Al igual que la devoción por la imagen oriunda de Quillacollo, las danzas típicas de Bolivia también trascendieron las fronteras para instalarse en el acervo cultural de Salta. Imaginarse las celebraciones de Urkupiña sin el acompañamiento de estas tradicionales danzas es casi imposible, porque ellas son las encargadas de animar y darle color a las fiestas y procesiones.

Agrupaciones de morenada, caporales y tinkus son quienes preparan sus trajes durante meses con el objetivo de honrar a la ‘Mamita’ con sus bailes que recuerdan diferentes periodos y facetas de la sociedad boliviana luego de la llegada de la corona española al continente americano.

Especial Virgen de Urkupiña: la intimidad de una devoción que no para de crecer

José Bellota es el referente de la agrupación ‘Mejillones Transporte Pesado’ contó que la morenada nació en Oruro y los bailarines se disfrazan como negros enmascarados con rasgos exagerados. Además sus pasos son lentos y se realizan al son de matracas que representan el sonido que generaban las cadenas de los esclavos africanos que trabajaban en los campos y minas del país vecino.

Toda esta historia se mixtura en la actualidad cuando los miembros de las agrupaciones se ponen sus trajes con el objetivo de bailar para reivindicar sus orígenes, la cultura y honrar a la virgen.

Virgen de Urkupiña: en villa Lavalle se realiza una fiesta que se replica en toda la ciudad

El baile se suma a las fiestas que realizan familias a lo largo del año para honrar a su santa patrona. Estos encuentros también reflejan el sentido de Urkupiña porque las fiestas son fruto de la colaboración que realizan los padrinos con comidas, bebidas, postre, música y demás artículo.

Después de nueve días de oración y reflexión, en Urkupiña todo termina entre bailes, alegría y la satisfacción de haber cumplido un nuevo pacto de fe con la 'Mamita'.

Este es el caso de la familia Ramos, que año tras año festeja en villa Lavalle la festividad de Urkupiña, en la que participan familiares y amigos.