Le diagnosticaron cáncer, vive con dolores y lidia con la burocracia por unos medicamentos

Esta es la historia de un joven salteño que vive una odisea para conseguir unas costosas pastillas que le ayudarían aliviar los malestares que le impiden trabajar y hasta hacer upa a sus bebés.

02 Nov 2017
2

Juan y junto a su señora.

En las redes sociales y a través de whatsapp se compartió rápidamente un pedido urgente de un salteño que, cansado de ver sufrir a su amigo y de la inhumana burocracia que tiene que pasar para conseguir unos medicamentos, hizo pública la historia de un joven papá al que le diagnosticaron un tumor cancerígeno en la vejiga y hoy vive con dolores constantes por una cistitis crónica.

La historia es de Juan Carlos Robles, un bombero voluntario de 29 años y vecino del barrio Limache de Salta, que hace tres meses lidia con formularios y oficinas estatales para obtener una droga que le permitiría aliviar los malestares que le causa la cistitis intersticial crónica, originada luego de detectársele pólipos en la vejiga.

“Hace un año empecé con varios dolores, no me sentía bien; fui al médico y me dijeron que posiblemente era un quiste en el riñón derecho”, comenzó el relato Juan, en diálogo con LA GACETA. Pero no resultó ser un quiste. A este joven bombero le encontraron un tumor benigno en el riñón y pólipos cancerígenos en la vejiga.

Por esto le hicieron dos cirugías, pero luego empezó a padecer una cistitis crónica que lo imposibilita llevar su vida con normalidad: dejó de hacer muebles, actividad con la que sostenía a su familia; paralizó su tarea como bombero, y no puede hacerle upa como desearía a sus hijos, una beba de dos semanas y un niño de dos años.

Es que esta afección le genera dolores constantes y no puede hacer fuerza. “La cistitis es lo que me está matando, no puedo caminar, no puedo trabajar, no puedo hacer nada. Voy cada cinco minutos al baño, no me siento bien, no como tampoco”, contó.


“Me operaron dos veces, para hacerme un raspaje; me sacaron los pólipos, pero el tumor aparentemente sigue creciendo”, agregó y explicó que los medicamentos que necesita con urgencia son para esta tratar esta afección. “La cistitis es lo que me está afectando, es lo que no me deja vivir”.

Juan no tiene obra social y desde el hospital le recomendaron realizar un tratamiento con pentosan polisulfato. “Son entre seis meses y un año de tratamiento, tendría que tomar cada ocho horas las pastillas que salen $ 5400 para un mes. O sea que todos los meses necesito esa plata para hacer el tratamiento, pero no la tengo, y por ahora no puedo trabajar”, comentó. Por eso inició trámites para que a través del Estado provincial pueda acceder a estos medicamentos.

“En el hospital fueron muy buenos, ellos me hicieron papeles para presentar en el ministerio de la provincia pero acá me dijeron que no me los podían dar porque no figuraba en el vademécum. Entonces podía ser a través del ministerio de Nación, ahí tenía que llevar primero unos papeles y después más papeles; y luego más papeles. Pero no me puedo movilizar mucho. Ahora me dicen que me falta llevar un solo papel a presentar; presentando esto en unos meses me llegarían los medicamentos desde Buenos Aires. Tarda en llegar”, contó.

Pero Juan no puede seguir esperando. Así lo vieron sus amigos y por eso iniciaron una campaña en las redes sociales. De esta manera, consiguieron, entre conocidos y desconocidos, un dinero para comprar las pastillas para un mes. Según estimaciones de Juan, en estos días le llegarían los medicamentos.

La espera que desespera 

“La verdad que yo al principio no quería que se haga público. Quería esperar a que el Gobierno me ayude porque así como yo ayude a muchas personas siendo bombero sin pedir nada a cambio, yo pensé que iba a ser distinto. Después mi amigo empezó a ver que empeoraba y empeoraba, y no podía hacer nada; ahí empezó a juntar ayuda a través de las redes”, relató el joven.

Hoy Juan se ve esperanzado, luego de pasar días y meses de bajones tras recibir el diagnóstico y seguir sufriendo los dolores. “Se me vino el mundo abajo –recordó lo que sintió cuanto conoció lo que padecía- porque tenía un sueño; yo soy bombero voluntario y mi sueño era entrar a la policía para ser bombero de la provincia y, al afectarme todo esto, no me pude presentar ni siquiera a rendir, y ya me había preinscripto. Yo le quería dar un futuro a mi familia y me siento mal porque no puedo hacer nada”.

Desde que no puede trabajar, su familia se sostiene gracias a la ayuda de su madre y sus amigos. Y ante la burocracia para conseguir los medicamentos, el joven salteño manifestó: “yo no quiero echarle la culpa a nadie, pero me sentí solo”.

Afortunadamente, no está solo. Juan tiene grandes amigos.


En Esta Nota

Salta
Comentarios