras, como "La pomeña", "Zamba de Balderrama", "Juan del Monte", "Zamba del pañuelo" o "Cantora de Yala", entre muchas otras.

LA PURA ALEGRÍA DE CANTAR

Entre mediados de los '50 y principios de los '70, Gustavo Leguizamón y Manuel Castilla formaron un dupla creadora imbatible. Los unía el cariño, la complicidad y la necesidad de darle voz a los olvidados del pueblo. La música del “Cuchi” y la poesía del “Barbudo” le dieron vuelo a los sonidos del folclore popular.

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Sus juntadas eran una meca creativa donde la estridente carcajada y el espíritu jocoso del Cuchi se unían al profundo sentido del humor de su compañero. “Ellos se divertían siempre, hacían las cosas con seriedad pero sin solemnidad”, recuerda el escritor Teuco Castilla, hijo del inolvidable “Barbudo”.

Teuco creció en esa bohemia. Fue testigo de esas largas trasnochadas y también protagonista porque con el tiempo él también se hizo amigo del Cuchi. Fue uno más en esos encuentros donde, según sus palabras, germinó el ramaje poético del folclore.


“Sus mesas eran muy jubilosas, siempre con gran estilo, porque eran hombres con un espíritu refinado y alegre”, destaca el Teuco. “Como eran creadores en serio tenían conciencia de que a su aporte lo hacían desde la creación más que desde la opinión directa. Ellos hicieron un testimonio conmovido, serio y de nivel sobre la gente más postergada de nuestro pueblo. Nunca cayeron en la canción panfletaria y sin embargo pudieron revelar más que muchos panfletos políticos. Le dieron identidad y presencia a seres olvidados”, destaca.

Teuco, quién recientemente editó tres libros “Ngorongoro”, “Viento Caribe2 y “Anzoología”, describe al Cuchi como un hombre con un genio incontenible y un extremo rigor del trabajo creativo. “Sólo él sabe cuál fue su búsqueda porque ese es un atributo del creador en su soledad pero él siempre se mantuvo prendido a sus raíces pero que siempre estuvo atento a toda la música contemporánea.

Despegó renovando e hizo un florecimiento nuevo de las raíces que le pertenecían desde siempre”, concluye el poeta.

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