Tres crímenes recientes ponen en duda la seguridad en el penal de Villa Las Rosas

El femicidio de Andrea Neri y la muerte de dos reclusos por enfrentamientos marcaron un fatídico año en la Unidad Carcelaria N°1 de Salta.

14 Nov 2017
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FOTO LA GACETA

Un femicidio y dos enfrentamientos entre reclusos seguidos de muerte ponen en duda la seguridad en el penal de Villa Las Rosas de Salta. 

La alarma se encendió el 5 de enero cuando Andrea Neri fue asesinada a puñaladas por Gabriel “Chirete” Herrera, durante una visita íntima. Aquel día la joven mamá ingresó a la Unidad con su bebé de meses en brazos. Según consta en la investigación judicial hubo serias falencias en la seguridad.

Herrera se movió con comodidad. Después de discutir con su pareja la llevó por la fuerza hacia un alejado baño luego de recorrer el patio. Se sospecha que allí habría querido ultimarla, pero en ese momento otro recluso estaba en el baño y se percató de lo que pasaba. Al salir, el hombre le advirtió esta situación a un guardia cárcel, pero nada se hizo por la seguridad de la víctima. “Chirete” debió reinventar su plan y decidió regresar junto a Neri hacia la celda donde cumplía condena. Allí la ultimó de varias puñaladas en el cuello, delante del bebé. Tomó al niño, salió de celda y le dijo a los guardias: “la maté”.

El femicidio derivó en la requisitoria para llevar a juicio a guardia cárceles y altos jefes del sistema de seguridad.

LA GACETA interrogó a la máxima autoridad del Servicio Penitenciario, Juan Alberto Daza, quien dijo que el objetivo era mejorar la guardia y la custodia de las personas que están privadas de su libertad, respetando sus derechos y los de sus familias.

Se incorporaron más cámaras de seguridad y scanners, se prohibió el ingreso de niños, las visitas íntimas y se acondicionaron espacios para evitar nuevos ataques. En caso de ocurrir, se buscó que espacios amplios para evitar consecuencias en otros sectores y actuar con rapidez. A pesar de las medidas de seguridad, los hechos sangrientos continuaron.

El 16 de agosto, Jorge Ezequiel Tello, de 31 años, fue asesinado por un compañero del Pabellón “C”. El violento episodio ocurrió durante el horario de la cena. Jesús Francisco Guantay fue imputado por el hecho, pero aseguró que el ataque se dio cuando se defendía de un intento de robo. Dijo que sorprendió a la víctima dentro de su celda intentando llevarse algunas pertenencias. Forcejearon y la víctima sacó un arma blanca entre sus prendas, pero Guantay logró sacársela y doblegar el ataque con una certera herida en el corazón.


Tello cumplía una condena de 15 años de prisión por un homicidio, robo y hurto y llevaba cumplidos 13 de ellos. En tanto, el acusado estaba a días de salir por un caso de drogas. Este episodio guarda relaciones con el vivido ayer. Dos presos que se enfrentan “mano a mano” –como se dice en la jerga “tumbera”- y uno de ellos sacó un arma blanca con la que ultimó a su víctima.

El incidente se dio esta vez en el Pabellón “A” cuando Carlos Alejandro Ramón Torres hirió en el pecho a Daniel Eduardo Puca, un preso que recuperaría su libertad en enero de 2018 luego de cumplir una condena por un hurto. Por su parte, el victimario cumple una condena perpetua por un homicidio.

Las autoridades del Penal deberán dar explicaciones de por qué un interno tenía un arma blanca en su poder.


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