A un mes de las inundaciones en el norte, 130 familias no pueden volver a sus comunidades

Son habitantes de La Curvita, la más afectada por la crecida del Pilcomayo. Hay hasta 90 centímetros de barro acumulado y no se puede ingresar con vehículos.

01 Mar 2018
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Foto de Brian Salazar

A un mes de las inundaciones en el norte provincial por la crecida del río Pilcomayo, alrededor de 130 familias todavía no pueden volver a sus casas. Son habitantes de La Curvita, la comunidad nativa más afectada, están viviendo en un campamento cerca de la ruta. Con palos, plásticos y chapas improvisaron unas carpas donde desde hace semanas viven familias enteras.

La ministra de Asuntos Indígenas y Desarrollo Social, Edith Cruz, le explicó a LA GACETA que la única manera de ingresar a La Curvita es caminando y que todavía las máquinas excavadoras no pueden trabajar en el lugar. “El nivel de barro alcanza los 90 centímetros y está húmedo, lo que complica más las cosas. Además sigue lloviznando y no podemos entrar con vehículos”, explicó la funcionaria.

Hace un mes el norte provincial entró en estado de emergencia hídrica, vial, social y sanitaria. Las fuertes lluvias en Bolivia provocaron la crecida del Pilcomayo y el agua avanzó sobre las comunidades aledañas a Santa Victoria Este.

Cientos de personas tuvieron que ser evacuadas, algunas porque el agua entró a sus casas, otras por precaución. Por unos días, Santa Victoria Este quedó despoblada pero, gracias a los anillos de contención que la rodean, no llegó a inundarse. Además de La Curvita, una de las comunidades más afectadas fue Monte Carmelo que, según detalló Cruz, está recuperando su normalidad. “Se está trabajando para restaurar los servicios y las máquinas siguen sacando el barro”, agregó la Ministra.


Por ahora, el futuro de La Curvita es incierto. La idea es que sus habitantes puedan volver porque además de sus viviendas allí tienen escuela y un centro de salud. “Ellos se desplazaron a un terrenos que les pertenece y el campamento que armaron es provisorio. Lo que queremos es poder ingresar a Curvita y comenzar a limpiar porque hay animales muertos. Todavía no podemos decir que los vamos a reubicar en otro lugar porque nuestra prioridad ahora es recuperar la comunidad”, detalló la funcionaria.

Respecto a la situación sanitaria, el subgerente del hospital público de Santa Victoria Este, Pablo Casabella, explicó a LA GACETA que, además del equipo médico, 25 enfermeros y 25 agentes sanitarios están recorriendo las comunidades. “Ahora se está realizando una campaña de vacunación en especial contra la hepatitis y estamos abocados a garantizar que la gente este hidratada”, explicó. También contó que hasta ahora no hay faltantes de medicamentos gracias a las donaciones de insumos que recibió el hospital.

Por otro lado, la situación en Santa Victoria Este despertó una gran cantidad de gestos solidarios. El lunes, por ejemplo, llegaron diez camiones con donaciones de la Red Solidaria. “Los insumos están en los galpones de Gendarmería y desde allí se los reparten a criollos y aborígenes”, contó el periodista Brian Salazar


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